Capítulo 20

1479 Words
Me estaba volviendo completamente loca con este cabestrillo en el brazo que me lo inmovilizaba. Aparte de que la comezón era algo irritable y muy estresante. Tenía apenas unos días con esta cosa la cuál me evitaba trabajar, montar o hacer mis tareas diarias a la que me había acostumbrado. La parte buena de todo esto es que Paula estaba aquí en la hacienda conmigo pasando sus vacaciones y conociendo toda la hacienda y sus alrededores. —Nana Rosario, ¿Has visto a Paula? Entro a la cocina encontrándola cortando algunos vegetales y removiendo su cacerola con guisos que mantienen la cocina con un olor exquisito. —Salió está mañana a montar acompañada de José y la niña Fara —Me sonríe cálidamente —. ¿Cómo sigue tu brazo? —Bien nana, iré por ellos. Camino saliendo de casa en dirección a las caballerizas donde me encuentro a José hablando muy amenamente y entre risas con Paula. Al verme Paula se gira y se acerca a mi sonriéndome. —No sabes, conocí los alrededores de la hacienda y quede completamente enamorada —Sus ojos brillan —. Ahora entiendo porque te gusto tanto este lugar. —Es bellísimo —Le respondo —. ¿Has visto a Fara? —Ella regresó hace una hora, ¿No está en casa? —A de ser, pensé seguía con ustedes y por eso no la busqué en su habitación. Por supuesto ya la había buscado en su habitación y no se encontraba. ¿Dónde estaba metida ella? —Iré con Damian, los veo luego. Camino de regreso a la casa y antes de que llegue a la puerta observo como Fara se baja muy acelerada de su caballo entregándoselo a uno de los trabajadores y entra prácticamente corriendo a la casa. A unos metros observo a Abang el cuál parece detenerse al ver que ha entrado a la casa. ¿Qué mierda esta pasando? Entro rápidamente a la casa siguiéndole el paso, antes de que su puerta se cierre la llego a detener entrando y cerrándola detrás mío. —Fara, ¿Qué pasa? —Se gira y veo su rostro completamente rojo y agitada —. ¿Por qué luces así? —¿Así como? —Luce bastante nerviosa. —Fara estás roja como un tomate, alterada y nerviosa entonces, ¿Qué sucedió? —Me cruzó de brazos —. Somos amigas Fara, no puede haber secretos entre nosotras. —¿Ah si? Te recuerdo que fuiste la primera en romper esa regla al ocultarme lo que pasaba entre tú y mi hermano. —Fue diferente — Tartamudeo sabiendo que es verdad —. Pero estamos hablando de ti no de mi Fara. Además... vi a Abang que venía detrás tuyo cuando llegaste. —¿Lo viste? —Ahora la que Tartamudea es ella —. ¿Qué te dijo? —Nada. Pero venía siguiéndote así que me dices que te sucedió o lo averiguo por mis propios medios. —¿No serías capaz? —Frunzo el ceño. —Claro que lo sería y en compañía de Damian —Me mira con los ojos muy abiertos —. Y lo haría Fara. —Maldita sea tú ganas —Inspira sujetando el puente de su nariz —. Te contaré, solo no me juzgues, ¿Esta bien? —¿Y porque te gustaría? —Me acoste con él —¿Qué? —. Tuve relaciones con Abang en la cascada de nuestra hacienda. —¿Es neta?...—Siseo y asiente —. ¿Qué carajos? Ósea nunca he visto que crucen palabra alguna o se miren, ¿De que carajos me perdí? —Nuestras familia fueron muy unidas cuando papá estaba vivo. Desde que éramos unos adolescentes nuestros padres convivían y por ende él y yo pasábamos mucho tiempos juntos. —¿Y qué sucedió? Porque he visto que Damian no gusta de él o al menos eso demuestra. —El padre de Abang estaba con el nuestro el día que murió y Damian culpa al señor de no haber podido ayudar a mi padre para salvar su vida. Desde allí se creó una rivalidad entre ambos y más de parte de mi hermano. —¿Y podía hacerlo? —No. Mi padre murió de un infarto fulminante; no había nada que pudiera hacerse pero es algo que Damian nunca ha querido