Capítulo XX XXEsperaba no volver a verlo pronto, y parecía que no había ocasión de tener que hacerlo, ya que sus contactos podían establecerse por medio de cheques. El entendimiento con Verena, naturalmente, había sido total; la joven había prometido permanecer con su amiga todo el tiempo que esta quisiera. Al principio había dicho que no podía abandonar a su madre, pero al final había llegado a pensar que no se trataba de un abandono. Era tan libre como el aire de ir y venir; podía pasar horas y días enteros con su madre cada vez que la señora Tarrant lo deseara; lo único que Olive le pedía era que, durante ese tiempo, considerara como su casa la casa de Charles Street. No hubo ninguna necesidad de discutir sobre este punto, por la sencilla razón de que en el momento en que la cuestión s