CAPITULO 7 Cuando Connie subió a su dormitorio hizo lo que no había hecho en mucho tiempo: se quitó toda la ropa y se miró desnuda en el enorme espejo. No sabía qué miraba o qué buscaba con exactitud, pero, a pesar de todo, movió la lámpara hasta recibir la luz de lleno. Y pensó, como había pensado tan a menudo, que el cuerpo humano desnudo es algo frágil, vulnerable y un tanto patético; ¡algo como inacabado, incompleto! Se decía que había tenido una buena figura, pero ahora estaba fuera de moda: un poco demasiado femenina y no lo bastante como un adolescente. No era muy alta, más bien algo escocesa y baja, pero tenía una cierta gracia fluida y ligera que podría haber sido belleza. Su piel era ligeramente azafranada, sus miembros estaban provistos de una determinada tranquilidad, su cue