Parado bajo la lluvia artificial cálida que caía sobre su cuerpo, Casper se relajó y realmente se permitió a sí mismo de disfrutar de su baño, quedándose sus buenos minutos en el agua.
De todas formas, no tenía que preocuparse porque alguien intentara robar sus cosas o por ojos indiscretos intentando espiarlo como en el refugio, el mismo alfa le había pedido que cerrara la puerta con seguro para que pudiera tener una ducha tranquilo.
Lo cual fue un golpe agradable, ya que Julian incluso había mandado a quitar cada puerta de su departamento a excepción de la entrada, anunciando que un omega no debería de tener ningún secreto hacia su alfa.
Considerando que, en su casa, su padre le había permitido tener al menos esa privacidad, Casper obviamente expresó su disgusto ante la idea de Julian, lo que significó recibir su primer golpe en su relación por haber contradicho a su alfa.
Y lamentablemente, al omega le había costado unos cuantos golpes más, entender aquello.
Observando fijamente el suelo blanco, Casper parpadeó un par de veces, saliendo de sus recuerdos tras un suave golpeteo en la puerta.
—¿Casper? ¿Estás bien? —preguntó Aiden, no Julian.
—S-sí —respondió, y observó como su mano se había estado aferrando a su codo hasta tal punto en que sus uñas largas y descuidadas se habían enterrado en su piel.
—Bien, te estaré dejando un cambio de ropa frente a la puerta —avisó.
—Gracias —pronunció, observando instintivamente la puerta del baño a través de las puertas de vidrio de la ducha.
Sabía que la puerta tenía seguro, él mismo lo había colocado y probado, aun así, no pudo evitar observar.
Pero como ya estaba aprendiendo, lentamente, el extraño alfa singular con aspecto rudo ni siquiera intentó abrir la puerta para dejarle su ropa en el interior del baño y simplemente... Se fue.
—Es tan extraño... —murmuró, finalmente comenzando a bañarse.
A diferencia de los alfas que habían estado en su vida, Aiden era totalmente diferente a cada uno de ellos, el alfa era extrañamente amable y paciente con el cómo nunca nadie lo había sido, alentándolo incluso a hacer cosas que los demás le habían asegurado, que estaban mal.
Aiden incluso había tratado sus heridas por sí mismo, y hasta le limpió el cuerpo, cosa que le avergonzó un poco, pero a la vez... Provocó algo extraño dentro de él.
Y volviéndolo más extraño, el alfa ni siquiera le había permitido ordenar su departamento o limpiar las cosas sucias en la cocina tras tomar desayuno, sin importar los argumentos que le había dado, Aiden los descartó fácilmente, excusándolo con ser su invitado, estar lastimado, y no ser su trabajo.
Lo cual, fue extraño y casi temió mientras se dirigía al baño de que Aiden le golpeara por detrás por haberse simplemente ido sin limpiar nada, ciertamente su padre lo había hecho muchas veces hasta que finalmente quedó programado en su cuerpo ser el último en sentarse en la mesa, también en pararse y limpiar absolutamente todo tras terminar.
Terminando de lavar su cuerpo, Casper estuvo bastante reacio a abandonar la ducha, sin saber cuándo tendría otra oportunidad de disfrutar realmente una, pero sabía que ya había tardado demasiado ahí dentro.
Si Aiden preguntaba, podría excusarse diciendo que la suciedad y el olor no le habían querido dejar, pero en realidad... No creía que el alfa le preguntara al respecto considerando como se había comportado hasta ese momento.
"Puede ser una trampa, está esperando que acumules muchos errores para darte una tremenda golpiza" Le advirtió una vocecita dentro de su cabeza, lo que inevitablemente asustó a Casper ante la terrible posibilidad que era aquello.
—Pero él me dijo que estaba bien... —dudó, mordisqueando su labio inferior hasta que su herida se volvió a abrir.
Cortando finalmente el agua, Casper salió solo con algo de temor de la ducha, parándose sobre una pequeña alfombra y luego abrió el alargado mueble que le había indicado Aiden para sacar una mullida y suave toalla color amarillo pálido.
