Arreglándose para ir a cenar con sus padres, Taylor simplemente no podía borrar la gran sonrisa en su rostro por más que quisiera intentarlo, y si era sincero, tampoco deseaba hacerlo realmente.
El tan solo recordar aquel momento con Boris, la forma en que el alfa había sostenido su rostro, como su boca atrapó la suya, sus labios moviéndose con decisión, su lengua marcando su lugar, reclamándolo de una forma que nadie había hecho antes a través de un beso, solo provocaba que su sonrisa se expandiera mucho más, hasta el punto en que sus mejillas dolían.
No podían culparlo, no realmente.
¿Cuántos meses llevaba persiguiendo a su sexy pelirrojo? ¿Por cuántos rechazos había pasado ya?
Que Boris le hubiera besado, aun si solo fue para callarlo, era un gran logro del cual se encontraba muy or
