Eliza POV
Pasó mucho tiempo durmiendo durante el día a lo largo de la semana, ya que estaba aburrida de muerte y despierta durante la noche. El lugar estaba extremadamente tranquilo durante la noche, así que aprovechó la oportunidad de explorarlo por su cuenta. Descubrió que la piscina cubierta estaba abierta y se dio algunos baños nocturnos un par de veces. Le sorprendió que fuera una piscina de agua mineral y que estuviera climatizada.
No lo suficiente como para considerarlo caliente, pero lo suficiente para quitarle el frío al agua y poder nadar sin problemas. Pasó varias horas hablando con sus amigos. Se rió para sí misma cuando su amigo más cercano, Xavier, le envió un mensaje de texto diciendo que si estuviera ahí, la poseería salvajemente, como solía hacer.
Ella sonrió, extrañaba eso de él, y se dejó llevar por el juego erótico con él casi todas las noches, aunque esta noche estaba sola, obviamente él estaba dormido. Pero ella estaba de humor para satisfacerse, así que se desnudó y se tocó. Le sorprendió que su madre hubiera empacado dos vibradores para ella. Ni siquiera sabía que su madre sabía de eso, pero si no lo hubiera sabido, no se habría ofendido y los habría empacado junto con su ropa.
Eliza sacó uno y suspiró suavemente mientras lo movía para disfrutar de la sensación, lo aumentó un poco cuando estaba cerca de llegar, gimió cuando sintió las primeras oleadas del orgasmo recorrer su cuerpo, cerró los ojos y gimió en voz alta.
Abrió los ojos de golpe cuando sintió una mano deslizarse junto a la suya, y luego la cama se hundió, y encontró a Conner arrodillado en la cama mirándola directamente.
—Déjame ayudarte —Susurró suavemente con una sonrisa burlona en su rostro.
—¿Q... qué? —balbuceó ella e intentó apartarse de él.
—Quédate quieta, lo disfrutarás más —Sonrió y luego tomó su vibrador y lo movió contra ella. Mientras su otra mano se deslizaba por su muslo hasta su estómago y la sujetaba un poco. Gimió cuando tocó su clítoris de la manera justa, y ese orgasmo de repente se precipitó sobre ella. No dejó de moverlo, lo siguió haciendo hasta que ella estaba aferrada a las sábanas, otro orgasmo la recorrió, mordió el grito que estaba a punto de escapársele.
Luego se alejó de ella.
—Bueno, Eliza, ¿no fue divertido? —Abrió los ojos cuando sintió que la cama se hundía aún más y encontró sus ojos justo allí, arrodillado directamente sobre ella, su respiración todavía estaba agitada y pesada. —¿Debo satisfacer todas tus necesidades? —Murmuró suavemente moviendo los labios cerca de su oído. —Creo que podría más que satisfacerte a ti.
Ella se volvió para mirarlo con los ojos bien abiertos y de repente su boca estaba sobre la suya, prácticamente la devoraba mientras su mano se deslizaba entre sus muslos y acariciaba sus pliegues, ella jadeó cuando la provocó con su entrada, lo escuchó gemir y luego su boca se alejó de la suya mientras bajaba ansiosamente por su cuerpo mientras insertaba un dedo dentro de ella. Gritó, era largo y grueso y él ya lo estaba moviendo dentro y fuera de ella. Su boca estaba caliente en su pecho, lo escuchó gemir y decir: j***r y luego su mano se movía aún más rápido. Su boca alcanzó su clítoris y ella de repente se levantó para encontrarse con su mano, quería más y lo sabía, iba a llegar de nuevo, gritó su nombre mientras él introducía un segundo dedo en ella, movía su mano más rápido. No pudo evitar arquearse mientras su cuerpo se contraía alrededor de sus dedos.
Luego desaparecieron y ella quedó jadeando. Una mano se llevó a la boca mientras sus ojos se dirigían a él, vio esa sonrisa en su rostro mientras la miraba desde entre sus muslos y luego su lengua la saboreaba con lamidas largas y lentas, se movía alrededor de su entrada y él gemía profundamente, parecía que estaba disfrutando plenamente lo que le estaba haciendo.
