— ¡Espero su respuesta!. — Replicó la rubia altiva, acercándose más, el desdeño en su actitud, aparte de altivez, denotaba desconfianza. — ¿De qué hablas Fedora?. — La encaró Michael con agudeza. — Ustedes aquí solos, una situación sospechosa, no crees. — No le quitaba los ojos de encima Alexa que aún respiraba con dificultad producto del tórrido beso que le robo Michael unos minutos atrás. — Ahora también Alexa forma parte de tu lista negra. — Ella asintió, a la vez tocaba el escritorio, toqueteando con las puntas de los dedos la fina superficie. — Últimamente si, al fin y al cabo ella no es tu hermana biológica. Además ayer en el club me insinuó que está enamorada de ti. — Michael se quedo sorprendido por la naturaleza de las palabras que salían de los labios de su esposa, el silenci