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CATHERINE
Un momento después, iba en modo comando caminando hacia el ayuntamiento de Bridgewater. También me encontraba bastante más relajada de lo que había estado en la mañana, debido a que ellos se habían asegurado de darme dos orgasmos antes de dejarme salir. Jack no paraba de meterle mano a mi v****a hasta que me corrí justo en el pasillo. Después de eso, me ordenó que me quitara los vaqueros para que, de tal manera, perdiera mis bragas. Sam, no muy contento por dejar que su primo me diera un orgasmo sin su participación, se agachó, hundió su cara en mis muslos y empezó a lamer mi clítoris con su lengua, haciendo que me corriera rápida y furiosamente mientras me recostaba en la barra de la cocina.
Mucho como para no usar el sexo como un arma. Una alucinante y muy placentera arma
