Capítulo 20 Quiero a mi padrino y a este Teo, mi amante. Era extraño tanto para Rosina como para Teo el estar así, acostados en una cama, mirándose a la cara, y ambos completamente desnudos, tapados solo por una sabana que apenas los cubría. Sin embargo, ninguno sentía alguna especie de rechazo por como estaban, ambos estaban tranquilos en los brazos del otro, completamente satisfechos. Teo acarició el rostro de Rosina mientras le colocaba un mechón de cabello detrás de la oreja. —¿Te quedarás un rato más aquí conmigo? —Si no te incomoda que me quede, sí. Dijo ella mientras le sonreía tiernamente. —Claro que no. Me gustaría pasar el rato contigo, después de todo hace mucho no lo hacemos. Rosina podía oír un cierto deje de tristeza en sus palabras, por lo que quiso disculparse con é