Mientras nadie nos ve.
“Que termine un momento precioso
Y le suceda la vulgaridad...”
Mar Adentro - Héroes del Silencio.
La cama crujía incesantemente ante el peso de las seis personas que se meneaban sobre ella, pero a nadie le preocupaba que ésta fuera a romperse.
El fogoso 69 iniciado por Sofía y Adriana llegó a su fin, sólo para dar lugar a más desenfreno lésbico. La chica punk se sentó entre las piernas de la rubia, permitiendo que los labios vaginales de ambas se beAlban mutuamente, luego ella inició un bamboleo de atrás hacia adelante, aumentando la fricción. Al hacer esto no tuvo más remedio que apoyarse contra la espalda de Alba, ya que estaban demasiado cerca. Adriana no tuvo necesidad de ver para entender que su no-tan-inocente cuñada se estaba cogiendo a Jorge, ya que podía sentir cómo la muchacha subía y bajaba, mientras jadeaba.
Alba se asustó al sentir la presión contra su espalda, pero ese miedo no le impidió continuar moviéndose. No sabía qué estaba ocurriendo detrás suyo, pero sentía a alguien moviéndose casi tan intensamente como ella… y ese alguien tenía tetas. Podía sentir los pechos contra su espalda. Primero pensó en Sofía y se acaloró, ya que apenas unos segundos antes esa bella rubia le había dado el primer beso lésbico de su vida. En un momento, antes de que esta chica pudiera posicionarse espalda con espalda, notó algo extraño en el roce de los pezones… había algo metálico. De pronto cayó en la cuenta de qué se trataba de Adriana, solo ella podía tener el descaro (y el coraje) como para colocarse piercings en los pezones. ¿Qué es lo que haría? La novia de su hermano descubriría, con total seguridad, que ella estaba engañando a Erik, pero… Adriana también estaba desnuda, y se movía mucho sobre alguien. ¿Sobre quién?
Jorge sintió que, de repente, Alba se volvía más pesada, como si alguien se le hubiera tirado encima. No quiso quedarse con la duda, por lo que sus manos salieron a explorar la oscuridad, mientras la hermana de su mejor amigo subía y bajaba por su v***a. Tocó algo suave y tibio, demasiado carnoso como para tratarse de Sofía, pero también demasiado femenino como para tratarse de un hombre. La única posibilidad era que fuera Adriana, la novia punk de Alexander… la mujer que hubiera sido su amante esa noche, si es que el intercambio de parejas se hubiera llevado a cabo. Pero eso no importaba ahora, algo mucho más interesante que un intercambio estaba ocurriendo, y las probabilidades le decían que aún le quedaban oportunidades de divertirse con Adriana. Sabía que contaba con el permiso de su amigo, por lo que no le importó… así como tampoco le importaba coger a Alba, sin permiso de su novio. No conocía mucho a Erik, y no podía sentir remordimientos por él. Con una de sus manos se aferró a una de las tetas de Adriana, y descubrió un piercing en ella «La piba tiene estilo», pensó, mientras la sobaba.
Erik ya estaba entregado, no le importaba nada. Separó sus nalgas con ambas manos y esperó. Alexander no lo hizo desear, le demostró que él también estaba decidido a seguir adelante con el asunto. La v***a salió del culo del rubio, sólo para hincarse una vez más. Le dolía, pero de a poco ese dolor se iba convirtiendo en placer… en el mayor placer que había sentido en su vida. Colaboró meneando un poco el culo, y ésto incentivó a Alexander, quien buscó penetrar más hondo, y lo consiguió. Un gemido escapó de la boca de Erik, pero a nadie pareció importarle.
Sofía, quien ya estaba algo contracturada por su incómoda posición, apartó a Adri; pero para darle a entender que no se había cansado de ella, se puso de rodillas y sus tetas se tocaron. Notó que Jorge le estaba manoseando las tetas a Adri, y por ende a ella también; esto la calentó. Sofía se dio cuenta de que Adri estaba espalda con espalda con Alba. Desde su posición, la rubia podía entretenerse con la inexperta muchachita. A tientas buscó las tetas de Alba y empezó a amasarlas, mientras se unía en un potente beso lésbico con Adriana.
