capítulo 1
Cuando nos perdimos, ambos perdimos cosas diferentes, tu perdiste lo mejor de tu vida y yo perdí lo peor...
Fueron las últimas palabras que el cuervo graznó antes de partir en el tiempo y en las dimensiones, al igual que la mayoría de nosotros, entregó su corazón a quien no habría podido valorarlo nunca, dio muchísimo más de lo que recibió y a pesar de haberse entregado en cuerpo y alma a esa relación, solo recibía humillaciones y tratos deshonestos, al principio todo era diferente, tenían momentos divertidos y se la pasaban todo el tiempo juntos, pero con el paso del tiempo, las mentiras y las injusticias se veían cada vez mas seguido y el dolor era cada día mas notorio. Había pasado varios años en ese nido pensando que ese era el motivo de su felicidad, sin darse cuenta de lo perjudicial que era para si mismo, aquella ave solo lo estancaba y era para él, un peso muerto que a cada segundo era mas difícil arrastrar.
Terminar la relación era lo mas difícil y doloroso que había hecho en su vida hasta ese momento, pero al mismo tiempo era lo mas beneficioso y sensato por su propio bien, por años lo criticó y juzgó ante sus deseos de adquirir sabiduría y al final el cuervo había sedido por completo a la voluntad de una simple gaviota que jamas había intentado progresar, pero al paso del tiempo, se dio cuenta de que era una muy mala influencia para él y a pesar de todo el dolor que le provocaba, decidió irse y dar por terminada esa horrible relación.
Al principio el cambio fue difícil, no habia una noche que no lamentará esa decisión pero con el paso del tiempo todo fue mejorando, su nueva independencia le permitía centrarse en cosas que jamas hubiera hecho mientras seguía atado a la gaviota, aquella ave comenzó a buscarlo pero ya era demasiado tarde, el cuervo ya la había superado y ahora tenía una meta clara y no podía detenerse por ella.
La gaviota trató de chantajearlo, de victimizarce y de acurrucarse con él a la fuerza , pero el cuervo había tomado una decisión y nada lo haría cambiar de opinión, además una de las decisiones más estúpidas que se pueden tomar, es regresar con quien previamente ya demostró que no es digno de un amor sincero.
"Cuando nos perdimos, ambos perdimos cosas diferentes, tu perdiste lo mejor de tu vida y yo perdí lo peor"
Fue lo último que el cuervo grazno y después abrió sus alas, ascendió y al perderse en el cielo, comenzó su camino.
No sabia a donde ir, jamás había viajado, podía viajar por el tiempo y las dimensiones al igual que todos los cuervos, pero nunca lo había hecho, nadie le había enseñado a hacerlo y él nunca lo había intentado.
Cuando eclosionó no encontró el cálido gesto de una madre ni el ávido refuerzo de un padre, dejó el huevo una noche lluviosa y al salir del cascarón no había nadie dispuesto a cuidarlo, desde ese momento comprendióque la vida a veces es dura, nunca supo si sus padres habían muerto o simplemente lo habían abandonado, pero simplemente jamas se detuvo a pensarlo, cada día luchó por salir adelante y lo había logrado hasta que se estancó con la gaviota y perdió valiosos años de su vida, pero ahora estaba decidido a comenzar de nuevo, tenía un sinfín de lugares a los cuales podría ir y un objetivo en la mente, encontrar su proposito en la vida,ese motivo que le hiciera darse cuenta de cuál era su verdadero destino, aquello que todos buscamos cada día con la esperanza firme de encontrar, ya sea mediante una epifanía o un mensaje claro del universo.
El ave había escuchado mil historias sobre el don de los cuervos , podían viajar entre reinos, a través del tiempo y de las dimensiones, pero nunca lo había hecho ni lo habia intentado, era una de las cosas que la gaviota le prohibía y simplemente lo había aceptado sin tan siquiera pensarlo.
