—Podemos salir de este lugar—dijo Sera—. Solo tú y yo juntos. Podemos encarar unidos nuestro nuevo futuro. Este momento es nuestro. Podemos volver a ese castillo en Europa. Podemos intentar tener otro hijo. —Sera—Caleb vociferó. No tenía paciencia para esto—. Escucha lo que estás diciendo. Lo que dices no tiene ningún sentido. Te he repetido infinidad de veces que ya no te amo. —Tú me amaste una vez. Puedes aprender a amarme nuevamente—dijo ella con igual determinación—. Vamos a estar juntos. Eso es todo lo que importa. Con el tiempo, tus sentimientos pueden cambiar. Caleb ya había escuchado demasiado. No la toleraba más. Cientos de años de estar en la cofradía la habían desquiciado. No podía razonar con ella. Él se dio la vuelta y salió de la habitación. Pero ella usó su velocidad v