Alguien se movió delante de Erik. Al principio él no entendió nada, pero al estar en cuatro, con la cabeza casi contra el colchón, pudo sentir un turgente culo contra su cara. No le importó de quién era, sólo sabía que se trataba de una mujer. Mientras Alexander empezaba a tomar ritmo, y sus penetraciones se hacían cada vez más profundas, Erik metió la lengua entre esas nalgas, y empezó a disfrutar de ese hermoso culo.
Jorge la estaba pasando de maravilla cogiéndose a Alba; pero la reciente aparición de Adri lo hizo desear probar esa concha. No tenía mucho lugar para maniobrar, ya que estaba prácticamente sentado; pero sus brazos eran fuertes. Apoyó las manos contra el respaldo de la cama y empujó, desplazando a todos los demás, hasta que pudo ganar un poco de espacio. Ésto le permitió quedar en una posición un poco más horizontal. Valiéndose una vez más de la fuerza de sus brazos, sujetó a Alba y la levantó, atrayéndola hacia él, hasta que la concha de la chica quedó a la altura de su boca. Comenzó a chuparla con devoción, le encantó poder notar lo dilatada que la había dejado.
Adri disfrutaba de los manoseos que provenían de Jorge, y los besos de Sofía. Cuando Jorge empujó, ella se abrazó a la rubia, y su beso se volvió aún más intenso. Un instante después notó que ya no hacía contacto con la espalda de Alba; la chica se había movido. Retrocedió un poco y se encontró con una gran sorpresa… una muy agradable. Se trataba de la v***a erecta de Jorge, que estaba libre, como si estuviera esperando por ella. No lo dudó ni un instante, la agarró con una mano y se posicionó sobre ese gran falo. Su concha estaba tan húmeda y dilatada, que la penetración fue suave; pero no por eso menos dolorosa. El peso del cuerpo de Sofía sobre el suyo la hizo bajar más fuerte de lo que hubiera querido, y la pija se le enterró casi completa. Soltó un grito de placer, obviamente todos lo escucharon, y a nadie le quedaría duda de que a Adriana le habían metido una buena pija; pero todos fueron lo suficientemente discretos como para no decir nada.
A Alba no le agradaba tener que compartir la pija de su nuevo amante, pero debía admitir que ya le estaba doliendo la concha, con semejantes penetraciones. Las lamidas que le estaba dando Jorge le servirían como un pequeño recreo. Cuando Adri gritó, una ola de placer le recorrió la espina dorsal. Pensó: «¿Viste que buena pija, Adri? Disfrutala… así vos también sabés lo que se siente tener la concha bien llena».
Erik tenía que admitir que Alexander sí sabía coger… y, aunque aún no lo pudiera creer, se lo estaba cogiendo de maravilla. Su culo ya había alcanzado la dilatación óptima, y la v***a entraba y salía con soltura. Supo que Alexander debía estar lubricándola con saliva, porque sintió su culo cada vez más húmedo. Lentamente comenzó a trepar por la espalda de Sofía, y se fue acercando a la rubia, dándole tiempo a Alexander a hacer lo mismo.
Alexander se dio cuenta de que Erik quería moverse hacia adelante, por lo que tuvo que sacar momentáneamente su v***a, para poder ponerse de rodillas sobre la cama. Ahora Erik estaba arrodillado, pero con el torso erguido. No le importó, aún podía disfrutar de su culo. Lo penetró tan hondo como pudo, y reanudó el ritmo de la cogida.
Por su parte, Erik aprovechó la posición para abrazar con fuerza a Sofía.
La rubia no opuso ninguna resistencia, al contrario, pegó más su espalda al pecho de quien sería su amante de turno. Lo ayudó a posicionar su v***a, ella estaba deseosa de sentir algo duro dentro de la concha. Erik no estaba tan bien dotado como su novio, pero el rubio tenía una v***a de lo más disfrutable. Ella levantó la cola y la pija se le clavó dentro de la concha. Dejó salir un gemido, medio involuntario, medio a propósito. Bajó un poco su cabeza, hasta quedar a la altura de las tetas de Adri. Una a una empezó a chuparlas.
