A la mañana siguiente cuando Emma se despertó, se encontró rodeada por los brazos de Adrian, era un día normal como siempre, pero ella sintió algo diferente, ella se sintió a gusto y se acomodo entre sus brazos, el despertar acompañada.
Hace cuánto tiempo no despertaba de esta manera, pensó Emma. No solo era el sexo lo único bueno en su relación con Adrian, había algo más que había empezado a nacer, algo que no sabía explicar, pero lo que si sabía era que no quería que eso terminará.
Adrian se despertó, inconscientemente la abrazó aún más fuerte, pegando su cuerpo al de ella sin dejar ningún espacio, en esa mañana fresca de primavera ambos compartieron su calor, sin abrir los ojos aún medio dormido le preguntó.
_ ¿Qué hora es?
_ No lo sé pero debe de ser temprano mi alarma aún no ha s