entender . —Es absurdo su actitud —Suspiró —. Pero sin duda no se puede enterar de nada. —Por eso te suplico que no le cuentes nada Lucre, ¡por favor! —Junta sus manos —. Mi hermano no se puede enterar de esto. —Jamás le diría tonta —La abrazo —. Eres mi amiga, mi cuñada casi mi hermana. Jamás de traicionaría . —Ni yo a ti tonta. *** Habíamos pasado toda una tarde de chica en la alberca disfrutando del sol desde la mañana. José y Damian habían salido hacia la capital a resolver algunos asuntos y quedaron en regresar a horas de la tarde; así que no demoraban en llegar. Luego de una ducha y algo de ropa fresca seco mi cabello y salgo de la habitación bajando las escaleras con rumbo a la cocina donde me encuentro a Sandra. —Veo que ya sigue mejor de su brazo —Su sonrisa falsa me irrita —. ¿Ya reconocieron quienes fueron? —Soy tu patrona así que limítate en tratarme de usted y con respeto que miles de veces te he dicho que no somos iguales. —Respondo Sería —. ¿Dónde está Rosario? —No lo sé señora, averígüelo por su cuenta. Me da una última mirada y se marcha dejándome allí parada completamente irritada. Me doy la vuelta saliendo de la cocina y rápidamente mi rostro se ilumina y sonrió cuando veo a mi hombre cruzar aquella entrada. —¡Amor! —Corro a sus brazos. —Hey, mi cielo —Deja un beso en mi frente —. ¿Qué tal tú día? —Con las chicas pero con ganas de verte —Me da un casto beso —. ¿Y él tuyo? —Algo complicado pero feliz de estar aquí y poder besarte y mimarte —Deja un beso en mi hombro —. ¿Qué tal va? —Yo digo que bien. Espero mañana el doctor me diga que ya me lo puedo quitar; es una tortuga tener un día más esto. —Calma mi cielo, lo primero es tu salud. —Acaricia mi mejilla mientras mira mis ojos fijamente —. Te amo preciosa. —Y yo a ti mi amor. Besos sus labios profundizando el beso y abrazándolo porque junto a él me siento feliz. —Patrón —Uno de sus empleados entra interrumpiéndonos —. Lamento molestar, pero una camioneta acaba de llegar. –¿De quién se trata? Observo detrás de él entrar una mujer en un hermoso traje rojo y tacones que resuenan por toda la sala. Ella luce algo mayor, pero bien conservada y elegante. —¿Interrumpo? —Esto no me lo esperaba… —Musita en un susurro casi inentendible —¿Cuándo regresaste, qué haces aquí? ¿Quién diablos es esta señora? —¿Mamá? —Escuchó la voz de Fara detrás nuestro y su rostro es de asombro al igual que el de Damian —. ¿Qué haces aquí? —Vaya manera de recibirme la de mis hijos. Fara se acerca abrazándola y sonriendo. Damian apenas y parece salir de su transe y se acerca abrazándola. —Diez meses sin verme, ¿Y así me reciben? —Lo sentimos madre, pero no te esperábamos —Responde Fara —. ¿Qué haces aquí? Te esperábamos a fin de año como de costumbre. Observo a la señora la cuál me mira con curiosidad y es cuando me doy cuenta que no sé absolutamente nada de la vida de Damian. Ni siquiera sabía que su madre estaba viva. Pensé que estaba muerta igual que su padre y ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba. Damian sabía de mi vida y mis padres, pero yo no sabía nada de él y mucho menos de su familia. —Adelante mi regreso porque conmigo vino alguien. —¿De quién se trata? —Pregunta Damian. —Ya lo verás querido… Observo cómo entra una mujer de cuerpo esbelto y cabello castaño a la casa. Su sonrisa es mucho más grande que su cara y su rostro se ilumina mirando a Damian. ¿Quién diablos era ella? —Hola Damian —Se para finalmente frente a él y su mirada hacia él no me agrada —. Hace tanto tiempo… —Daniela… El rostro de él parece pálido y el de Fara luce completamente asombrado y lleno de nervios. ¿Quién diablos es esta tipa?
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