Estoy en una junta. Haz silencio

2176 Words
Estefany García Estaba en la puerta de la oficina de mi jefe pero está en un debate interno de si entraba a dejarle su almuerzo como me pidió hace 2 horas o esperar a que deje de gritarle a quien sea que esté atrás de la pantalla de su monitor. Aunque si me pongo mis pros y mis contras... se que tengo más contras en las decisiones que tome. Si no le doy su comida me va a regañar por no darle la comida cuando el lo pidió, pero si entro y es algo importante me va a regañar por interrumpirlo así que no tengo ningun camino que me salve. Que dios me acompañe y cuide mi bienestar. Di dos toques en la puerta y pude escuchar su voz del otro lado de la puerta permitiéndome la entrada. Abrí la puerta con lentitud y me adentre a la oficina, había frío ya que el aire está en un clima bastante bajo para que el no sudara. Mi jefe era de un lugar muy helado así que esto para el es como un pequeño suspiro frío mientras que para mí es como si me estuvieran poniendo en un cubo de hielo. Cerré la puerta atrás de mi y me encamine a un costado de su escritorio donde le gusta que le dejé la comida. Apoye la bandeja con cuidado en la superficie y ya estaba apunto de retirarme cuando su voz hizo que me detuviera. Ya esperaba el regaño, los gritos, las amenazas de despedirme pero en cambio me encontré con sus hermosos ojos azules puestos en mi cuerpo. No es como si tuviera un cuerpo tan llamativo o extravagante pero si se que es un cuerpo que a muchos hombres les llama la atención pero no sabía que mi jefe estaba entre esos hombres. Lo vi presionar algo en su computadora para después levantarse de su silla giratoria y acercarse a paso apresurado. - No digas nada ya si quieres después me golpeas solo déjame hacer esto. No me permitió decir ninguna palabra cuando sentí sus fríos dedos apretando mi cuello y su boca estamparse en la mía devorando mis labios como si quisiera quitarme el labial de la boca, solté un jadeo cuando me acerco más a su cuerpo con su mano libre aferrándose como una garra en mi cadera. Lleve mis manos a su cuello aceptando este arrebato de deseo. Enrede mis dedos en los mechones de su cabello sin miedo de que me dijera algo por despeinar su perfecto cabello. Su cuerpo empezó a empujar el mío hacia una dirección desconocida hasta que sentí como me empujó con lentitud en el sofá que tenía en la oficina. Sus manos se fueron a mi cintura apretando y jalándome hacia el, arquee la espalda dejando que tenga el mayor contacto posible nuestros cuerpos. Mis dedos empezaron a quitarle el nudo de su corbata y el a desabrochar mi blusa para poder tener más acceso a mi cuerpo y a mi piel. Le quite la corbata tirandola en alguna parte de la habitación y después seguí con mi trabajo de quitarle la camisa. - Déjame te ayudo... Se separó de mi boca y apoyado con una rodilla en el mueble de levanto para quitarse la camisa y dejarla en la mesa del centro mientras que yo hice lo mismo con la diferencia de tirarla en un punto cualquiera. Lo jale del collar que tenía en su cuello para poder sentir una vez más su lengua danzando con la mía. Subí una de mis piernas por su costado hasta que sentí la piel de su abdomen a un costado de mi muslo. Su enorme mano me acaricio la pierna hasta que llegó a mi nalga y la apretó. - No sabes cuando desee esto. -Su voz salía gruesa y rasposa, podía percibir el nivel de excitación. Sus rápidas manos me desabrochó el sostén y me lo quito dejando mis senos a la vista. No tardó mucho en acunar ambos con sus manos y darles la atención que requieren con su lengua. Solté un gemido cuando su lengua me froto el pezón con rudeza y deseo. Mientras con su mano libre se dedicaba a darle la atención a mi otro pezón. Solté un gemido y arquee la espalda sintiendo como mi pelvis tenía contacto con una dureza entre sus pantalones. Lo escuché soltar un gruñido entre