Me duele la cara, el cuero cabelludo y todo el cuerpo en general. En un inicio no pude darme cuenta de todos los daños que obtuve por la adrenalina y el enojo, pero ahora que estoy aquí sentada, es como si me hubiesen dado otra paliza. Lo único que me consuela es que las deje a las dos tiradas en el piso, una lloriqueando y la otra inmóvil, tano que por un momento me asusté de lo que pude haber hecho, pero todo paso cuando rodó en su lugar y empezó a quejarse. Sí, me duele todo el cuerpo, pero de alguna manera me las ingenié para ganarle a las dos, lo que me hace hinchar el pecho con orgullo. Me bajo del autobús ignorando por completo las miradas que me dirigen las personas más o menos desde que me monté, no los culpo, yo también tendría curiosidad sobe alguien montándose en un transpor