Emma se sentía tan nerviosa que terminó clavándole las uñas a su padre en el brazo, su padre le dijo.
_ No tienes por qué estar tan nerviosa, solo mira a tu novio esperándote y olvídate de los demás.
Emma respiró profundamente y miro a Adrian, él estaba guapísimo, a Emma no le costó trabajo olvidarse de los demás, mientras caminaba hacia él sintió como que no existía nadie más en el mundo, que solo existían ellos dos.
Cuando su padre la entregó a Adrian le dijo.
_ Cuida bien de mi pequeña.
_ Así lo haré señor.
Emma sonrió y le susurró a Adrian.
_ Estás muy guapo.
Adrian acarició la mano de Emma y le susurró.
_ Tú estás preciosa.
Los dos se pusieron delante del juez, él dio un discurso hablando de la importancia y la responsabilidad que conllevaba el matrimonio, sobre los deberes
