CAPITULO 10-6

2007 Words

—Ahora no, ahora no —exclamó, tratando de rechazarle. —¿Por qué no? Son sólo las seis. Le queda media hora. ¡Sí! ¡Sí! Me haces falta. La apretó fuertemente y ella sintió su deseo urgente. Su viejo instinto la llevaba a luchar por liberarse. Pero algo en ella se iba haciendo extraño, inerte y pesado. Su cuerpo apremiaba contra el de Connie y cualquier ánimo de resistencia la abandonó. Él miró en torno. —¡Ven… ven aquí! Por aquí —dijo, echando una mirada penetrante a la espesura de los abetos aún jóvenes y de poca altura. Se volvió a mirarla. Ella vio sus ojos tensos, brillantes, salvajes, sin rastro de amor. Pero ya no tenía fuerza de voluntad. Sentía un extraño peso en sus extremidades. Estaba abandonándose, aceptando. La condujo a través del muro de árboles punzantes, difícil de pen

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