Luego su lengua se adentró en ella, saboreándola ansiosamente, cerró los ojos y se entregó por completo, dejándolo saborearla, se sentía tan malditamente bien. Empujó sus caderas para tener más de él y él no decepcionó, estaba saboreando todo de ella. Su boca tan caliente en su núcleo.
—Conner —Jadeó cuando su boca la dejó, él la miraba nuevamente desde arriba, una sonrisa en sus ojos. Era la primera vez que el hombre le sonreía, y eso le hizo empezar a latir el corazón, mordió su labio mientras escuchaba el sonido de la cremallera de sus pantalones bajando.
Lo sintió deslizarse con fuerza y tamaño dentro de ella, lo vio cerrar los ojos y suspirar: j***r y luego se movió contra ella, ella le miró asombrada mientras él presionaba fuerte contra ella, empujándose fuerte y firme a través de sus pliegues húmedos, luego su boca estaba sobre la suya una vez más y todo su cuerpo se balanceaba contra ella.
Ella tiró de su camisa y él se rió suavemente, se la quitó rápidamente y luego sus manos estaban en todos esos músculos duros de su pecho y abdomen, quería tocarlo en todas partes, se aferró a él cuando sintió una nueva ola de placer recorrer su cuerpo. Se agarró a sus caderas y se frotó fuertemente contra él.
—Conner —Jadeó.
Sintió que se alejaba un poco y lo vio negar con la cabeza.
—No podemos —murmuró. —No lo haría normalmente.
Ella extendió la mano hacia él cuando comenzó a levantarse.
—Por favor —No quería que se fuera, quería dar ese siguiente paso.
—Más vale que sepas lo que te espera —Y se levantó y se desnudó, encendió la luz de la mesita de noche y volvió a la cama, la miró mientras se arrodillaba entre sus piernas y la observaba detenidamente. —Diosa, te deseo en este mismo instante, Eliza —le dijo.
Ella lo miró, bajó la mirada por su cuerpo y…
—Dulce niño Jesús —Jadeó al ver el tamaño de su pene. Era enorme.
Vio cómo ponía una mano a cada lado de sus hombros y la miraba, con esos ojos azul oscuro, parecía mirar directamente dentro de su alma.
—Asegúrate, probablemente dolerá al principio —Le dijo.
Ella deslizó su mano por su pecho y su abdomen, tocó su pene erecto y vio cómo cerraba los ojos mientras le acariciaba la longitud. Nunca iba a caber y ella lo sabía. Pero realmente lo quería, quería dar ese siguiente paso.
Él abrió los ojos y luego su boca estaba sobre la suya, apartó su mano y comenzó a deslizarse contra ella nuevamente. Su boca se movió desde la suya hacia su cuello, sintió su mano deslizarse por su cuerpo, por su muslo y engancharse detrás de su rodilla, la levantó y luego la penetró. El dolor la atravesó y gimió por ello, no pudo evitarlo. Lo escuchó maldecir en voz alta y luego la miró. Sabía que él sabía que ella nunca había tenido relaciones sexuales antes.
Luego negó con la cabeza ligeramente y hundió su boca en la curva de su cuello, la besó profundamente y seguía empujando con más fuerza, ella lo agarró y mordió su labio —Respira, Eliza —Le dijo suavemente en el oído. —El dolor se aliviará —Pero seguía empujando, aún no estaba completamente adentro. Su boca estaba sobre la suya y había dedos acariciando su clítoris mientras él se meció lentamente.
—No puedo soportarlo —le dijo.
—Sí, puedes —Gruñó y luego se movió una vez, fuerte y rápido.
Un grito se le escapó. Sabía que él estaba completamente adentro, se aferró a él.
—Relájate —Murmuró suavemente, su boca se movió sobre su cuello y sus manos acariciaban su cuerpo y luego volvió a moverse lentamente, tomándola suavemente, tocándola y besándola todo el tiempo. Suspiró suavemente en algún momento y comenzó a moverse con él.
Lo escuchó gemir.