Secando su cuerpo y luego su cabello, el omega envolvió la toalla alrededor de su cintura y su mirada inevitablemente fue hacia el espejo sobre el lavamanos.
Sus ojos adquirieron una notable tristeza al encontrar su cuerpo marcado no solo con los hematomas viejos, sino que la delgadez que estaba presentado tras sus buenas semanas sin una alimentación correcta había afectado notablemente.
Ya había sido delgado antes, pero ahora... La forma en que sus costillas y clavículas se notaban era un poco alarmante, incluso su estómago se veía demasiado plano a pesar de que supuestamente... Estaba esperando un cachorro.
Uno, exactamente del cual no sabía mucho, ni de cuánto tiempo que estaba ahí escondido, solo que lo estaba y había sido la razón, por la cual tuvo el coraje nuevamente para intentar escapar de Julian.
—Estaremos bien, bebé —prometió, acariciando el pequeño bulto antes de dirigirse a la puerta.
Quitándole el seguro, el omega la abrió levemente y acercó su rostro a la pequeña abertura para observar a través de esta, y justo como sabía, no había ningún alfa rondando cerca a la espera.
Observando la pequeña pila de ropa en el suelo, justo frente a la puerta, Casper sonrió levemente al comprobar que el alfa había dicho la verdad y abrió un poco más para sacar su brazo y recogerla rápidamente.
Cerrando la puerta, el omega le volvió a colocar el seguro y revisó la ropa que le había dejado el alfa, dudando un poco al ver que era visiblemente más grande que él.
Tomando la camiseta oscura, Casper se la colocó y resopló ligeramente cuando esta inmediatamente cayó hasta la mitad de su muslo y tal vez un poco más.
Observando con duda el pantalón corto, el omega se lo colocó sin nada debajo, ya que obviamente no usaría los su ropa interior sucia y si Aiden no le había dejado uno, es porque no tenía para él.
O al menos esperaba que se tratara de eso.
Levantando la camiseta, Casper tomó los cordones del pantalón corto y los sujetó con fuerza, para que así estos no se le cayeran.
Observando su reflejo en el espejo, los ojos del joven omega inmediatamente repararon en su cuello y en la marca sobre este, la cual, había ido empeorando a medida que más tiempo pasaba alejado del su alfa.
—Y si... —murmuró, mordisqueando su labio inferior—. No —pronunció, agitando su cabeza.
Tomando la camiseta, Casper la arregló un poco para que no mostrara tanto de aquella horrible marca y entonces, se detuvo a sí mismo cuando cierto aroma llegó hasta su nariz.
Inclinando su cabeza, el omega tomó una profunda respiración de aquel aroma singular de chocolate amargo y tomillo, sintiendo como la ansiedad que había estado comenzando a recorrer su cuerpo ante sus pensamientos, lentamente desaparecía, y en cambio, dejaba una especie de sentimiento de consuelo.
Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, el joven omega rápidamente soltó la camiseta y enderezó su cabeza, encontrándose con su propio reflejo en el espejo que demostraba su rostro de un bonito tono rojo que combinaba con sus pecas.
Colocando sus manos sobre sus mofletes, Casper intentó bajar el calor de estos.
—¿Casper? ¿Todo bien? —preguntó aquella voz del otro lado de la puerta, sobresaltándolo solo un poco.
—S-sí, todo bien —respondió—. Ya he terminado —prometió.
—Eso es bueno, me gustaría que habláramos un poco —anunció, logrando que el corazón de Casper diera un salto sin saber si detenerte o latir más rápido ante la angustia que le invadió de pronto—. No es nada malo —aseguró Aiden repentinamente.
Acercándose a la puerta, el joven omega le quitó el seguro y la entreabrió un poco.
—¿No lo es? —preguntó bajo, observando el suelo—. ¿Me tengo que ir ya?
—No —respondió rápidamente Aiden, con fuerza, llegando a sorprenderlo un poco con ello—. Lo siento, yo... —suspiró y pasó una mano por su rostro—. ¿Podemos hablar de ello en el sofá, por favor? —pidió.
Tragando, Casper asintió y abrió lentamente la puerta.
—¿Puedes llegar hasta el sofá o necesitas que te ayude? —cuestionó el alfa, retrocediendo un paso.
