—Señor Daniel, que gusto verlo por éstos lados —dijo Jhon que había salido de su despacho. —Aunque no quiero, pero no tengo otra opción, necesito trabajar con ustedes, mi familia puede estar en riesgo y no sé si podré yo solo. —Esta casa es una fortaleza señor Daniel, no debe porque preocuparse. — ¿Pero es seguro la otra entrada? Según me dijo uno de los oficiales, Chávez se empecinó de que encontraría alguna entrada secreta. —Por eso usted no se preocupe, si gusta llamo a los demás y podemos hablar todos, así su amigo no tiene que andarse escondiendo para escuchar conversaciones ajenas. Gabriel se quedó asustado, según él nadie lo había visto. —Esta es mi casa y me doy cuenta de todo lo que sucede, lo he visto varias veces espiando por puertas de los demás, pero no te preocupes. —Q