dolido y excitado. Me jalo de los brazos hasta que el quedó sentado y yo encima de el, mi intimidad choco placenteramente con su dureza ocasionando un gemido de los dos. Sus manos se aferraron a mi cintura pegandome a su pecho, su boca acuno uno de mis pezones mientras mi cadera no dejaba de menearse encima de su m*****o duro, sentí como el placer se acumulaba en mi parte baja y como mi braga se mojaba. Sentía que todo nos estaba estorbando. Mis manos danzaron por todo su pecho y espalda sintiendo sus músculos tensarse. Empujó la cadera hacia arriba enviándome una descarga por toda mi columna. Apreté los dedos de mis pies en mis tacones sintiendo el placer a flor de piel. - necesito saborearte Bajo el cierre de mi falda y sin mucho cuidado me empujó para estar de pie y quitarmela junto con mis bragas quedando completamente desnuda ante sus ojos. Sus ojos brillaron por el deseo y la excitación, podía sentir la habitación tan caliente que ya no sentía mis dedos y nariz fríos por el aire acondicionado. Ahora solo podía sentir su calor y la calentura que estaba creciendo en mi pelvis por la anticipación. Me jalo de la cadera hasta tenerme entre sus piernas y sin mucho aviso metió sus dedos en mi raja. Apoye mis manos en sus hombros para evitar caerme. - Tan mojada... tan deliciosa y lista para mí. Abrió el cierre de su pantalón y tras empujarlo hasta la mitad de sus muslos junto con su calzoncillo me dejó ver si dureza. Estaba rojo y con las venas tan marcadas que se me hizo agua la boca. Sentí como mi líquido se deslizó entre mis piernas al ver la gotita brillante en la punta de su m*****o. Volvió a jalarme de la cintura y tras acomodarse en el suelo y con su espalda en el mueble hundió la cara en mi entrepierna. Lleve mi torso hacia adelante apoyándome de la pared necesitando algo de dónde sostenerme para no caerme. Si lengua hacia maravillas en mi clítoris haciendo que sea imposible contener mis gemidos y cualquier otro sonido que el me provocará. Su lengua se hundió en mi entrada mientras su pulgar frotaba ese bulto delicado que tenía entre mis piernas. Mis piernas empezaron a temblar y sentía que en algún momento me iba a caer. - Señor... ya no aguanto. - Bien. Ya estás lo suficientemente lista. Me quite de encima de el permitiendo que se levantará, mis ojos se dedicaron a mirar toda su desnudez deteniéndose más de la cuenta en su dureza que estaba enrollada por su enorme mano. Me sujeto del brazo y me llevo hasta su escritorio. Hizo a un lado algunas cosas y con mi espalda en su pecho me empujó hasta que tuve la mejilla en la madera. Su mano separó mis nalgas dejándome expuesta. Reprimir un gemido cuando su m*****o se froto en mi entrada preparándome un poco más para su intromisión. Llevaba más de 3 años sin tener a un hombre adentro de mi y sabía que sería un tanto doloroso e incómodo ya que no estaba acostumbrada. - Ya lo meteré y no seré nada cauteloso. Empujó contra mi hundiendose de golpe. Moví mis brazos con desesperación buscando de dónde sostenerme pero no había nada, estaba plana la superficie donde me encontraba. Colocó ambas manos en mi cadera y empezó a embestirme sin cuidado y sin miedo de que alguien nos escuchará en el piso. Mis muslos se estabas apuñalando de manera dolorosa contra la mesa pero no me importaba. - ¿Señor Russo? -Lleve mis ojos a la computadora que estaba apuntando a nuestra dirección y me invadió un miedo de que llegara a estar prendida la cámara o el micrófono pero me lleve la grata sorpresa de no nos veían ni nos escuchaban. Vi la mano de mi jefe en la computadora y prender el micrófono. - ¿Si presidente? Me lleve una mano a la boca para no soltar un gemido cuando sentí como movía mi pierna derecha y la subía al escritorio y volví a mover sus caderas en un perfecto vaivén. - ¿Se encuentra bien? ¿Porque apagó la cámara? - Estoy comiendo. Me parecía una falta de respeto. Su