—Puedo —asintió saliendo del baño—. Ya no duele tanto —expresó y cruzó la sala, dirigiéndose hacia el conjunto de sofás frente a una ventana con sus cortinas entrecerradas, revelando un pequeño balcón.
Tomando asiento en el sofá más largo apegado a la pared, un pequeño suspiro de alivio escapó de sus labios e inmediatamente observó a Aiden, quien se sentó en un sillón individual, sus ojos oscuros sobre él.
—¿Quieres una manta? —ofreció el alfa cuando contempló al joven omega subir sus piernas.
—No es necesario, estoy bien —respondió automáticamente el chico lindo, lo que por supuesto le hizo dudar.
—No he preguntado si te encuentras bien, Casper —indicó suavemente—. Te he dicho si quieres una manta.
Dudando, el dulce omega mordisqueó su labio inferior herido, ignorando completamente la herida sobre este mientras pensaba.
—Me gustaría tener una... —anunció finalmente, con voz baja, casi susurrante y sin atreverse a mirarlo.
—Perfecto —asintió Aiden, levantándose y consiguiendo una para extenderla sobre el regazo del chico—. ¿Mejor?
Acomodando la manta a su alrededor, Casper asintió y sus labios se crisparon en una pequeña sonrisa que desapareció rápidamente.
—¿Hablar? —le recordó, dudoso.
—Correcto —pronunció, volviendo a tomar asiento—. Me gustaría saber cómo están tus heridas —pidió—. Ayer traté la mayoría de ellas, pero puedes decirme si te siguen doliendo, tal vez pueda darte algo para ello —expresó.
—No, está bien —aseguró el omega, colocando su mano instintivamente en su vientre—. No duele mucho a comparación a otras veces, y en realidad, la mayoría de los golpes son viejos —prometió.
Lo que por supuesto no hizo sentir mejor a Aiden.
—¿Estás seguro? Tal vez pueda ir a comprarte algo a la farmacia si eres alérgico a lo que tengo en mi botiquín —indicó.
—Estoy bien, no soy alérgico a nada, ni a ningún medicamento —aseguró y el alfa asintió sin insistir más en el asunto.
—Entonces —pronunció—. Respecto a las personas que te estaban persiguiendo ayer... ¿Sabes de quién se trataba? ¿Los conocías de alguna forma? ¿O ellos simplemente te vieron solo y te comenzaron a perseguir? —preguntó.
La mirada Casper bajó hacia la manta que cubría su regazo y sus manos simplemente se movieron, jugando con el borde a doblarlo y desdoblarlo.
Quería responderle al alfa, realmente quería hacerlo, pero...
¿Y si le decía a Aiden que tenía un alfa y este intentaba llevarlo devuelta con Julian?
No podía simplemente correr ese riesgo luego de haber escapado por poco la última vez.
—¿Casper?
Parpadeando repetidas veces, el joven omega alzó la mirada para observar al hombre frente a él, pero a pesar de que le había dejado esperando, Aiden no parecía molesto.
—Yo podría conocerlos... Tal vez —respondió escasamente, volviendo a bajar su mirada.
—¿Me puedes decir a qué te refieres con eso? —pidió.
Los labios de Casper se fruncieron.
—Conozco a algunos y otros no, pero... Usan el mismo traje todos —explicó vagamente.
Aiden soltó un suspiro audible que llamó la atención del menor.
—Entonces, ¿me estás diciendo que esas personas te estaban buscando? —indagó, y observó al silencioso omega—. Quiero ayudarte, Casper, pero es algo difícil cuando no quieres hablar de ello —indicó, recargando su espalda en el respaldar del sofá.
—Lo siento —murmuró, congelando el movimiento de sus manos.
—No, está bien, entiendo —prometió el alfa—. No me conoces, obviamente dudas en contarme —expresó.
—Julian... —susurró Casper, sin mirarlo.
—Perdón, ¿quién? —preguntó Aiden.
—Julian —repitió el omega, solo un poco más alto—. Él los envía —anunció.
—¿Y quién es este Julian? —preguntó—. ¿Es la persona de la cual estás escapando? —indagó tras no recibir respuesta.
