CAPÍTULO 2

2239 Words
No quería llegar así a casa, sé que mi abuela volverá a preocuparse al igual que Samuel, pero me siento tan rota y triste que es imposible para mí intentar siquiera disimular que todo está bien porque simplemente no lo está. Por lo menos pude salir de esa casa antes que todo se descontrolara más, aunque igual todo fue bastante malo. No puedo creer que Chris es tan monstruoso cuando alguna vez fue tan dulce.  - ¿Ariel? – escucho la pregunta de mi abuela desde algún lugar de la sala cuando cierro la puerta a mis espaldas. Abro la boca para responderle, sin embargo, termino soltando un sollozo alarmante. Sí bueno me duele bastante - ¿Ariel? – escucho como vuelve a preguntar, pero más cerca que antes. Me dejo caer en el piso porque las piernas no dejan de temblarme después de correr durante tanto tiempo y tan rápido como pude. - ¡Ariel! – chilla escandalizada corriendo y dejándose caer a mi lado, tomando mi cara entre sus manos y viendo con dolor mis heridas. Como me duele estar haciéndole pasar por esto, juro que es involuntario, no me gusta que me golpeen, pero siempre me doy cuenta del monstruo con el que estuve hasta que lo deja salir. Ya he pasado por eso y lo he superado, pero eso no quita el dolor físico y mental que siento en este momento. Yo solo quiero que alguien me ame como mi papá amó a mi mamá ¿es que eso es tan difícil? ¿es en serio imposible? - ¿Qué ocurre? – escucho una voz gruesa preguntar seguido de unos pasos pesados que se quedan estancados a un metro de nosotras. Bajo la mirada no queriendo que Samuel me vea mis heridas, pero sé que ya lo hizo. - Trae el botiquín cariño, rápido rápido – lo apura mi abuela mientras me ayuda a ponerme de pie y nos lleva al gran sofá. En lo que pareció cinco segundos llega otra vez mi hermano con lo pedido y se queda a una pequeña distancia, viendo con sus penetrantes ojos todo lo que pasa – Dime que pasó ¿sí? – asiento aun con la respiración agitada. - Terminé con Chris – hago un puchero involuntario al intentar reprimir mi llanto, pero no funciona – Y entonces me dijo que yo no tenía derecho a decidir eso y me golpeo, me iba a venir abuela, estaba saliendo de esa casa y él solo me tomo del cabello y me pegó más veces y dijo que no podía terminarle – nunca había vivido algo así. Ya he estado con personas que se sentían con el derecho de pegarme solo porque les permitía muchas cosas, pero mi papá nunca hirió a mi mamá entonces sé que eso es algo que no necesito soportar, entonces esa es una señal para alejarme de ahí, algo que hacia sin mirar dos veces y ellos me dejaban ir, solo huía, los ignoraba y era suficiente, pero esta vez no. Otra señal es que me sean infiel, mi papá nunca estuvo con otra mujer, entonces yo no aceptaré eso, esas son más que todo los avisos para salir huyendo de una relación; Chris nunca había hecho esas cosas, entonces por eso seguía ahí. Puedo soportar algún grito, las discusiones son normales en las relaciones ¿cierto? Solo debo sentarme y dejar que se descarguen para después relajarlo, también puedo intentar ser como ellos quieren, aprender algún deporte o simplemente a cocinar y hacer las tareas del hogar. Pero jamás podría estar con alguien que me hace este daño tan terrible. - ¿Qué? – escucho la pregunta con un tono más grueso de lo habitual, por lo que volteo y veo a mi hermano a los ojos por primera vez desde que entre a casa - ¿Ese maldito hizo eso? – asiento dejando caer más lágrimas. - Nunca lo había visto así, me dio tanto miedo, luego Cesar y Latrell lo separaron de mí y creí que estaría a salvo, pero dijeron algo como que me enseñe a obedecerlo de otra manera, que si me magullaba mucho se metería en problemas entonces que fuese más inteligente – me estremezco de solo recordar sus palabras y las sonrisas tan terroríficas que tenían esos dos. Nunca me confié mucho de ese par y ya veo que tenía razón, pero como siempre, mi necesidad por conseguir