—Mierda, sí —El hombre era tan vocal como ella, encontró su boca sobre la suya una vez más mientras él aumentaba un poco el ritmo, podía escuchar su respiración volverse pesada como la suya y se aferró a él, sintiendo cómo el placer comenzaba a construirse realmente y gritó mientras llegaba al clímax, se aferró tan fuertemente a su duro m*****o. Escuchó un suspiro profundo y pesado de su nombre cuando su cuerpo se empujó con fuerza contra el suyo y luego se recostó sobre ella, supo que también había llegado al orgasmo.
Luego esos ojos azules estaban en los suyos, y ella mordió su labio. Ni siquiera sabía realmente cómo había ocurrido esto. A él no le gustaba ella, y a ella no le gustaba realmente él. Lo vio sonreír.
—Eso estuvo jodidamente bueno —Le dijo mientras su mano se deslizaba sobre su pecho, sus ojos siguieron su mano recorriendo su cuerpo.
Ella mordió su labio aún más cuando tocó su clítoris suavemente, lo frotó lentamente en círculos y miró cómo su cabeza no solo se levantaba sino que también se inclinaba hacia atrás. Sus ojos apenas estaban abiertos y lo sintió comenzar a moverse nuevamente.
—Diosa —Gruñó.—Necesito más de ti, Eliza —La miró directamente. —Mucho más —Y ya estaba moviéndose, tomándola más firmemente y con más fuerza que antes, se dejó caer sobre sus codos y sus manos se aferraron a las sábanas mientras empezaba a embestirla más fuerte y rápido. Ella se aferró a él, perdida en el placer de estar con él. Se arqueó hacia él mientras alcanzaba el clímax, mordiéndose el labio para contener un grito.
—Grita por mí —Exigió, y sintió sus dientes en su labio inferior, lo liberó y ella gritó su nombre cuando lo sintió empujar fuerte y profundo una vez más, alcanzando la cima de su orgasmo. Todo su cuerpo se arqueó hacia él. Sus uñas se clavaron en sus brazos. Él se quedó dentro de ella y gimió.
—j***r, sí —Luego se fue, saliendo de ella, yaciendo en la cama junto a ella, respirando tan pesadamente como ella.
Eliza no sabía qué era esto, pero había sido asombroso. El dolor de perder su virginidad con él había sido lavado por tantos malditos orgasmos, nunca en su vida había experimentado eso antes. Dirigió su mirada hacia él en la cama junto a ella, tenía los ojos cerrados y tenía una mano sobre su cabeza, su cuerpo estaba brillante de sudor.
Vio que abría los ojos y miraba el reloj en su muñeca cuando comenzó a sonar, una alarma de algún tipo. Maldijo en voz alta y luego simplemente se levantó, agarró su ropa y se fue apresuradamente de su habitación. Ni siquiera sabía qué hacer consigo misma. No le había dicho nada en absoluto sobre lo que había sucedido.
Permaneció allí en su cama y se mordió el labio inferior, no sabía cuáles eran las reglas, qué quería él de ella. Solo sabía que una vez que había comenzado a tocarla, no podía decir que no, al principio había querido hacerlo, pero no pudo, el hombre sabía exactamente lo que estaba haciendo. Obviamente muy experimentado, aunque esa mirada, cuando se dio cuenta de que nunca había estado con nadie antes, ella pensó que se iría entonces.
Se levantó de la cama y tropezó un poco, todo su cuerpo le dolía y entre sus muslos había un poco de dolor. Miró el reloj, eran solo las casi cinco, fue al baño y llenó la bañera en su habitación. Mientras se llenaba, ella se paró bajo la ducha caliente, se apoyó en la pared y cerró los ojos.
Los abrió de golpe cuando su mente se llenó de una imagen de él haciendo el amor con ella. No había sido solo sexo, ella lo sabía, hubo mucho contacto y besos, Cordi tenía novio y ella había obtenido todos los detalles. Sabía que el sexo era solo eso, sin contacto, solo hacerlo. Una vez había entrado accidentalmente en la habitación de Cordi y Colin, había dado media vuelta y salió rápidamente.
