Prólogo IVY Hace siete años. Aún a través de la bolsa de dormir, la base de la camioneta vieja y oxidada de Cooper se sentía dura en mi espalda, pero no me importó. No cuando finalmente había conseguido lo que había querido. A quien había querido— multiplicado por dos. Rory estaba encima de mí, su magro pero sólido peso afirmándose entre mis muslos para que pudiera sentir el contorno de su dura y gruesa v***a. Mi falda estaba levantada, mostrando mis pantis mojadas y presionando sus jeans. Mi cabeza estaba recostada sobre el brazo de Cooper y su aliento rozó mi mejilla mientras que su mano libre se deslizaba en mi blusa de algodón desabotonada. Sus dedos encontraron hábilmente mi pezón enrollado en mi sostén de encaje. Debí haber gemido, porque Rory se detuvo encima de mí, sus caderas