Recuerdos del pasado

1376 Words
—Vivian —contestó al reconocerme. Se hizo un silencio y luego dijo que me llevaría a casa, que no era el momento adecuado para hablar, puesto que faltaban solo dos minutos para que tuviéramos nuestra siguiente clase. Las otras clases se me hicieron demasiado aburridas, cuando llegó el momento de salir, fue un alivio total, Josh se acercó a mí y se ofreció a llevar mi mochila. Caminamos por los pasillos de la facultad hasta llegar a la entrada, Joaquín nos dijo que se llevaría a Isadora a su casa y bueno, tomamos rumbo distintos con Josh. Él iba un tanto callado, hasta que por fin rompió el silencio. —¿Volviste con Edgar, verdad? —inquirió con una voz algo seca y como recriminando. —Sí —respondí automáticamente—. Regresó ayer, su abuela murió y vino a vivir con su papá. Silencio total, Josh se quedó callado. —Respecto a lo que pasó el sábado —hice una pausa—, no fue nada, Josh, creo que nadie lo recuerda, podemos hacer como si nada pasó y seguir siendo los mismos de siempre. Él rehuyó de mi mirada y me dijo que eso era lo que me quería decir, aunque noté un poco de acidez en su voz. Un teléfono celular empezó a sonar, revisé y no era el mío, hasta que Josh habló. —Sí, bien ya voy —dijo con un poco de felicidad. Se volteó a mirarme y me dijo que lo acompañara a su casa, era algo importante para él. Le dije que estaba bien y nos dirigimos a su casa, él vivía con su tío, un hombre de unos 35 años de edad, cabello corto y ojos negros, tenía una gran cicatriz en el lado derecho de sus rostro, Oscar era su nombre. Además de Josh, en esa casa había otro muchacho con ojos bonitos, como yo le decía a Josh, tenía unos 21 años y se llamaba Albert, era primo de Josh. Ingresamos, y nos dirigimos a la habitación que según recuerdo, cada vez que Josh entraba, salía llorando. Era la primera vez que yo entraba en ese lugar, no tenía ni la menor idea de por qué Josh de repente había tenido la idea de hacerme entrar ahí. En el pasado siempre le había preguntado sobre lo que había en esa habitación, y él siempre respondía que no quería hablar de ello. Lo primero que me fije al ingresar es que el cuarto era espacioso y todo pintado de blanco, había un olor a sueros y medicina, tal como los que aspiras en los hospitales, al fondo de la habitación vi a un chico de más o menos la edad de Albert. Nunca antes había estado en esa habitación, así que no sabía que justo en ella había una persona que por lo visto, estaba en un estado de sueño profundo o como comúnmente mucha gente le dice, "coma". Aquel joven pelinegro tenía el rostro idéntico al de Josh, si no fuera por esas líneas que se le dibujaban en los pómulos, diría que estaba viendo a Josh un poco mayor. —Es mi hermano mayor —dijo—. Vivian, sé que nunca te he hablado de él, pero hace 4 años que está así, en estado de coma. —¿Por qué no lo tienen en un hospital? —respondí, Josh se tomó casi un minuto para decirme. —El doctor cree que aquí también estará bien, hay una enfermera que se encarga de él. Silencio. —¿Cómo se llama? —solté sin pensar que hablar de él, a Josh le causaba dolor. —Amilcar —respondió, mirándolo con un poco de ternura y con voz pausada y suave. … Josh Hablarle sobre Amilcar a Vivian y que ella lo conociera, fue un poco tortuoso. Mi bro, como le decía, era la persona más importante en mi vida. Aún recuerdo las tardes en las que ambos salíamos a jugar futbol y luego después de un arduo partido en el que terminábamos exhaustos, él se acercaba a mí y me daba una palmada en el cachete, al mismo tiempo que me dedicaba una sonrisa silenciosa y seria en su rostro. Era una costumbre un tanto rara de él, pero a la vez era una conexión muy especial conmigo. Era su extraña forma de decirme te quiero, así lo sentía. Tenía un pesarl como aguja que se clavaba en el corazón, cada vez que entraba a esa habitación y lo veía postrado en aquella cama. Sé que ese coma en el que estaba, era producto de aquel episodio que tuvo junto a mis padres hace 4 años. Cómo quisiera que mis padres estuvieran vivos… Me llamaron porque mi primo Albert me dijo que al parecer, vio que Amilcar movió un poco los ojos, como si quisiera despertar de aquel sueño en el que se encontraba sumergido. El sólo pensar que mi querido hermano despertará, me puso muy feliz, por fin tendría pistas de donde estaría mi madre, no supe nada de ella desde aquella fatídica noche, en la cual la perdí a ella y a mi padre. Flashback Año 2010: —Josh, tenemos que ir a ver a tu abuelo —dijo una mujer de hermosos ojos negros y tez blanca. —No voy a poder ir mamá —contestó el menor. —¿Cómo que no puedes ir? Hermano idiota —dijo su hermano mayor, con una mueca de diversión en el rostro. —Tengo que avanzar con un proyecto de química, el maestro es muy pesado —dijo con un dejo de tristeza en la voz, puesto que él quería mucho a su abuelo y hacía tanto tiempo que no lo veía, que quería ir a darle fuerzas y estar junto a él. Cuando era más pequeño, su abue, como él le decía, era el único que se ponía a jugar con él sus videojuegos favoritos, que ni siquiera Amilcar, siendo su hermano mayor, estaba dispuesto a jugar. —Será en otra ocasión entonces —comentó su madre con una sonrisa nostálgica. —Vámonos ya, que se nos hace tarde —ordenó una voz enérgica, proveniente de un hombre alto tez morena y mirada severa, que hacía temblar en ocasiones a Josh. El viaje de los tres transcurrió tranquilo, llegaron y saludaron al abuelo, le preguntaron cómo seguía, echaron unas cuantas bromas e intercambiaron recuerdos que tenían de épocas pasadas, ya pasada la media noche, la familia Palacios regresó a su casa. Ahí en medio de la carretera, salieron 3 hombres y les apuntaron con un arma, Fernando detuvo el vehículo y les preguntó qué era lo que querían, el malhechor les dijo que lo que necesitaba era algo que pronto él tendría. Sin previo aviso, tomó a Alba y la sedó con un pedazo de algodón y se la subió a su auto, 3 dispararon surcaron en el ocaso de aquella noche, Fernando Palacios murió en el acto y la misma suerte le hubiera ocurrido a pelinegro mayor, si no hubiera simulado su muerte después del disparo que le cayó en el pecho cerca del corazón. El peso de su cuerpo hizo que se golpeara severamente la cabeza y la pérdida de sangre; antes de que alguien lo encontrara en aquel coche estacionado en la penumbra de la noche, ayudaron a que el cerebro se quedara sin oxígeno por un lapsus de tiempo, lo cual concluyó con un coma del que aún no despertaba, pero algo que muy pocos sabían es que él había reconocido al hombre que le disparó a su padre, aquel que le quitó a su madre, como él estaba en aquel estado no podía decir nada. Después de que pasó esto, Josh y su hermano fueron llevados a otra ciudad con otros familiares que se hicieran cargo de ellos, para que cuando alcanzaran la mayoría de edad tomaran posesión de los bienes de los Palacios, que por derecho les correspondía. La búsqueda de Alba no se quedó ahí, pero como los años pasaban y no había pistas de su paradero, la policía archivó el caso, “probablemente ya está muerta”, era lo que le decían a Josh cada vez que preguntaba por su amada madre.
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