Desde que llegamos a la feria, no había pasado por mi cabeza siquiera lo que haríamos después de estar allí. Digo, mi mente se había preparado sólo hasta ése momento y al disfrutarlo tanto, seguramente esperaba que nos quedáramos un poco más. Pero no fue realmente necesario elucubrar más al respecto, ya que Gina me sugirió que fuéramos al cine, cosa a la que me opuse de inmediato porque me parecía que era más como una cita romántica y ya tenía suficiente con haber venido con ella a la feria, luciendo como una auténtica pareja. Quizás es una tontería, pero me resisto aún a darle una forma a lo que tenemos, prefiero decirle “esto” y ya, aunque seguramente Gina piensa diferente y eso a veces me irrita. —Vamos, sólo será ver una película, Pete –insiste ella, mirándome suplicante con esos
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