Capitulo 6

1005 Words
—Veo que ya has terminado, esperó que no sigas haciendo tanto alboroto —dijo Gabriel. —Ya lo veremos, aún tengo muchas balas y tengo otro árbol. —No me hagas recurrir a confiscar las balas, mira que los vecinos se sienten amenazados. Carlos guardo toda sus armas y simplemente se marchó del sitio, dirigiéndose al campo de tiro, al llegar solicito armas de alto calibre y siguió disparando hasta agotarse. —Nunca te he visto así Silvio ¿Que te sucede? —pregunto Bernardo, el encargado del campo. —Acabo de perder a la mujer que amo y siento un gran dolor dentro de mí, así que he tratado de sacar ese dolor con las balas, porque luego buscaré a su asesino y haré justicia. —Hermano, no sabía que te habías enamorado, pero la venganza no es buena, pero como se que no me escucharás ven, te voy a enseñar una de mis últimas adquisiciones, se que contigo no tendré no tanto problemas. Bernardo fue hasta su almacén y saco un arma modificada, capaz de traspasar fácilmente el blanco. —Solo tengo 3 balas, así que son tuyas. Carlos salió nuevamente y en vez de apuntar a los blancos habituales, le apunto a una roca y con dos disparos logro quebrarla, después de eso se fué, regresando a su investigación para encontrar al responsable del asesinato de Marisol. —Hasta que has decidido aparecer —le dijo el sheriff a Carlos. —Quiero saber todo lo que tengan del asesinato de Marisol Díaz. —Te tengo una mala noticia para ti, el caso fue asociado con el asesino del cereal, los forenses encontraron la huella que lo identifica y al parecer tu jefe ha pedido que no estás autorizado a investigar la muerte de ella, entonces simplemente estás fuera de todo, no tengo porque darte recursos o información. Carlos quería agarrar a golpes al alguacil, pero eso no ayudaría en nada. —Yo de usted tengo mucho cuidado, porque si el asesino del cereal se ha tomado la molestia de romper sus hábitos, es porque debe estar desesperado en que cancelemos la investigación. —No lo creo, más bien lo puedo ver como una señal, pero en fin ya es algo que a ti no deba de preocuparte, además has tenido suerte que no ha sido a ti. Carlos llamo a Raúl. — ¿Porque me has sacado de mi investigación? —No fue fácil Carlos, pero si la muerte de Marisol está asociada al asesino del cereal no puedo autorizar que continúes. —No fue el asesino del cereal, no es su modo operandi, nunca ataca a las víctimas en pleno público, siempre las desaparece y tampoco una muerte así. —Solo son especulaciones, necesito evidencia para que puedas retomar en el casó, te recomiendo que vayas a leer un poco, es más leé un poco sobre la paz interior. Carlos entendió a lo que hacía referencia Raúl, la línea estaba intervenida y no podía dar una autorización directa, así que Carlos se dirigió a la biblioteca y busco la sección de paz interior, hasta que encontró un libró con una USB. «No solo a ti te tienen vigilado, no me vuelvas a llamar al menos que sea necesario» decía una nota. Al salir de la biblioteca se encontró a una patrulla. —Detective Carlos ¿Usted en la biblioteca? —No sabía que eso es prohibido aquí. —No, solo que pensamos estaría lejos al no estar en el caso del asesino del cereal. —No me digan que me estarán siguiendo. —Al final usted ya no es autoridad aquí, así que no debo darle explicaciones, cuidado en la próxima sea usted la víctima. Los oficiales regresaron a la patrulla, al igual que Carlos, pero al pasar por un pequeño charco, observó un pequeño destello de luz roja debajo de su vehículo, se bajó lo más rápido posible y cuando estuvo a 6 metros, el auto estalló, la patrulla que estaba cerca fue hasta donde él estaba. —Se ha salvado por poco detective ¿Cómo supo que había explosivo? —No soy tan fácil de matar. Carlos llamo nuevamente a Raúl. —Alguien me quiere muerto, han puesto un explosivo en mi auto y por poco me he salvado. —Mándame la dirección, voy para allá. Carlos le envío su ubicación a Raúl, en cambio los oficiales llamaron a los bomberos. —Debe de ir al hospital, tiene quemaduras en su brazo, luego tiene que ir a la jefatura y dar su testimonio. —Ya quisieran ustedes. —De ni hacerlo sería obstrucción a la justicia y tendremos que llevarlo obligado, creo que usted no querrá eso. —Atrévete a tocarme y te irá mal. Carlos no se movía de la escena hasta que llegó Raúl. — ¿Cómo estás? —Por poco estoy bien, solo unas quemaduras. —Debes de ir al hospital, no puedes dejarte pasar eso. —Nosotros le hemos dicho lo mismo, además de dar su declaración —dijo el oficial. —Usted absténgase a realizar comentarios innecesario, yo mismo llevaré al oficial hasta el hospital, pero el no va a dar su declaración en la jefatura, en todo caso ustedes no deberían de estar en este sitio con sus uniformes, todos están bajo investigación, así que si no quieren una amonestación, lo mejor es que se vayan de aquí, antes que vengan los oficiales autorizados. Los oficiales simplemente se retiraron de la escena, Raúl llevó a Carlos a otro sitio, pasaron comprando medicinas. —Dime que es lo que sospechas. —Aun no tengo evidencia, pero el asesino del cereal es una organización y al parecer el oficial recién muerto quiso salirse de ella. — ¿Tienes la USB? —Si. —En ella está toda la información que hemos podido recopilar, pero debes de ser cuidadoso al ocupar esa información, te recomiendo que ocupes tu placa federal para hacer los interrogatorios y que no te atrapen. —No te preocupes por eso.
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