Las manos de Casper se detuvieron y luego viajaron para descansar sobre su vientre.
Abriendo su boca, el joven omega intentó decir que sí, pero cuando ninguna palabra quiso salir, asintió repetidas veces, agitando su cabello con ello.
—De acuerdo —pronunció bajo el alfa—. ¿Él fue quien te lastimó de aquella forma? —preguntó, con sus ojos recorriendo toda la pequeña figura.
Otra vez, sin encontrar su voz, Casper simplemente asintió.
—Él... Es malo —pronunció finalmente—. Pero yo no sabía que... Lo fuera tanto —explicó ambiguamente.
—¿Podrías explicarme? —pidió Aiden, observándole con tranquilidad.
Soltando un suspiro, Casper asintió.
—Julian, él es mi alfa, mi pareja —anunció—. O al menos, eso creía hasta hace poco —murmuró.
—Hasta hace poco —repitió el alfa—. ¿Por qué? ¿Qué sucedió?
—Descubrí algo feo —anunció, y su pecosa nariz se arrugó levemente—. Se supone que Julian es mi alfa, pero... Él sale también con otra mujer que está esperando su hijo —reveló.
—¿Te engañó con otra mujer? —cuestionó el alfa.
Casper negó, agitando su cabello.
—No es así —susurró y alzó sus piernas para rodearlas con sus brazos—. Yo soy con quien le engañó a ella —reveló.
—Yo... —pronunció Aiden, frunciendo el ceño—. ¿Me estás diciendo que comenzaste a salir con él sabiendo que tenía a otra persona? ¿Él te engañó prometiéndote que la dejaría?
—No, no —rechazó el joven omega—. Yo no sabía que Julian estaba con otra mujer, él nunca me dijo nada, yo... Yo pensé que éramos solo nosotros dos —explicó.
—Comprendo...
—No lo haces —susurró Casper—. Julian me tenía encerrado en su departamento sin dejarme salir, él me decía que salía por trabajo, pero en realidad iba a verla a ella —contó—. Estar con él no era malo, siempre que me comportara correctamente, Julian era el alfa más bueno y amable que había conocido, pero entonces me enteré de que tenía una pareja mucho antes que yo y que estaban esperando a su primer hijo —reveló—. Lo enfrenté y bueno... —su labio inferior tembló.
—¿Te golpeó? —cuestionó Aiden a pesar de saber la respuesta.
—No le gustó que lo cuestionara, no se suponía que debía de hacerlo, los omegas no le cuestionan nada a su alfa —pronunció bajo.
—Casper, lamento decirlo, pero si estaba saliendo con otra mujer antes que tú, no puedes decir que es tu alfa —indicó suavemente.
—Pero es mi alfa —insistió—. Él me mordió —anunció, con su mano tocando su cuello donde se encontraba la fea marca.
Sí, Aiden tenía muchas preguntas respecto a por qué Casper había permitido que ese idiota de Julian le mordiera tan fácilmente cuando los omegas se habían vuelto tan recelosos con aquello, pero considerando lo que estaba aprendiendo del chico, el alfa podía hacerse una leve idea de ello.
—Entonces, ¿escapaste luego de averiguar todo esto? —preguntó.
Casper negó, cabizbajo.
—Fue mucho después —murmuró—. Después de que me dijera que yo no tenía voz en esa relación, que solo era su bonito muñeco con el cual podía desquitarse y salir de la realidad para follar o golpear como quisiera —contó, recordando cada palabra con dolor—. Luego de eso... Yo me sentí mal.
—Por supuesto que te ibas a sentir mal —exclamó Aiden.
—No —negó el joven omega—. Yo enfermé, pero a la vez no —anunció y tocó su vientre—. Yo creo... Sé que estoy embarazado —reveló, observándolo mientras tocaba su abdomen—. Julian ya me había dicho lo que esperaba de mí, pero si yo me quedaba a hacer eso... No iba a poder tenerlo —contó—. En el peor caso, él me habría hecho perderlo y no puedo —expresó, con sus ojitos brillantes—. Él es inocente.
Pero ese pequeño ser, no era el único inocente en toda esa situación de mierda.