Después de un largo recorrido marítimo, Kara al fin llega a la mansión del Don en Sicilia. Se va a su habitación para esperar por él, pero nunca llega y termina dormida como la otra vez. La loba está preocupada por el Don y un pequeño desorden alimenticio se forma al comenzar a saltar sus comidas. Son siete días los que pasan para que el Don vuelva a verla. —Debes alimentarte mejor o no podrás aguantarme en uno de nuestros encuentros —le dice el Don a Kara, que está desnuda en su cama como cada noche en espera de algo que nunca llega—. Me tengo que ir. Espero que no me lleguen quejas porque no andas comiendo bien. —Escudriña su cuerpo desnudo. Por más que quiere tomarla, no puede. —¿No te quedarás? —musita. —Por más que quiera, no puedo, cachorrita, pero te aseguro que cuando nos volvam