Sabía de cuervos que se habían ido para nunca regresar y de otros tantos que volvían con conocimientos y experiencias increíbles, él solo quería abrir sus alas y descubrir cual era su propósito en la vida, había perdido muchos años anidando con una gaviota que ni siquiera sabía lo que quería para su futuro y que solo lo había lastimado y retenido, pero ahora era libre y no tenía nada que perder. Sintió el viento soplar sobre su cuerpo, sus garras se volvieron más ligeras y sus alas se extendieron cuanto pudieron para bailar con el viento, su cuerpo comenzó a elevarse como por inercia y ante el primer y vigoroso aleteo, el cuervo despegó.
Había volado cientos de veces a través del bosque, pero nunca se había alejado de él, en esta ocasión todo era diferente, agitó sus alas y comenzó a elevarse cada vez más alto, cada metro ascendido lo hacía sentirse más vivo y libre, al darse cuenta, estaba rodeado por cúmulos de nubes, el bosque yacía bajo él y se veía como una mancha verde apenas perceptible, su corazón latía con una fuerza sobrenatural y un millón de emociones se encontraban en su cabeza, nada era claro salvo una cosa, si en serio quería viajar, tenía que ir al limite.
Con toda la fuerza que su ímpetu le permitia, aumento la altura y la velocidad, a cada metro que avanzaba soltaba todos los sentimientos acerca de su pasado, tenia que dejar todo atrás y volar más alto y rápido que ninguna otra ave. Recordó a la gaviota, la primera mirada cruzada, la primera vez que escucho su voz, los sitios donde estuvieron, las palabras que dijeron, su aroma, su forma de andar, las risas juntos y cada momento divertido antes de que todo terminara. Recordó con nostalgia cada uno de aquellos detalles y entendió que todos esos momentos ya no volverían de nuevo, tenía que dejar todo atrás, se despidió de su pasado y de la idea de lo que la gaviota representaba, soltó sus ataduras y ascendió a una altura mayor a la que cualquier otra ave hubiera subido jamás y su velocidad era digna de un campeón, a su alrededor todo se comenzó a distorcionar, sintió una estática que recorría cada pluma de su cuerpo y una especie de túnel comenzó a abrirse frente a él, repentinamente sintió una sacudida que lo derribo por unos segundos, cuando abrió sus ojos y retomó el vuelo, se dio cuenta de que todo había cambiado, todo cuanto podía ser distinto, lo era.
El sol que lo calentaba unos segundos atrás ya no estaba y en su lugar, una enorme luna llena se aferraba en el firmamento, el bosque que se encontraba debajo de él la última vez que miró , era ahora una aldea humana, repleta de casas pequeñas y con un enorme castillo en el centro.
El aroma había cambiado también, ya no olía a madera mojada y pino, olía a carbón quemado y podredumbre, a lo lejos ya no eran aves y ríos lo que se escuchaba, sino el tormentoso ajetreo de la guerra.
El cuervo comprendió todo de repente, lo había logrado, viajó a través del tiempo y de los reinos, y el lugar en el que se encontraba en ese instante, no era el mismo sitio del multiverso en el que se encontraba hace apenas unos minutos, completamente extasiado celebró su gran logró, pero el frío intenso de la noche comenzó a entumirlo, debía conseguir un lugar cálido y también debía descubrir en donde estaba, así que el cuervo se dirigió al lugar más obvio que se cruzaba ante su vista, el castillo.
Se acercó a un balcón y se posó sobre una saliente, en silencio, bajo él, había un joven con la mirada fija hacia el patio principal del castillo justo donde se encontraban los jardines, iba vestido con una ropa bastante fina, su cabello era n***o, lacio y largo, el cuervo sintió en el un aroma que jamás había olido antes, como si fuera una clase de mezcla entre flores y metales, el joven tenía un porte muy elegante a pesar de su delgada figura, su rostro completamente fino, no perjudicaba nada el hecho de que era realmente atractivo para ser un humano, sus ojos eran verdes... ¡sus ojos!, el joven lo estaba mirando fijamente, el cuervo se quedó completamente quieto y en silencio, sabía que el joven lo ignoraria en cualquier momento, después de todo, los humanos no eran capaces de hablar el idioma de las aves y nunca prestan atención a las criaturas de su entorno.