Adri agradeció el gesto de Sofía, que le chuparan las tetas la volvía loca, y más aún si al mismo tiempo le estaban metiendo una v***a en la concha. A ella no le importó demasiado disimular. Comenzó a dar saltos sobre la pija de Jorge, disfrutándola al máximo. En sus movimientos a veces se encontraba con la espalda de Alba, y supuso que Jorge debía estar chupándole la concha. Sintió envidia de Jorge, ella también quería saborear esa preciosa rajita. También supuso que Alba debía estar deseosa de volver a montarse sobre esa pija, por lo que intentó disfrutarla al máximo.
Erik estaba pasando la mejor noche de su vida, nunca antes había estado tan excitado. Esa rubia, que se estaba cogiendo, no dejaba de gemir con sensualidad, invitándolo a penetrarla con más fuerza. Lo hizo. Lo mejor era que cada vez que retrocedía, para tomar envión, la v***a de Alexander se le clavaba hasta el fondo del orto; y ésto lo hacía suspirar de gusto.
Alba dio media vuelta en su lugar, le costó un poco pero cuando Jorge adivinó sus intenciones, la ayudó. Volvió a sentarse sobre la cara de su amante, para que éste siguiera chupándole la concha. Bajó, hasta que su boca quedó más o menos a la altura en la que se debería encontrar la v***a. Adriana la estaba montando frenéticamente, pero disminuyó el ritmo en cuanto sintió un par de manos en sus nalgas. Alba aún no sabía muy bien qué era lo que iba a hacer, ella sólo tenía ganas de meterse esa gran pija en la boca; pero con Adriana arriba, no le quedó más alternativa que estirar la lengua y lamer lo que pudo del pene. Tenía un gusto extraño, y no podía deberse otra cosa que no fuera el flujo de la concha de Adri. Ésto la hizo recapacitar, a ella no le gustaban las mujeres… pero el apasionado beso de Sofía la había hecho dudar. Contra todo pronóstico, Adri se levantó, liberando la v***a de Jorge. De esa forma Alba pudo chuparla durante unos segundos. Estaba muy caliente, quería tragarla tanto como le fuera posible. Lo que no sospechó era que esta recompensa tendría un precio.
Adri le permitió a su cuñada chupar la v***a de Jorge, porque desde que todo el desenfreno empezó, ella tenía una fantasía en mente; y ésta era la mejor oportunidad para hacerla realidad. Dejó que Alba se entretuviera con la mamada durante unos segundos, y luego retrocedió, poniendo todo su culo contra la cara de su cuñada. Empezó a frotarse.
Alba no lo podía creer, Adriana le estaba frotando el culo y la concha contra la cara, para colmo ella no podía irse más hacia atrás. Con una mano masturbaba a Jorge y con la otra intentaba apartar las nalgas de Adri; pero ella no cedería. Alba comprendió que para poder liberarse del momento debía dar un importante paso en su vida. Nunca antes lo había hecho, y tal vez sólo había fantaseado con ello en alguna noche de mucho alcohol y calentura. Ahora tenía la calentura, pero su mente no estaba nublada por el alcohol. El olor de la concha de Adri era embriagador, y toda la humedad se transmitía a su propia cara. «¡Uf, qué mojada tiene la concha!, pensó Alba». «Tal vez no sea tan malo… se siente bien». Pegó más su cara contra la concha, si la luz estuviera encendida, todos podrían ver la sonrisa en sus labios. «Ah, ya fué… estoy re jugada». Sacó la lengua y dio la primera lamida a esa rechoncha v****a.
Adri se detuvo cuando supo que había conseguido su objetivo, permitió a Alba explorar su húmedo agujero con toda la lengua. La chica era inexperta y se le notaba la timidez al momento de lamer, sin embargo el solo hecho de sentir su lengua contra la concha, la ponía a mil.