al amor de mi vida y complacerlo fue mayor. - Y él iba a desnudarse ahí frente a ellos y luego a mí y me dio tanto miedo y asco que… - me concentro en el ardor que me causa el alcohol en mis heridas, pero no funciona muy bien dado que acabo de vivir una de las peores experiencias en mi vida. Y he vivido tantas… - ¿Él te…? – niego con la cabeza hacia mi abuela. - No, pude tomar algo y lanzárselos antes de salir corriendo, no sé cuándo dejaron de seguirme, pero pude librarme – siempre he sido una niña rápida, y nunca había estado más agradecida por eso. - Bueno cariño, ahora solo te daré un té para que te calmes y luego a dormir ¿sí? Todo estará bien – con la voz temblorosa, mi abuela besa mi frente y toma lo que utilizo para ponerlo en su lugar después de botar los desechos. Me duele verla así, tan triste por mí, pero por lo menos ya dejó de insistir con eso de que deje de meterme con esa clase de hombres. Me costó, sin embargo, pude hacerle ver, finalmente, que no lo hago a propósito, ellos eran príncipes que se convirtieron en el villano. - Ángel – murmura mi hermano sentándose a mi lado, tomando el lugar en el que antes estaba mi abuela y tomando mis manos con una delicadeza que impresionaría a muchas personas debido a lo grande que es. - Ya terminé con esto, salí un poco golpeada pero ya no tendré que soportarlo – intento sonreírle, pero al hacerlo mi labio se estira y me causa ardor en el roto que tengo ahí, mierda arde. - ¿Tu lo amas todavía? – entiendo que pregunte porque mi proceso de superación depende de cuánto lo amo, pero casi siempre el motivo por el que los dejo es mucho mayor, lo que me facilita el dejarlos atrás y seguir en mi búsqueda. - No – bajo la mirada pensando muy bien en mis sentimientos, es extraño, a pesar que ya he tenido novios que me han levantado la mano, nunca sentí esto por ninguno, seguro es porque ellos lucían arrepentidos o se limitaban a una cachetada o un solo golpe. Chris se ensañó conmigo como si me odiara tanto… - Le tengo miedo – continúo levantando la vista hacia él. - Él va a pagar por lo que te hizo, pequeño ángel – con cuidado, levanta una de sus manos a mi mejilla golpeada, sé que no quiere tocarme para no lastimarme, pero yo necesito sentirlo. Con mi mano libre la sostengo y dejo caer mi rostro ahí, haciendo una pequeña mueca porque es claro que me dolió, pero de inmediato pasa y solo soy capaz de sentirme bien, protegida, como si ya todo lo malo hubiese pasado y se vinieran solo cosas buenas. - No quiero que te metas en problemas ¿sí? – no tengo miedo de lo que él podría hacer, Samu es un buen chico, inteligente y tranquilo, solo algo solitario, pero lo respeto, todos somos diferentes y en eso él es completamente opuesto a mí. Él dice que no quiere convivir con nadie más que no seamos nosotras y, por otro lado, yo siento que necesito estar rodeada de personas, o al menos de una sola que me ame de esa manera que tanto anhelo. A veces quisiera ser como él. - Sabes que nunca lo hago, precioso ángel – suelto una pequeña risita al escuchar el apodo que me puso. Realmente me parece muy lindo cuando me llama de ese modo, empezó a utilizarlo desde los diez que descubrió que, en la religión hebrea, hay un ángel con mi nombre. Antes de eso me decía princesa porque también hay una con el mismo nombre. - En serio Samu, ya todo estará bien, no tienes que hacer nada ¿sí? – él se queda callado por un momento y puedo hacerme una idea de lo que le está costando negarse, después de todo si fuese al revés yo ya estuviese buscando al infeliz que hubiese dañado a mi hermanito. Pero ya hace muchos años lo castigaron por pelearse y lastimar a uno de esos novios que se atrevió a golpearme, la pasé muy mal, pero no por lo que ese hombre me hizo, sino por ver a Samuel con esos ojos vacíos otra vez. No quiero que él vuelva a sentirse de esa forma, por eso, después de lo ocurrido, lo hacía prometerme que no buscaría venganza y la situación