IMPERFECTAMENTE PERFECTA

************************************ NOTA... Esta historia es exclusiva para DREAME/SUEÑOVELA y todos los derechos están reservados. Cualquier copia (pdf o física) que sea distribuida sin autorización de la misma, o del autor, será denunciada y se iniciarán las acciones legales a las que haya lugar. ************************************ . Era el enésimo outfit, que Fabiana se probaba frente al espejo; tenía su primer día de clases en la universidad, después de haber pausado su carrera de psicología, un par de años. —¡Se te ve hermoso, hija! —exclamó su madre, sonriendo y levantando ambos pulgares en aprobación, ante la camisa tipo leñadora, jean y tenis, que lucía la joven. —¿Segura? —cuestionó Fabiana algo confundida, evaluando una vez más su reflejo. La mujer a su lado asintió y la hizo girar, quedando frente a ella. —Sabes que eres hermosa, mi niña; nunca lo dudes —le recordó, antes de depositar un cálido beso en su frente. La joven soltó un leve bufido, luego torció una sonrisa. —Lo dices porque eres mi madre, pero mírame... Parezco un tanque —rebatió, señalándose a sí misma. Su madre rodó los ojos y negó con la cabeza. —Ay, muchachita; no te des tan duro... Mejor, termina de arreglarte; se te hará tarde y ya casi está el desayuno —anunció la mujer, dio media vuelta y salió de la habitación. Fabiana suspiró con pesadez, antes de continuar acicalándose; se dejó el cabello en ondas; maquilló su hermoso rostro al natural y tomó su mochila para bajar al comedor, donde la esperaban su padre y su hermano. —Buenos días —saludó, besando la frente de cada uno de sus hombres. —¿Cómo amaneces, hija? —le preguntó su padre, mientras ella tomaba asiento a su lado e hizo un asentimiento de cabeza. —Muy bien, papá... Ansiosa y nerviosa a la vez —confesó. En ese momento, su madre puso el plato con el desayuno frente a ella. —Lo imagino, cariño —respondió él—. ¿Sabes?... —Se limpió los labios con una servilleta—. Me alegra, que hayas retomado tu carrera; me siento muy orgulloso de ti, mi vida —aseveró. Fabiana sonrío de lado y tomó su mano sobre la mesa, dándole un leve apretón. —Gracias, padre... Creo que ya era tiempo de regresar y terminar —respondió, encogiendo sus hombros y continuaron desayunando, para después salir de casa. ✯¸.•´*¨`*•✿ ✿•*`¨*`•.¸✯ —¡Deisy! —llamó a la que ha sido su mejor amiga desde el kínder, al verla en los pasillos de la universidad. La castaña de ojos claros, se giró y la miró sorprendida, pero con una gran sonrisa. —¡Fabi, amiga! —gritó y corrió a abrazarla—. Me encanta, que estés de vuelta —afirmó, cuando deshicieron el abrazo. —Sí... No podía defraudar a mis padres. —Agachó la mirada. Su amiga le tomó el mentón con su mano, obligándola a mirarla. —Fabiana, yo sé que esto no es lo que quieres para tu vida, pero sé que serás la mejor psicóloga —la animó, dedicándole una hermosa sonrisa. Ella se la devolvió y la abrazó por los hombros. —¿Y tú, cómo vas? —preguntó, mientras caminaban hacia sus respectivas aulas, para iniciar sus clases. ... Fabiana, había empezado su carrera de psicología, gracias a la insistencia de sus padres; aunque su verdadero sueño, era ser modelo. Obviamente, su cuerpo se encargaba de recordarle todos los días, que eso no pasaría y que debía poner los pies sobre la tierra. "Deja de soñar, pendeja" pensaba, cada vez que se miraba al espejo. Para ella, era una tortura ver su reflejo. Debido a la depresión, no dormía, comía más y terminó por hacer una pausa en su carrera universitaria, buscando recomponerse un poco. Esa pausa, se extendió por dos largos años, aunque su familia y Deisy, su amiga, siempre le ofrecieron su apoyo incondicional. ... ✯¸.•´*¨`*•✿ ✿•*`¨*`•.¸✯ . —Ok, jóvenes, eso es todo por hoy... Hasta la próxima clase, ¡Que descansen! —se despidió la profesora, por lo que todos tomaron sus cosas y empezaron a salir del salón. Fabiana, con su mochila colgada de su hombro, se dirigió por los pasillos de la universidad; un trío de chicas, al verla, comenzaron a reír y a cuchichear; ella les dio una mirada asesina, mientras una lágrima rebelde se deslizaba por su mejilla. Quiso continuar su camino, pero no se fijó que traía el cordón de uno de sus tenis desatado y cayó boca abajo sobre el piso, lo que ocasionó que las mujeres frente a ella rieran sin contención. —Deberías tener más cuidado, "ballena" —gritó una de ellas, entre risas. —¿Qué hacen? —interrumpió una voz masculina, acercándose al lugar. —¡Nené!, Te perdiste la diversión. —le respondió la misma chica, en un tono burlón. Con los ojos nublados por el llanto, Fabiana se puso de pie, ató su zapato, sacudió su ropa y levantó la mirada; entonces sus ojos se conectaron de inmediato con los de aquel joven, quien a su vez se quedó mirándola fijamente, con sus preciosos ojos verdes. Ella sintió cómo sus piernas querían flaquear de nuevo, pero no les prestó mucha atención. —¿Estás bien? —se atrevió a preguntar él, ganándose una mala mirada por parte de las chicas y su mejor amigo, que también lo acompañaba. —No creo que a ninguno de ustedes le importe... —los increpó ella, con una mirada llena de odio. —¡Pff!. Ni al caso, "gorda"... ¡Vámonos de aquí! —sugirió la pelirroja, agarrando el brazo del chico y todos se retiraron. Fabiana no pudo reprimir algunos sollozos y lágrimas, por lo estúpida que se sentía en ese momento. —¿Fabi?. —Deisy llegó corriendo hasta ella—. ¿Qué sucede?, ¿Por qué lloras? —le preguntó con preocupación. —No es nada, amiga... un resbalón, nada más —respondió, limpiándose las lágrimas, antes de tomar su mochila del piso y caminar hacia la salida, seguida por su amiga fiel.