CAPÍTULO VEINTE
Remi contempló la píxide de marfil, sintiendo algo parecido al asombro. ¿Podría contener realmente el criptex?
Estaba en el espacio de exposiciones temporales del High Museum, en el primer piso, justo encima del vestíbulo. A su alrededor se encontraban algunas de las mayores obras de arte jamás realizadas en marfil. A su derecha estaba la diminuta Venus de Brassempouy, del tamaño de su pulgar y que, con 23.000 años de antigüedad, era una de las representaciones más antiguas de un rostro humano. A su izquierda había un colmillo entero de elefante del Congo del siglo XIX con escenas de caza y comercio talladas en bajorrelieve. Más allá se exhibían más tesoros de todas las partes del mundo y de todos los periodos de la historia.
Pero Remi solo tenía ojos para una vitrina.
