— ¿Por qué estas tan callada? —volteé a mirarlo sin saber que decir—. A mí también me duele tener a mi princesa tan lejos, pero es por su bien. Te prometo que pronto volverá con nosotros. Después de pasar un agradable día con mi hermana menor en donde fuimos de compras, al cine y a comer mientras nos contábamos todo lo nuevo en nuestras vidas, la ansiedad que tenía por saber que había en esa carpeta aumentaba, no fue hasta después que mi padre llegara por mí y estuviera un tiempo con Leandra que pude averiguar por fin que había. —Papá —susurré, no queriendo tocar el tema de Leandra por ahora—. Tú nunca me mentirías, ¿verdad? — ¿Por qué la pregunta? —Responde —insistí. —Nunca —confirmó seriamente—. ¿Por qué? — ¿Por qué te fuiste antes de que Luciano y yo naciéramos? —cuestioné rapi