El sol calienta en el horizonte, Nina está hecha un desastre en la gran alfombra de la sala en la mansión de los Routterman, su mente divaga cuando alguien del personal la despierta delicadamente.
—¡Señorita, señorita! No puede quedarse aquí, el señor Routterman es muy quisquilloso y vendrá para la hora del almuerzo, venga y la guío hasta una de las habitaciones—le dice Lili, una beta que trabaja en la mansión de los Routterman como ama de llaves.
—¡Hay maldita sea, mi cabeza!—se queja hasta que quiere sentarse y no puede, porque aún se siente adolorida, por la noche desenfrenada, su espalda está adolorida al igual que su interior— ¡Mierda voy a morir!
—No señorita no diga eso, venga la ayudo, le voy a servir algo para la resaca un caldito¿Le parece? Está bien rico—la ayuda a levantar.