La pregunta era qué se suponía que debía hacer ahora. No lo sabía, salió de la ducha y entró en la bañera, gimió un poco, Cordi le había dicho que un buen baño de inmersión siempre la ayudaba después de una buena noche de lujuria con Collin. Así que iba a intentarlo.
Miró su teléfono. Si Cordi estuviera aquí, le diría. No sabía si en realidad quería que alguien supiera que Conner le había quitado su virginidad. Pensaría en eso, esperaría a lo que iba a pasar supongo. Tendría que bajar y encontrarlo, hablar con él, supongo. No sabía cómo iba a ir eso. El hombre no le había dicho una sola cosa agradable en todo el tiempo que había estado aquí. Las únicas veces que mostró algo más que desdén o molestia fue cuando vio el hematoma en su muñeca.
Se vistió con unos jeans azul oscuro holgados que se ajustaban bien a su cintura y se puso una simple, pero bonita camiseta azul claro, haría el esfuerzo de bajar hoy.
Necesitaba descubrir qué era esto. No quería dejar que se prolongara. Solo significaría darle muchas vueltas en la cabeza.
Escuchó que su teléfono sonaba a las 7 y sonrió al ver el nombre de Cordi.
—Hola nena, cómo van las cosas, ¿estás bien?
Respondió.
—Uh, un poco confundida...Anoche perdí mi virginidad —Se armó de valor y se lo contó.
—¿¡Con quién!? Dijiste que no habías hecho amigos por allá.
—Conner.
—¿Tu hermanastro? ¿Te obligó?
—Hermanastro, sí, forzar no. Pero simplemente se levantó y se fue después. Es extraño.
—Espero que no sea un verdadero idiota, Eliza. ¿Estuvo bien?
—Sí...más que bien.
—Me alegra oír eso. Entonces, ¿qué estás haciendo ahora?
—No sé, voy a buscarlo antes de que vaya a la universidad y preguntarle qué es esto supongo.
—Valiente como siempre. Hazte cargo de él. Si es un idiota, dale donde le duele.
Respondió con una cara riendo y salió por la puerta. Le envió un mensaje a su madre para preguntar sobre el desayuno. Recibió una respuesta casi instantánea: Nos vemos allí.
Tomó aliento y bajó las escaleras, todavía se sentía un poco incómoda en la parte baja, pero supuso que eso era de esperar. Se tomó su tiempo, encontró a su madre y a Logan parados junto a la escalera esperándola, los vio sonreírle a ambos.
—Buenos días, Eliza, nos alegra que quieras unirte a nosotros hoy —Logan le sonrió, parecía estar intentando ser amable hoy.
Asintió con la cabeza y caminó al lado de su madre hacia el comedor, barrió con la mirada la habitación y vio que Conner la miraba directamente, tenía la misma mirada dura y enojada que siempre le dirigía en el rostro. Le sonrió un poco solo para que él arqueara una ceja, como preguntándole a ella, y luego se volvió para ignorarla.
No quería reconocer que había sucedido, tal vez simplemente no quería hacerlo delante de su padre y su madre, o sus amigos. Tal vez necesitaba ser una conversación privada. Trató de no leer demasiado en eso. Probablemente necesitaban hablar sobre ello en privado primero, supuso. Así que se sentó y desayunó en silencio con su madre y Logan. Todos estaban sentados en la misma mesa, él no la miró ni una vez en todo ese tiempo. No se sentía bien en absoluto, y sabía que él iba a ser el mismo idiota.
Lo vio levantarse y salir con sus amigos, se excusó un minuto después y fue a ver si podía alcanzarlo junto a su auto, para pedirle hablar en privado. Entró en el vestíbulo del complejo de apartamentos y se detuvo en seco al verlo apoyado contra la pared, una chica enredada con él, él tenía los brazos alrededor de ella, rodeándola por la cintura.