quedaba así, de todos modos, todos ellos terminaban dejando el pueblo por algún motivo y no teníamos que preocuparnos por nada más. - El karma se encargará de él – su voz me saca de mis pensamientos – Él hizo muy mal, entonces supongo que él tendrá que pagar – frunzo un poco el ceño preocupada. En serio no quiero que se meta en problemas o salga lastimado. No dudo que Sam pueda contra Chris, mi hermano es más grande y fuerte, pero mi ahora ex, nunca está solo y no sé qué podría pasar si todos caen sobre Samuel al mismo tiempo. - Samuel, por favor – él acaricia mis labios con su pulgar, haciéndome callar con la delicadeza que siempre tiene conmigo. - No tienes que preocuparte, es la ley de la vida, el karma es la justicia, si haces bien te va bien, si haces mal te irá mal ¿cierto? – asiento un poco dudosa, pero finamente confiando ciegamente en él – La vida se encargará de darle lo que se merece – asiento satisfecha con sus palabras y me recuesto con cuidado en su pecho. Necesito descansar. **** Por supuesto, las miradas no se hacen esperar, y como no si tengo la cara hecha un desastre. Chris se pasó de la raya. - ¡Ariel! – una voz aguda chilla a mi lado, haciendo que voltee con una sonrisa suave, consiguiéndome a mis amigas, la linda rubia Luna, la castaña Nora y finalmente Angélica con su despampanante cabello n***o. Somos muy unidas desde que comenzamos las clases, especialmente con Luna, ella es como un niño atrapado en un cuerpo adulto y me resulta refrescante. - ¿Qué te pasó en la cara? – murmura con asombro la castaña acercándose más de la cuenta e incomodándome un poco, pero logro disimularlo. - Chris, ayer se volvió loco, fue terrorífico – murmuro con un gesto algo desagradable, tanto por la situación como por tener que contarles lo que pasó. Ya ayer les dije a las personas importantes lo ocurrido, ya nadie más tiene porque enterarse de los detalles. - Ese animal, ya verá cuando lo agarre – niego volviendo a sonreírles con suavidad. - No tienen que preocuparse, ya le termine, nada de esto volverá a pasar – a lo lejos veo como Samuel posa la vista en mí y sé que es la excusa perfecta para salir de esto – Allá está mi hermano esperándome, nos vemos luego – camino hacia él, o esa era mi intensión, pero Nora me detiene tomándome del brazo. - Vamos contigo, estamos todavía muy preocupadas por ti – frunzo el ceño extrañada por la manera en la que voltea a ver a Angélica – Somos tus mejores amigas, no importa que Samu este con nosotras tambien – mi entrecejo se pronuncia más y me zafo de su agarre. - Está bien, pero no le digas Samu, no lo gusta – empiezo caminar hacia él sintiendo como ellas me siguen. No entiendo por qué lo hacen si lo normal es que aquí nos separemos para yo poder pasar un momento de calidad con él, pero bueno. - Tu lo llamas así – ignoro, por mi paz mental, el tono defensivo que utilizó Angélica. - Sí, porque es mi hermano – no sé qué más dice porque finalmente llegamos con él, que me recibe con un abrazo y una mirada extrañada a las tres chicas a mis espaldas. - Espero no te moleste que los acompañemos hoy, Samu, estamos muy preocupadas por Ariel – casi parece que, en lugar de hablar, ronroneara, pero en lugar de mostrar lo mucho que me irrita eso, entierro la cara en el pecho de Samuel. Su aroma me tranquiliza por mucho. - Como sea – dice con aburrimiento, un tono nada parecido al que utiliza conmigo cuando me dice – Hoy puedes tomarte el día, yo trabajaré tu turno – asiento todavía enterrada en su cuerpo. Podría negarme, él no ha parado en toda la semana, pero lo agradezco. Lo menos que quiero es que más personas se me quede viendo. >> Y no me llames de esa forma – replica con sequedad a las muchachas justo después de separarme de su cuerpo, tomar mi mano y empezar a caminar a la cafeteria sin prestar atención sobre si nos siguen o no. Yo le advertí que no lo llamara así.
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