voz sonaba tan natural pero podía darme cuenta de la manera en que dijo las palabras de manera apresurada y aporreadas. Me mordí la palma de mi mano cuando senti como todo en mi cuerpo empezaba a temblar y como el nudo en mi vientre se hacía más intenso. Sentí el aliento de mi jefe en mi cuello y como su voz hacia que sea más difícil el trabajo de no correrme. - Estoy en una junta. No hayas a hacer ruido. Salió de mi interior y me jalo del brazo, me puso sobre su silla de rodillas con los brazos en el respaldo, mordí la silla cuando se hundió con fuerza en mi haciendo que la silla de moviera unos centímetros. Empezó a penetrarme con fuerza tratando de no hacer muchos ruidos por el choque de nuestros muslos. Me sujeto de los brazos separándome del respaldo dejando mi torso al aire. Me mordí el labio inferior para contener el grito que se avecinaba. Pero me fue imposible contenerlo cuando su mano empezó a frotar mi clítoris. Temible y me sacudí en la silla hasta que dejo de salir ese liquido de mi cuerpo. Sentí mi respiración pesada y dónde que ya había terminado y podría irme al baño para recomponerme cuando me movió en un abrir y cerrar de ojos, me quedé sentada en la silla y el me jalo de las piernas hasta que mi espalda baja quedó en la orilla de la silla. Puso sus mando a cada lado de mi cadera y después de acomodar su m*****o en mi volvió a hundirse. Pego sus labios a mi boca mordiendo mi labio inferior. Podía sentir el cambio de sus embestidas Adentro Afuera Lento Duro Rápido Y lento. Era un cambio de sensaciones que me cohibian y me dejaban queriendo más. Me corrí por segunda vez. - Levántate hermosa. Su voz salió tan baja y ronca que me fue difícil entenderlo pero me imaginé que es lo que quería cuando salió de mi y se hizo a un lado. Me levanté y lo vi jalar la silla hasta quedar enfrente de la computadora, se sentó en ella y me puso de espaldas a el y me jalo de la cadera hasta que estuve sentada sobre su m*****o. - brazos doblados y cabeza hacia abajo. Necesito ver lo que están apuntando en la pizarra. Asentí y me puse como el me pidió dejando que vea la pantalla de la computadora sobre mi hombro, sentí como empujó mi cadera hacia arriba y volvió a jalarla hacia el. Empecé a moverme con lentitud y al momento de bajar lo hacía de golpe. Una de sus manos se acomodo en mi vientre mientras con la otra mano la dejaba reposar en mi espalda baja cerca de mis nalgas. sentí como mis piernas quemaban pero quería más de el así que agunate y seguí follandomelo. Extendí mis brazos a cada lado de la computadora para poder moverme mejor. - quieta... -hice lo que me dijo pero el empezó a moverse rápido hasta que se levantó de la silla y apoyo su antebrazo en mi espalda y con la mano que tuvo en mi abdomen la ponía en mi cadera empezó a penetrarme fuerte y rudo. Mi cara quedó tan cerca de la pantalla que me daba miedo que mi respiración pesada demostrara lo que estábamos haciendo. Mis senos estaban encima del teclado que empezó a presionarse varias cosas y justo cuando me corrí y el conmigo mi pecho presionó una tecla que encendio la cámara. Mis senos estaban en la cara de los presidentes y atrás de mi se veía al tercer presidente con un orgasmo saliendo de su sistema y con la cara sudada. - Joven Russo! -grito uno de los hombres - lo siento pero tengo unos 5 orgasmos más que dar. Cerro la computadora con fuerza para después volver a penetrarme y dejarme sentir que su m*****o no había bajado ni de dureza ni de tamaño, si no que aumento. Y así estuvimos unas cuantas horas hasta después del cierre hasta que sentía mis músculos adoloridos y mi intimidad palpitando por tanta rudeza. Tenia el cuerpo húmedo y pegajoso por distintos líquidos que ya no podía ni mencionarlos. - Te veo mañana en mi casa. Aún tengo unos cuantos lugares en las que me quiero correr.
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