—Señor, siento que estamos siendo muy descuidado, el detective Carlos debería estar muerto —dijo una persona a su jefe. —No, aún no puede morir, tarde o temprano le llegará la hora, primero le voy a quitar todo lo que tiene. —Creo que ya sospecha de nuestra presencia —dijo otro sujeto. —No importa, nosotros somos omnipresente así que de nada le sirve esconderse o cambiar de número —dijo el jefe. En la jefatura asuntos internos se retiraba por órdenes de superiores. —No es posible que simplemente nos quieran quitar del caso y ya —le reclamaba Raúl a su jefe. —Desde que estamos investigando a toda la jefatura han habido dos asesinatos, no quiero más desastres. —Pero aquí hay varios oficiales corruptos ¿Dejará la muerte de Marisol Díaz impune? —Deja de desobedecer mis órdenes Raúl, la