Trabajo para el mejor abogado de los Ángeles, Sinclair tiene su propia firma de abogados, es prestigiosa y muy solicitada por personas famosas, supongo que algo bueno tiene mi familia, se rodean de personas poderosas.
Lista y centrada en mi trabajo siento una mirada sobre mí, trato de ignorarlo, pero es imposible hacerlo. Al alzar la cabeza y mirar al frente mis ojos quedan justo a la altura de los suyos, él que me miraba juega con la copa que lleva en la mano, su seriedad le hace ver como una persona misteriosa, sin duda es un hombre atractivo. Me quedo perdida en su mirada de mar hasta que el ruido de la puerta me interrumpe, la voz de mi hermana me hace cerrar los ojos.
―Hola, virgencita― resoplo y miro en su dirección ―¿Qué? ¿No puedo venir a ver a mi hermanita?― acaricia mi mejilla para después sentarse a mi lado. Saluda a Sinclair con la mano mientras le dedica una gran sonrisa ―deberías acostarte con él, en el club todas mueren por estar entre los brazos del Rey― él alza la copa en modo de saludo, miro a mi hermana con ganas de matarla ―cielo, algún día tendrás familia y para ello debes perder tu virginidad― resoplo.
―Déjame estar, Irasema, ya deja el maldito tema estar― casi le grito, ella que aún miraba a su amigo gira su cabeza y me mira escandalizada ―estoy harta de tus burlas, ¿No puedes dejar mi virginidad en paz?― mi hermana frunce el cejo.
―Yo solo digo que deberías dar el paso sin pensarlo demasiado, es inevitable que la pierdas― sonríe mientras ve sus uñas ―además, nadie está lo suficientemente loco como para estar con una mujer y no follársela― me mira burlona ―¿Acaso eres tú capaz de encontrar a alguien que esté contigo sin tocarte por un tiempo definido? Y eso para ponérsela fácil― furiosa por su juego y con ganas de callarle la boca asiento.
―Sí, sí puedo encontrar a alguien― me señalo ―yo puedo buscar a un hombre que esté conmigo y no me toque. ¡Un hombre que no solo piense en follar y me ame de verdad! ― mi hermana al contrario que yo se levanta relajada y ladea su cabeza.
―Pues bien, hagamos una apuesta― me mira con malicia.
―Venga, hagámoslo― digo sin miedo.
―De acuerdo— sonríe con malicia —para que sea más emocionante tengo algo. Te buscas a un loco que acepte estar contigo sin tocarte― piensa por un momento ―me has dicho que quieres familia, pues bien, siendo virgen no la tendrás, así que debes tener un bebé― alza la mano antes de que diga algo ―sin perder tu virginidad, no puede ser adoptado, tiene que salir de ti. ¿Lo aceptas hermanita?― la miro incrédula, su sonrisa burlona me impulsan a aceptar.
―Bien, pero tengo unas condiciones. Tú no me molestarás más nunca, si consigo a alguien la apuesta será por 10 meses, tendré un hijo y él no me tocará en esos 10 meses― ella asiente sonriendo.
―Si logras todo eso ganarás, pero eso sí, tendrás que casarte con esa persona― se encoge de hombros, ella sabe que no me llevo con el matrimonio ―si no te casas pierdes y me burlaré de ti el resto de mi vida, cada vez que vea a tu futuro bebé y a su padre me reiré hasta el punto de no poder respirar, y por supuesto cada vez que te mire a ti serás como un chiste andante para mí― sé que es una estupidez, sé que no debería caer en su juego ni provocaciones. Es una locura lo que me pide, nadie en su sano juicio aceptaría algo así, pero no puedo dejarla salirse con la suya, no esta vez.
―Acepto, pero algo más, si yo gano me darás tu casa. La que tienes frente al mar en Florida, esa que amas como si fuera un hijo más― ahora soy yo quien sonríe, no le ha gustado, pero sonríe nuevamente.
―De acuerdo, acepto, pero hay algo más, debes vivir con tu futuro esposo― me tiende su mano, está muy segura de todo esto.
Este es mi mal y mi problema, soy muy impulsiva, nunca pienso a largo plazo, me dejo llevar por el momento y muchas veces lo p**o caro.
Sin querer echarme para atrás estrecho su mano, mi hermana con una carcajada me tira un beso y sale de mi despacho para hablar con su amigo, confundida y sin saber cómo coño voy a ganar esa absurda apuesta llamo a mi amiga.
―Recuérdame que tan estúpida soy― chillo cuando me responde ―joder, he aceptado la mayor locura de mi vida solo por querer callarle la maldita boca a mi hermana― estoy tan alterada que me olvido del mundo y me comporto como si estuviera poseída. Quito mis tacones para caminar y maldecir más cómoda.
―¿Qué te ha hecho hacer ahora?― pregunta mi amiga con un tono de derrota. Francia es mi amiga desde niña y sabe perfectamente lo loca y estúpida que puedo llegar a ser.
―He hecho una apuesto con Irasema, Joder, Francia, estoy loca. Voy a perder y ella se saldrá como siempre con la suya, ¿Qué voy a hacer?― mi amiga que resopla como un toro, queda en silencio por unos segundos.
―Esta noche te quiero en mi casa, quiero saber que tonterías has aceptado esta vez. Te voy a matar Zuly, eres la persona más insensata que he conocido en toda mi vida. Debo irme, tengo mucho trabajo, nos vemos en la noche― al colgar la llamada inicio a golpearme la cabeza con la mano.
―Eso Zuly, tú síguele el juego a tu hermana y olvídate de que siempre te gana, maldita sea mujer, ¿Cómo pretendes ganar esa apuesta? Eres una tonta, la mayor del mundo, aparte de virgen pendeja― estoy regañándome por todo lo alto cuando siento el olor de un delicioso perfume masculino, me detengo y giro para ver en dirección a la puerta. Sinclair está parada mirándome fijamente, agradezco que haya cerrado la puerta ―¿Qué? ¿Nunca has visto a una secretaria poseída como la niña del exorcismo?― lo miro furiosa ―o ¿Acaso no crees que haya vírgenes a estas alturas de la vida?― le ataco sin miramientos y sin saber le suelto todo como si él estuviera al tanto de mis locuras ―no estoy para sus juegos, señor, acabo de hacer una apuesta con la insufrible de mi hermana. Joder, que debo tener mi propia familia en 10 meses y aun así seguir virgen, pero no, no puedo adoptar, el bebé debe salir de mí, ¿Sabe lo que es eso? ¡Jamás encontraré a un hombre lo suficientemente loco como para que acepte algo así! Y…
―Yo lo acepto― me interrumpe y yo paro en seco la marcha que tenía de un lado para el otro y lo miro incrédula, ¿Qué está diciendo? ―puedo formar una familia contigo y de paso te ayudaré a callarle la boca a tu hermana― me sonríe y yo me pierdo.