OMNISCIENTE No podía dejar de pensar en ella, desde que la conoció cuando era solo un niño, su pequeño ángel siempre fue el centro de su mundo, quien lo hacía seguir viviendo, por quien quería hacerlo, y después, ellos crecieron. Ya no había mucho del mismo amor inocente que hace años, ya no le bastaba con tomar su mano y acariciar su cabello, ahora también quería pasar sus manos por cada curva de su cuerpo, besar toda su piel y enterrarse en ella con pasión y veneración, pero eso solo era un sueño imposible porque para ella, él era su hermano, y los hermanos no hacen esas cosas. Entonces, él tuvo que buscar otra manera de satisfacer sus deseos. Comenzó cuando una vez, al entrar al baño para ducharse, descubrió una pequeña prenda que no había manera que perteneciera a su abuela, esa mu