El reloj marcaba las doce del medio día, Megalix arruga la cara por el sol que ya se ha levantado, dando de lleno por la ventana, abre los ojos lentamente, y se topa con el rostro de Vegas. Lo ve tan angelical durmiendo, sin embargo la noche anterior era todo un demonio vaciandose en ella, mordiendo y estrujando su cuerpo.
Ella se levanta con cuidado para no despertarlo, pero la mano de él la atrapa al instante que ella se mueve.
—«Sera que tiene algún tipo de radar o imán que cada vez que quiero alejarme me atrapa?»— piensa ella y sonríe.
—¿A donde crees que vas?—pregunta él mientras le dedica la sonrisa más hermosa que ella jamás ha contemplado en un hombre.
— Quiero ir al baño y tengo hambre.
—Ok.¿Quieres que te acompañe?
—No es necesario, creo que mis piernas ya están bien.
—¿Se
