Pang continuó con sus actividades normales al día siguiente e incluso durante semanas. Estaba convencida de que su embarazo no alteraría su vida ni la de su familia. Preocupaba a algunas personas por su determinación de seguir trabajando en el campo.
Entonces, un día, en su séptima semana, estaba tan gravemente enferma que ni siquiera tuvo tiempo de levantarse de la cama. Estaba muy enojada con lo que describió como su ‘cuerpo débil’.
“¿Recuerdas lo que dijo la tía Da el otro día, Maar? Ella dijo que cuanto más violentas eran las náuseas matutinas, mayores eran las posibilidades de que el bebé fuera una niña. Siempre he pensado en nuestra Lek como una niña, y ahora estoy segura”, dijo desnudando su cama. “¿Qué piensas de mis pechos también?”
“Creo que son encantadores. Siempre lo he hec
