CATORCE Caleb voló sobre el cielo nocturno de Manhattan, su hermano Samuel iba a su lado, y docenas de sus hombres detrás de ellos. Protegido con el manto, Caleb apretaba fuertemente el bastón con una mano, mientras que su hermano esgrimía el guante. Portaban armas contra las que pocos vampiros eran capaces de defenderse. Sin embargo, Caleb sabía que no eran tan poderosas como la Espada y, si ésta estaba en el campo de batalla, la suerte les jugaría en contra. Además ellos sumaban una docena de soldados, mientras que Kyle tenía miles a su disposición. Si tan solo la cofradía de Caleb no hubiese sido tan cerrada; podrían estar conduciendo a miles de vampiros a la batalla y, con su fuerza, podrían incluso ganar esta guerra. Pero con este pequeño grupo de combate, Caleb sabía que era una mi