Pero este humano era diferente, al verlo se sorprendió y después cambió esa expresión de sorpresa por una enorme sonrisa, alzó su mano hacia el cuervo y lo saludo con la misma familiaridad con la que se saluda a quien se lleva muchotiempode conocer, le dijo:
"Amigo, que gusto volver a verte y que sorpresa encontrarte aqui".
El cuervo se quedó completamente confundido, el joven soltó una ligera sonrisa y volvió a hablarle:
"Veo que estas confundido, supongo que aún no nos conocemos, discúlpame de antemano, se que no te gusta el fuego".
El cuervo no tenía ni idea de lo que el joven hablaba y en voz alta para si mismo dijo:
"Este humano está loco"
El cuervo abrió sus alas dispuesto a irse a otra parte en búsqueda de un sitio caliente, pero justo antes de alzar el vuelo, escuchó al joven decir:
"Oh no mi amigo, no estoy loco"
El cuervo abrió sus ojos tanto como pudo, víctima de la sorpresa sintió un escalofrío que lo envolvió completamente, había visto humanos antes en el bosque, pero jamás habían entendido lo que el les decía, jamás habían entendido lo que ningún otra ave u animal pudiera expresar, los humanos no eran capaces de hablar con los animales, el cuervo completamente intrigado bajó de la saliente de la ventana y se posó en la barda del balcón justo enfrente del joven:
"¿Los humanos de aquí, pueden hablar con las aves?"
El joven soltó una carcajada:
"Viejo amigo, ningún humano es capaz de hacerlo, pero tu y yo tenemos una amistad especial, te he esperado por siglos, no creí encontrarte aquí y ahora, pero me alegro"
El cuervo no podía comprender que es lo que estaba pasando, pero sabía que estaba en esa situación a causa de su búsqueda personal, quizá conversar con aquel joven lo ayudaría a encontrar su propósito en la vida.
Así que decidió hablar libremente con él, le preguntó su nombre pero el joven se negó a decirlo, le comentó que no tenia caso ya que el nombre que usaba ahora no era el mismo que tenia cuando se conocieron, ante el desconcierto del cuervo el hombre lo invitó a pasar, ambos dejaron el balcón atrás y entraron al cálido castillo, su interior al igual que el exterior, era enorme, las paredes amplias, portaban numerosos cuadros y adornos y el piso de piedra contaba con unas bellísimas alfombras, a pesar de ser un enorme pasillo, no se prestaba para las maniobras aéreas, el joven observo que el cuervo no podía desplazarse adecuadamente y lo invitó a posarse sobre su hombro, el ave accedió, así juntos recorrieron algunos salones, llegaron a unas escaleras y al bajar por ellas se encontraron de frente con unos guardias, el cuervo se puso muy nervioso, sabía que los guardias podrían hacerle daño a él y a su joven amigo por estar merodeando en el castillo sin autorización, pero los guardias los pasaron de largo sin prestar ninguna clase de atención, como si ambos hubieran dejado de existir o fueran invisibles ante sus ojos, el joven dirigió una sonrisa confiada hacia él:
"Tranquilo amigo, los humanos no pueden verme y cuando estés sobre mi hombro tampoco serán capaz de verte, ni escucharte"
El cuervo lanzó un suspiro de alivio por evitar a los guardias, pero entonces comprendió que realmente aquel joven, no era parte de la servidumbre del castillo, no era de la realeza y no era un ciudadano del pueblo que lo rodeaba, era al igual que él, un intruso que por algún motivo había llegado ahí.
Sin poder esconder la duda, miró al joven y le preguntó:
"¿qué hacemos aqui?".
El joven guardó silencio por un momento antes de que ambos entraran a una biblioteca y le respondio:
"Amigo, venimos a ver como un hombre asesina a su padre".