A las cinco de la mañana me había despertado. Había acomodado todo en la habitación, tenía el estómago lleno con la poca comida que compré y además tomé un litro de leche que conseguí en otro sitio en rebaja y con la fecha de caducidad algo borrada. El asunto era que estaba demasiado nerviosa. Me miré por quinta vez en el pequeño espejo de el baño. No lucía tan mal ¿No? Eso quería creer. Los únicos pantalones negros que tenía conmigo me los puse, eran ajustados a mis muslos y sueltos en la parte inferior pero eso ocultaba mis botas negras de cuero bastante usadas y ralladas, ni siquiera recuerdo de dónde vinieron. Un suéter gris de mangas cortas y cuello redondo, me tardé un poco en elegir qué hacer con mi melena pero recogí mi cabello en una coleta alta para que no estorbara en mi cara.