Alba intentó replicar todo lo que Jorge le estaba haciendo en su propia concha, ya que lo estaba disfrutando mucho y supuso que para Adri sería igual. Se centró más que nada en el clítoris de su cuñada, le dio suculentos chupones. Luego hizo lo mismo con los labios y metió la lengua por el agujero. «¡Ay, qué bueno está esto!», pensó. Contra todo pronóstico, estaba disfrutando chuparle la concha a una mujer… incluso llegó a preguntarse por qué no lo había hecho antes. Alba estiró la mano, sabiendo que se iba a encontrar con la concha de Sofía, quería brindarle placer a ella también. Lo que no se imaginó fue que encontraría una pija entrando y saliendo de ese agujero. Sin dejar de chupársela a Adri, tocó los testículos. Los conoció de inmediato, se trataba de los huevos de Erik. No le importó que su novio se estuviera cogiendo a la rubia, al contrario, la alivió. Ahora ya no debía sentirse tan culpable por haberse dejado coger por Jorge. A pesar de que estiró los brazos hacia los costados, no encontró señales de su hermano, eso también la tranquilizó mucho. Al parecer Alexander había abandonado la cama, incluso podría ser que ni siquiera estuviera en la habitación. Si su hermano no estaba cerca, podía soltarse aún más en el sexo.
Fue como si todos se hubieran puesto de acuerdo en que querían probar otras cosas, luego de que se entretuvieran durante unos minutos en la complicada posición que habían adoptado, uno a uno empezaron a moverse. El primero fue Alexander, quien lo tenía más fácil, ya que sólo debía bajar de la cama, poniéndose de pie. Erik había disfrutado al máximo de la cogida que le dio su cuñado, pero estaba listo para ir por más. Se apartó de Sofía y empezó a buscar, a tientas, a un nuevo amante; fuera hombre o mujer, a esa altura de la noche le daba lo mismo. Sofía se movió hacia un costado y se paró junto a la cama, ella también estaba ansiosa por encontrar otra persona con la que pudiera disfrutar del sexo. De preferencia: Alba.
A Adri le quedó claro que tenía vía libre para moverse en cuanto Sofía se apartó. Fue hacia el lado opuesto que la rubia, y se encontró con unas manos tanteando la oscuridad. Eran suaves, pero masculinas. Supo que se trataba de Erik. No lo dudó, el rubio la calentaba mucho; aunque nunca se lo hubiera confesado a su novio. Agarró a Erik por los hombros y lo obligó a acostarse boca arriba. Casi de inmediato lo montó y se clavó toda su v***a en la concha. Empezó a dar saltitos, que Erik acompañó con el movimiento de su cuerpo.
Alba se arrastró por la cama, dio media vuelta, quedando con la cara hacia el respaldar de la cama, se puso en cuatro y empezó a chuparle la pija a Jorge. Ese falo la tenía loca. Pocos segundos más tarde sintió que alguien la tomaba de la cintura y le arrimaba la v***a a la concha. Debía ser Erik, por lo que levantó la cola y se dejó penetrar.
Sofía, que sabía perfectamente dónde estaba su novio, estaba ansiosa por sentir esa gran v***a en su concha. A tientas llegó al lugar preciso, se montó dándole la espalda a Jorge.
Alba tuvo que dejar de chupar, para darle lugar a la rubia. Sólo le importó un poco, porque ésta también era la oportunidad para chuparle la concha, y así lo hizo. Se prendió de su clítoris como si fuera una lesbiana experta.
Sofía se sorprendió mucho al sentir los chupones que Alba le estaba dando en la concha, no se imaginó que la chica fuera animarse tan rápido. La alentó acariciándole la cabeza, y la respuesta fue inmediata. La lengua jugueteó con su clítoris y le proporcionó grandes olas de placer. La pija de su novio ya se le había clavado completa, y la estaba montando lentamente.
Alexander, que ahora sí tenía ganas de probar una concha, buscó a tientas y se encontró con un cuerpo delgado, y un culo respingón. Se alegró mucho, esa no podía ser otra que Sofía. Hacía tiempo que tenía ganas de cogerse a esa hermosa rubia. No lo dudó, se mandó para adelante como un amante en celo. La concha ya estaba bien húmeda y dilatada, como si recientemente hubiera sido penetrada. Su pija entró suavemente, y se sintió en la gloria. El interior de esa concha era muy cálido. Empezó a metérsela con fuerza, la quería castigar; quería darle una cogida que no olvidara nunca en su vida.
