VamosNunca había escuchado un discurso tan motivador y me uní a los gritos del resto para expresar nuestro aprecio. Aclamamos a Alistair hasta que las vigas temblaron y abandonamos el salón para comenzar a reunir a los guerreros de Badenoch y a cualquiera que pudiésemos convencer de que venga con nosotros.
Todos teníamos ganas de pelear, por supuesto, y apenas noté a Lachlan cuando me dijo que el mensajero, el hombre que había informado a Alistair sobre la excomulgación, había sido arrojado de cabeza a la fosa de agua de Lochindorb. Asentí, aceptando un tanto distraído que esa era la única cosa posible que se podía hacer con un hombre así, y nos preparamos para la guerra.
—¡Fergus!— Escuché el nombre como si viniera de un largo túnel y casi no pude reconocer a la mujer que había hablado
