Sentado en la azotea del edificio, Boris revisaba unos papeles respecto al taller mecánico mientras sus labios fruncidos silbaban una canción cualquiera.
Estaba de tan buen humor, que ni siquiera se había querido bajar para ser molestado por Spencer, o Morgan, o Jagger, o cualquier m*****o del motor club.
No quería que su buen humor desapareciera, y encontrarse con ellos definitivamente haría que eso sucediera, era por ello que solo se había mantenido arriba.
Si era sincero, su buen humor había comenzado la noche anterior, luego de encerrar a Taylor en aquella habitación para devorar su boca, por lo que perfectamente pudieron haber sido horas, antes de finalmente salir.
Esos labios sensuales definitivamente habían revelado lo que estuvieron haciendo en la habitación, y la jodida sonris