Erik se prendió a las tetas de Adri, y empezó a chuparlas en intervalos cortos. La novia de su cuñado era una experta en el sexo, se movía con maestría, cogía mucho mejor que Alba. Nunca le diría esto a su novia, pero sí disfrutaría al máximo de la oportunidad que tenía.
A Alba le sorprendió la energía con que se la estaba cogiendo quien ella creía que era su novio. Erik nunca se la había cogido así, se sintió como una perra en celo siendo montada; pero estaba tan caliente que eso, en lugar de desagradarle, la puso aún más cachonda.
Jorge se sentía realizado, en una noche había penetrado tres conchas diferentes. Le gustaría poder decir que su favorita era la de su novia, pero en realidad se había quedado fascinado al coger a Alba. Ya estaba fantaseando con hacerlo de nuevo; pero no de momento, porque ahora tenía a Sofía montándolo como una experta, y además Alba le daba una ocasional lamida en los testículos. Estiró su mano derecha y tocó el cuerpo de Adri. Le manoseó las tetas y luego bajó hasta encontrarse con su concha, la cual tenía la v***a de Erik adentro. Jorge tocó todo, no le importó posar su mano sobre un m*****o masculino. Él tenía un gran secreto: aquella vez se encontraba mirando un partido de fútbol con uno de sus mejores amigos, habían estado tomando cervezas y ya ninguno de los dos estaba muy sobrio. Daba la casualidad de que cada uno era hincha de uno de los dos equipos, y estuvieron toda la tarde haciéndole comentarios en tono de burla sobre el equipo rival. Se les ocurrió hacer una gran apuesta: aquel cuyo equipo perdiera, le tenía que chupar la v***a al otro. A Jorge le pareció una apuesta ridícula; pero como su equipo iba ganando dos a cero, aceptó. Para su sorpresa, su equipo terminó perdiendo cuatro a dos. Se quería matar, no sólo por la bronca futbolística de perder un partido ganado, sino también porque debía pagar la apuesta. Pero él era un hombre de palabra, y no se iba a acobardar. No iba a dejar de ser menos hombre por culpa de una apuesta. Aceptando su destino, se puso de rodillas frente a su amigo, y empezó a chuparle su gran v***a. Al principio le dio asco, ya que nunca se le había pasado por la cabeza hacer algo así. Sin embargo al mirar a los ojos de su amigo, se dio cuenta de que éste lo estaba disfrutando. La v***a se puso bien dura dentro de su boca, y luego de unos segundos ya no le resultó tan desagradable. Empezó a chuparla con un poco más de ganas, no demasiado; pero sí lo suficiente como para complacer a su amigo. De a poco le empezó a tomar gusto a la v***a, y la chupó tal y como su novia se la chupaba a él. Usó todos y cada uno de los pequeños truquitos que aprendió de Sofía. Hizo un buen pete y ni siquiera se apartó cuando su amigo eyaculó, se tragó toda la leche. Después de este incidente, ya nunca más habló del tema con su amigo; siguieron viéndose como si nunca hubiera ocurrido. Jorge jamás le contó ese suceso a Sofía, ni tampoco le dijo que desde ese día fantaseaba con la idea de chupar otra pija.
Cuando Adri sintió la mano de Jorge explorando su concha, se sorprendió, no porque él la tocara, sino porque se dio cuenta de que el amigo de su novio le estaba agarrando la v***a a Erik. A ella le calentaba mucho la idea de ver a dos hombres cogiendo, y no sospechaba que Jorge tuviera esas inclinaciones. Sólo para ver (o percibir) lo que ocurría, se hizo para atrás. Se acostó boca abajo en la cama y empezó a chupar la v***a de Erik. Supo que los toqueteos de Jorge se volvieron más intensos, y se preguntó hasta dónde llegaría.