abandono
la niña de unos cinco años, de piel trigueña y cabello hasta los hombros miro como el Bentley que conducía su madre se alejaba del lugar, sus ojos llenos de lágrimas, miro a la mujer que estaba a su lado y con voz llorosa le pregunto.
— mamá regresará por mi...
la mujer era ya mayor, miro el lugar que intento mantener aflote y dijo con una sonrisa calmada en su rostro.
— tal vez ella vuelva
la niña dejo de llorar, su madre le enseño que siempre que lloraba traía problemas.
la mujer tomo la pequeña mano gordita de la niña y la entro, con la llegada de ella, estos niños tendrían algunos años más para mantenerse en este lugar apunto de cerrar.
la mujer le presento a los niños
— pequeños tenemos una nueva compañera su nombre es Amelia, espero que la acepten bien.
los niños Asintieron, ella miro a la mujer sus ojos cafés claro se llenaron de tristeza, algo dentro de ella le decía que su madre no regresaría, no entendía por qué.
los kilos la rodearon.
— Amelia perdiste a tus padres
— tal vez les paso como a los míos, murieron en un accidente
— no los míos las personas malas las mataron.
Amelia empezó a sollozar más fuerte, y los empujó y salió corriendo.
— ¡¡mi mamá y mi papá están vivos vendrán por mi pronto!!
la pequeña Amelia corrió y se escondió debajo de las escaleras del segundo piso, los niños miraron a la maestra y ella les contó.
— deben de cuidarla, ella no perdió a sus padres, los padres de Amelia la abandonaron.
— aah ya veo, es una lastima
— si es muy linda.
— yo la veo fea más linda soy yo.
Amelia solo salió para comer, y volvía y se escondía, con forme pasaron los días noto que su madre no regresó, ella miraba por la ventana, apenas empezaba a caer el sol, con la esperanza que el Bentley de su madre apareciera.
la maestra que su nombre era Débora de ojos azules y cabello castaño, sus arrugas ya se podían notar.
Amelia dijo mientras la luz de esperanza titilaba en los ojos.
— maestra Debora
— que sucede.
dijo mientras se sentaba a su lado en el taburete.
— ¿maestra soy una mala niña?
Debora acaricio su cabello
— por qué lo dices.
pregunto con voz tierna, Amelia bajo su rostro.
— tal vez, soy la culpable de causarle problemas a mi madre, si ella vuelve me pórtare bien, podría decirle que venga por mi.
levanto sus ojos llenos de esperanza
— lo siento Amelia, no se quién es tu madre, no sé adónde se fue.
los ojos cafés se llenaron de lágrimas miro por la ventana las gotas de la lluvia golpeaban contra el cristal.
— entonces soy una mala niña, pero no lo entiendo maestra, que hice, que fue lo que hizo que decepcionará a mamá
los ojos de la anciana se llenaron de lágrimas al ver a esta pequeña con un corazón roto culpandose.
— no es tu culpa, Amelia
ella lo miro.
— debe de ser, si no soy yo entonces por qué una madre abandona a su hija, se dice que las mamis aman mucho a sus hijos, por qué... por qué la mía no me ama wuuuaaa que hice mal, que hice.
la maestra la abrazo
— no es tu culpa, solo que los adultos aveces somos inconciente
ella miro por la ventana de nuevo y la luz de esperanza que titilaba en sus ojos se apagó
— está bien, si ya no me quiere, que no vuelva a venir aquí, la odio.
dijo con voz muy débil, ese día Amelia dejo de esperar con ansias a su madre, se convirtió en uno de esos niños, entendió que ya no tenía padres.
7 AÑOS DESPUÉS
los niños corrían feliz en el orfanato, todos estaban huyendo de alguien.
— darte prisa
— quitarse me estorbas.
— no puede ser ya viene
mientras todos se exparcian por el parque.
una Amelia de 12 años con una bolsa de Arina corrio por el lugar y se lo lanzo al primero
— Esteban atrapado
— Gusman estás blanco en las piernas
se podían oir risas de los niños por todo el lugar
la mujer ya era muy anciana cada vez se le dificulta más hacerse cargo del orfanato, pero no quería abandonar a estos niños a su suerte.
mientras los niños corrían al rededor, Debora estaba hablando con un hombre su tez era blanca y su cabello hasta los hombros vestía un traje n***o y sus ojos eran de un azul glaciar muy raros.
— como puede ver, este lugar cayó en mis manos y no me está generando dinero, entonces pienso demolerlo les daré una semana para que me desocupe el lugar
Debora suspiro
— pero los niños no tienen adonde más ir coff
empezó a toser, el alejo un poco la silla, de la anciana y dijo
— ya me comunique con otros orfanatos estarán bieny austed debería de regresar a su tierra y ver dónde pasará sus últimos días por lo que veo no le queda mucho.
se puso de pie y salio de la habitación,cuando salía choco con uno de los niños, al verlo el niño empezó a llorar, el hombre se alejo y se subió aún Bugatti, saco un pañuelo y se limpio las manos.
— vámonos
la tarde había llegado, la anciana de levantó y le preparo la cena a los niños, el comedor estaba muy bulloso, por las conversaciones alegres.
Amelia que hablaba con su amigo Rodrigo miro a Debora y sabía que algo le preocupaba ya que se notaba triste, cuando todos terminaron de comer se fueron a sus habitaciones
la anciana entro en su oficina y se sentó cansada miro los papeles de desalojo y sus lágrimas calleron en ellos.
Amelia abrió la puerta suavemente al escuchar los sollozos y entro su cabeza.
— maestra Debora le preocupa algo.
la anciana seco sus lágrimas y negó.
— no es nada
Elia entro y cerró la puerta, camino hasta el asiento frente al escritorio y se sentó.
— maestra no puede engañarme, así que dígame que le molesta.
ella suspiro.
— siempre fuiste demasiado mandona.
ella sonríe
— si
— verás Amelia creo que pronto todos van a tener que irse a otro orfanato, este está apunto de ser demolido.