Ya conocía el resto. Todo estaba claro por fin: menos algunas cosas, era como había previsto. No había pensado de ningún modo que Marietta tuviera un hermano, el color de su pelo debía haber sido rubio y no n***o y su edad de veinticinco o veintiséis años, no de veintitrés. Le pregunté: —¿Dónde y cuándo nace Mario? —Capturada por bandidos —me explicó—, mi madre fue obligada a convertirse en amante de su jefe, un tal Elpidio, al que no conocí nunca y que concibió con ella tanto a Mario como a mí. Parece que el hombre se había enamorado profundamente y la cuidaba celosamente. Cuando mi madre ya estaba encinta de mí y mi hermano tenía siete años, Elpidio murió en una pelea entre los suyos, algunos fieles a él y otros rebeldes, por el reparto de un botín y el mando de la banda. Fue una mat