—La viuda L o Fiorella, como muchos la conocen —sonrió abiertamente—. También necesitamos a los mejores francotiradores que tengan, dejo dicho que nada podía salir mal. ¿Era mi abuela? — ¿Fiorella Licciardi? —cuestioné entre dientes. —No sé su apellido, lo único que sé es que es el patriarca de los L—cerré mis ojos y suspiré lentamente. Fruncí mi ceño y empecé atar los cabos sueltos. Nuestro apellido era Licciardi, la letra L era nuestro sello. Mi abuelo había muerto hace mucho y mi abuela había quedado al mando de la familia. Patriarca. Fiorella. Lenard en la mafia. — ¿La has visto? ¿Sabes algo más de ella? —pregunté rápidamente, me obligué a calmarme para que no sospechara nada. —No, nunca —negó, alzando una ceja y viéndome fijamente—. Tiene hijos, ¿Sus nombres? Nadie l