Los miró fijamente por un momento y luego miró a él, sus ojos se encontraron brevemente, y luego él se inclinó y besó a esa chica, justo frente a ella. Sintió una oleada de dolor en su pecho, él era simplemente un idiota, y se aseguraba de que su mensaje estuviera claro. Oh, entendió perfectamente, se dio la vuelta y se alejó apresuradamente, se negó a correr aunque cada parte de ella le gritaba que huyera. No hizo más que subir corriendo las malditas escaleras alejándose de él. No le permitiría verla huir.
Entró de golpe en su apartamento y se apoyó en la puerta mientras las lágrimas le ardían en los ojos, se había entregado a un completo idiota, se limpió las lágrimas y le envió un mensaje a Cordi.
—Es solo un idiota, ya tiene otra chica. O tenía una y me engañó a mí.
—Maldición, El, lo siento mucho.
Ella también lo sentía, pero no iba a dejar que él viera que le dolía, que le había roto una parte de ella. Ella también podía fingir que no le importaba. Había aprendido a lucir despreocupada para ocultar el dolor de la muerte de su padre. Para que la gente dejara de preguntarle si estaba bien, cuando claramente no lo estaba pero simplemente no quería hablar de ello.
Entró al baño y se miró a sí misma. Se lavó la cara y se miró con enojo por siquiera haber pensado que él sería algo más que un idiota. Necesitaba alejarse de aquí, sabía que el coche de su padre estaba estacionado en algún lugar de abajo.
Logan tendría las llaves, supuso. Lo había escuchado hablar con su madre sobre una reunión antes de que los chicos se fueran a la universidad por el día. Lo miró directamente a los ojos, ignorando a todos los demás cuando él le preguntó qué quería.
Le sonrió directamente, su sonrisa más amistosa, por suerte había tomado teatro en la escuela.
—Hola Logan, ¿podría por favor tener las llaves de mi coche? —Vio al hombre sonreírle directamente, se parecía un poco a su hijo, pensó distraídamente.
—Por supuesto, puedes tenerlas. ¿Puedo preguntar adónde vas? Te ves encantadora esta mañana.
Podía ser encantador si quería.
—Gracias, me gustaría ir al pueblo y depositar este cheque, ¿puedo?
—Claro —Asintió y la vio abrir un cajón y sacar un juego de llaves.
—Ahora, antes de que te vayas —dijo y se levantó y se acercó a ella. —Tengo algunos rivales en los negocios y me preocuparé por tu seguridad fuera de los terrenos de mi compañía —Levantó una ceja mientras aceptaba las llaves de él. —Así que si pudieras volver directamente, no tendré que preocuparme por tu seguridad. Así, una hora para ir y una hora para volver y digamos una hora en Logan en sí, si no regresas después de tres horas, tendré que enviar a alguien a buscarte, para asegurarme de que estás bien. ¿Entiendes?
—Entiendo, volveré. Me quedaré hasta el final del verano y te vigilaré a ti y a mamá. Si no estoy satisfecha con lo que veo, me iré y me la llevaré conmigo. ¿Entiendes tú? —le respondió a su pregunta. Mantuvo esa sonrisa súper amistosa en su rostro todo el tiempo.
—Eliza, tu madre y yo estamos casados.
—Y si la golpeas una vez con ese temperamento, sé que lo has hecho, llamaré a la policía y te acusaré de abuso conyugal —Le sonrió.
Lo vio suspirar ahora, ella puede que se quede, y él sonríe directamente a ella ahora, pero ella se quedará por sus propias razones.
—Al final del verano me iré, iré a Italia y estudiaré en el extranjero. Pero hasta entonces te vigilaré. Así que sí, volveré del pueblo.
—Podemos hablar de tu educación más tarde, tres horas, Eliza. Si no estás de regreso para entonces, enviaré a Conner a buscarte.
Giró sus ojos directamente hacia Conner.
—No estoy interesada en que tu hijo venga a buscarme por nada —Lo afirmó mientras lo miraba fijamente. Vio un poco de enojo en él. Sonrió cuando se dio cuenta de que parecía que él podía darlo pero no recibirlo. —Gracias por las llaves, Logan. Que tengas un buen día, sé que yo lo tendré —Se dio la vuelta y salió de la oficina, con un paso animado para que todos lo vieran.