Un amor en millones, Tandy.

NARRA TANDRED: Me levanto y trato de despegar mis ojos, voy casi a siegas al baño tanteando todo a mi alrededor. Me choco con la puerta cerrada y mis ojos se abren para tantear la manija. Entro y voy derecho a la ducha, el agua helada es el mejor despertador. Abro el grifo y me sumerjo bajo el chorro de agua fría. Ahogo un clamor al sentir su contacto gélido con mi piel todavía tibia de la noche anterior.  Me gusta escribir y como cada noche en la soledad de mi habitación, se aparecen muchos escenarios para des playar en mis escrituras. Por lo general termino desvelándome o durmiendo apenas un par de horas, como es el caso en este momento. Mi primera clase es temprano, a las ocho de la mañana. Estudio Literatura, ya que me gusta escribir y para agregarle algo de energía a la materia también estoy cursando Cinematografía y Letras. Por la mañana la primera y por la tarde noche la segunda.  Mi vida social no es muy amplia, me cuesta socializar, soy un poco tímido. Asique estudiar todo el día no me molesta. De vez en cuando asisto algún que otro evento, más que nada porque mi amiga Carla me obliga. Nos criamos juntos, su familia trabaja para mis padres. En resumen, estudio, escribo y duermo, nada complicado.   Lo único inusual en mi es que me gustan los tatuajes, y cuando siento que me frustro o me gana la ansiedad corro hasta el local de mi tatuador para que marque mi piel. La sensación de la aguja raspando mi piel, el ardor y el zumbido de la maquina me relaja. No soy masoquista, pero todos tenemos algún que otro gusto raro y este es el mío.  Salgo del agua ya un poco más despierto y me coloco un bóxer. Camino por la habitación buscando mi ropa. No soy desordenado, pero a veces creo que mi ropa cobre vida, cuando la busco no la encuentro. Tomo un pantalón de mezclilla n***o junto con una remera de mangas cortas, el clima todavía es liviano para andar con poca ropa. Busco mis converse y encuentro una debajo de la cama, y la otra luego de hacer un repaso por toda la habitación, sobre el escritorio donde se está mi laptop. No recuerdo como llego allí.  Termino de vestirme y tomando mi chaqueta junto con mis libros salgo rumbo a clases.   En el camino me topo con Carla que viene con dos cafés, la pobre parece mi secretaria. Si no fuera por ella no comería ni desayunaría nunca.  —Gracias —digo tomando el café que me ofrece.  —De nada, estoy practicando para cuando tenga un hijo —responde ella sarcástica—. Búscate una novia urgente, ¿sí?  —Se mi novia, y todo solucionado —murmuro siguiendo su jerga.  — Hay no, que asco, sería como incesto.  — Llevas razón —sonreímos y entramos al edificio.  Carla estudia Relaciones Publicas, sus clases son por la derecha del pasillo y las mías por la izquierda. Nos despedimos y cuando doblo tomando camino para mi primera clase veo de lejos a la chica que me tiene embobado. Tiene el pelo rojo, con rizos rebeldes. Su piel es tan clara que se le notan las venas. Siempre está rodeada de gente, supongo que es por el cuerpo que tiene. Generoso muy generoso. Cuando escribo muchas veces me encuentro fantaseando como seria mi primer encuentro con ella, como seria llevarla a mi cama y sácale la ropa, pero sé que eso no pasara. Tendría que tomar la iniciativa, cosa que soy bueno cuando tengo que imaginármelo, pero llevarlo a cabo es otro tema. Desvió la mirada y continuo mi camino algo incomodo, mi pene reacciona cuando la veo y cuando la pienso, es peor.  Luego de mis clases vuelvo a mi departamento en busca de mi laptop. Vivo solo en el campus, es más practico ya que paso muchas horas escribiendo o estudiando. Una vez que tomo la maquina salgo nuevamente y llego a la cafetería. Allí trabaja medio tiempo Carla, a pesar de que mi familia no repara en gastos con ambos, ella dice que trabajando es más fácil llevar a la práctica su profesión. Entro y saludo con la mano a mi amiga y me dirijo a la mesa más alejada y casi escondida del lugar.   —Otra vez escondido, ratón —me dice Carla mientras deja un plato con comida, ¿ya dije que parece mi madre?  —Gracias. —respondo, obviando su comentario sarcástico mientras tomo una papa del plato para llevarla a mi boca.  —¿Qué tal tus clases? —indaga como siempre.  —Bien, algo aburridas.  —Las mías estuvieron genial —comenta y mira hacia la puerta que acaba de entrar un grupo de estudiantes—. Bueno te dejo, llego la caballería.  —Si, a ver si me dejas comer.  Mientras mastico el contenido calórico de mi plato, abro mi PC y busco el archivo de la novela que estoy escribiendo. Entro y me pierdo en mi mundo de fantasía, donde mis personajes son todo lo contrario a mí. Ellos son menos tímidos y más lanzados. Una hora después de estar escribiendo despego los ojos de mi laptop y barro el local con la mirada, veo a Carla con una seña le pido un café. Me trae el café y le agradezco.  —Tienes libre la tarde?  —Sí, aprovechare para escribir —digo—. Tú, mantén mi taza llena.  —¡Si, patrón! —contesta haciendo una señal con las manos.  Se aleja, y mientras le doy un sorbo a mi café veo que entra la llamarada que me tiene perdido. Su sonrisa me cautiva. Puedo distinguir que tiene ojos claros, pero no su tonalidad. Mi amiga se para detrás de ella y me hace señas mientras levanta y bajas sus cejas como si no la estuviera viendo. Cada vez que la veo, parece que ilumina el lugar donde sea que se presenta. Siempre va con su amiga de acá para allá. Se sientan en una de las mesas y queda de espalda a mí, su cabello abundante parece de algodón, me dan ganas de hundirme en el para aspirar su aroma. Correrlo un poco y besar su cuello. Su amiga se percata de mí y desvió la mirada a la pantalla, tenerla cerca me renueva las energías. Me sumerjo en la escritura nuevamente.  —Cómo te inspira tu musa —opina Carla mientras llena mi taza nuevamente.  —Esta área necesita un cartel se silenció —murmuro sin dejar de escribir.  —O mejor uno que diga acá se encuentra el culo de un idiota —se aleja antes de que le responda.  Miro una vez más hacia la mesa de la hermosa chica que no quiero saber su nombre, Carla opina que es muy tonto de mi parte, pero si llego a saberlo será mi perdición. Continuo en lo mío, otra vez perdido hasta que siento la presencia de alguien en mi espalda. El reflejo de su hermoso rostro se muestra en mi laptop, sigo escribiendo como si nada, con los latidos de mi corazón a full. Al cabo de unos segundos pasa por mi lado y vuelve a su mesa, casi me desmallo de lo nervioso que me puse.  Respiro hasta calmarme sin apartar la mirada de la pantalla, ya calmado continúo escribiendo. Ya tarde y cansado me estiro en el lugar y veo el local vacío y el sol ya poniéndose en el horizonte. Cierro la maquina y me dirijo a pagar mi consumición, Carla ya termino su turno hace más de dos horas y la chica que esta ahora me sonríe y se sonroja cuando le pago todo. Salgo y vuelvo a mi departamento dejo mi laptop sobre la mesa y tironeando de mi ropa para sacarla, caigo rendido en mi cama.  Mis días son un repetir constante, presentarme a clases, encerrarme en la cafetería por horas, escribir y por su puesto ver de lejos como la chica de mis sueños se pasea sin saber que existo. ¿o sí?     NARRA DRINA:  Estoy esperando a mi amiga para juntas ir a clases. Muchos de los chicos del campus se me acercan para conversar. en eso veo pasar ese chico que me tiene intrigada va con la chica de la cafetería, supongo que es su novia. Llega mi amiga, Valeria, a ella la conocí en mi último año de preparatoria. Enseguida congeniamos y es una gran casualidad que los idiomas sea lo que tenemos en común.  Ella es muy ocurrente y divertida. El alma de la fiesta, siempre nos invitan a todo tipo de fiestas, no siempre voy, pero asisto para ver si me encuentro con el chico misterioso. Además, me siento acosada en esos eventos, los chicos no se cansan de querer llamar mi atención. Según Valeria se debe a que tengo tanto culo como tetas y eso los desquicia un poco. Como quisiera que el desquiciado sea ese chico que siempre anda perdido en su laptop.  