Quiero llorar tanto, pero es como si mis lágrimas se hubiesen acabado, porque solo soy capaz de sentir como me ahogo con el nudo en mi garganta sin ser capaz de deshacerlo. - ¡Confiesa! – chilla el hombre golpeando con sus palmas la mesa, tan fuerte que me hace saltar y soltar un sonido lastimero al hacerme daño con las esposas. - ¡Yo no hice nada! – chillo entre molesta y asustada por estar aquí. No tengo a Samu o a mi abuela a mi lado, estoy completamente sola con este hombre que no deja de insultarme e intimidarme por algo que no he hecho. - ¡Tu estas vinculada a todos estos hombres! ¡tienes que ser tú! – niego repetidas veces, tan rápido que incluso me mareo un poco. - Todos ellos eran malos, seguro se metieron en problemas con las personas equivocadas y entonces… - vuelve a golpe