La unión volvió a aparecer y brillaba en todo su esplendor. Parecía que, cada vez que Dober acariciaba a Hiz, a la unión parecía agradarle. Fue bueno que el doctor Ramson llamara a aquella atadura que tenían de la misma forma que las culturas llamaban a las relaciones de pareja: unión. Ya que era algo que no podían terminar y era de por vida. Dober estimuló a Hiz hasta que la joven se retorcía de placer y dejó de concentrarse en la idea de estar los dos desnudos. De hecho, ella ya había comenzado a besarlo y gemía por el placer. Él había notado que sentía mucho más placer con Hiz a cuando tuvo sexo con otras mujeres. Imaginó que, aparte de estar enamoradísimo de ella, también estaba la unión que los comunicaba y parecía que por allí también se transmitía el placer. Era por esa misma