Luego de clases, que se alargaron un poco más de una hora, salimos derecho a la cafetería, estamos blancas del hambre con Valeria. Entramos al lugar, está lleno de estudiantes comiendo y conversando. Nos sentamos y vemos que nos ronda la mesera, la chica que debe ser la novia del chico misterioso. Le damos nuestro pedido y se alejó sonriendo, ¿qué bicho le pico a esta? —me pregunto—  —Tu chico misterioso te estaba mirando —murmulla mi amiga.  —¿A si? ¿y donde esta? —recorro la cafetería, pero no lo veo.  —En la mesa del fondo, pero no voltees que te vera —me indica.  La intriga me está matando y haciéndome la tonta saco mi celular, pongo la cámara para selfi y trato de buscarlo. Lo encuentro, está sentado al fondo cerca de los baños, hundido en su laptop.   —Huy pero que mono, siempre haciendo no sé qué en su laptop.  —¿Porque no le preguntamos a su amiga?  —Que va a ser la amiga, si siempre la veo en las fiestas con algún chico mono.  —Tendrán una relación abierta —razono.  —Abiertas las piernas, querida —dice, causándome gracia—. Si parecen hermanos ese par.  En eso se acerca la chica y nos pregunta si queremos algo más, yo niego y mi amiga sonríe picara. Creo que se convertirá en una escena de crimen esta cafetería.  —Sí, solo una cosita más —la escucho decir—. ¿El chico del fondo es tu novio?  Se voltea y mira a la única persona que está en el fondo y se ríe, no entiendo nada.  —Tandred? —hay mi Dios, Tandred, ya se su nombre—. No, es como mi hermano.  —Ya me parecía —piensa mi amiga—. ¿Y lo conoces mucho?  —Puf, crecimos juntos —responde asistiendo.  —Ha que es un misterio, ¿no? —mete otro bocado mirándome, me sonrojo y miro mis manos.  —Bueno tampoco tanto, más bien se cae de introvertido.  —Qué raro, con lo apuesto que es —la escucho decir y me dan ganas de sacarle los ojos, la miro y me está sonriendo la muy yegua.  —Pero no se percata de eso.  La chica se va y yo aprovecho para ir al baño, cada vez me siento más intrigada, ¿Qué tanto hace en su laptop? Mi amiga al ver que me levanto me interroga con su mirada.  —Voy al baño.  —Serás descarada —se ríe—. ¿Lo llevaras contigo ahora que sabes que no tiene novia?  —¿Cómo crees? Yo no soy de esas —me hago la ofendida.  —Pero bien que te gustaría —me guiña un ojo.  Niego y salgo rumbo al pasillo, siento mi pulso volverse loco. Paso por su lado y no vuela una mosca. Al salir me freno de espaldas a él y trato de ver que hace, me acerco con miedo de que me descubra, pero ni se mueve. ¿Estará vivo? Lo veo teclear así que puedo respirar tranquila. Me estiro un poco más y en este momento me gustaría medir unos centímetros más para no tener que estirarme tanto. Al parecer escribe, ¿será algún trabajo de la universidad? Miro mejor y veo señales de diálogos. ¿Es novelista? Valla tendré que investigar un poco más a mi chico misterioso.  Vuelvo a la mesa y mi amiga me está mirando de una forma que parece que en cualquier momento se le saldrán las orbitas de lugar.  —Pestañea, que se te saldrán los ojos —le digo, por la expresión que tiene.  —Casi me caigo cuando te inclinaste sobre el —dice—. Pero ni cuenta se dio.  —¿Viste? Estaba como sumergido —coincido con ella—. Al parecer es escritor, lo poco que pude ver me dio esa pauta.  —MMM... esto nos lleva a un nuevo nivel de acoso —dice con un dedo golpeando su labio inferior—. ¡Debemos investigarlo! —sugiere.  —Eso pensé yo.  Salimos de la cafetería, vamos derecho a nuestra habitación. Mañana tenemos examen, nos toca estudiar. Una semana más tarde confirmamos que escribe novelas románticas, poemas y un montón de cosas referidas a la literatura. Comenzó de pequeño, es un genio y encima esta para darle con todo. Como buena acosadora compre algunas de sus novelas y la verdad son muy buenas, la mayoría refleja todo lo que él no es.  Pasan los días, las semanas y los meses. Siempre igual. Estudiar, mirarlo de lejos y cada vez me parece más inalcanzable. Trato de mirar para otro lado, hay un chico que es muy atento conmigo y no sé qué hacer, mi amiga me alienta a que le dé una oportunidad, pero yo estoy en pausa, esperando a que aquel chico misterioso se presente alguna vez y me diga un solo "hola".