Capítulo 06. ¡Lo Odio!

1683 Words
—Hijo perdón, solo estoy algo confundida, es que Violeta me dijo que estaba enamorada de un m*****o de mi familia y que ese no es tu hermano entonces pensé en ti, sé que no debí, discúlpame mi amor —La loca esa de la novia de mi hermano se atrevió a comentar algo tan bajo, no lo puedo creer ¿sabes por qué no fui al compromiso de Andrés? —Me dijiste que tenías muchas tareas de la universidad que debes entregar mañana —Te mentí mamá, no fui a ese compromiso por esa mujer, no tengo nada que hacer en realidad solo me quedé escuchando música, prefiero eso a verle la hipocresía a Violeta, no la soporto —¿Por qué soy la única que no se dio cuenta a tiempo de lo mala que es esa niña? —Sabe jugar sus cartas porque hasta a mi hermano que es un zorro lo ha engañado, mira a ti te hizo creer que yo quizás la pretendía, yo solo espero que Andrés se dé cuenta a tiempo —¿Si tienes tantas dudas sobre esa mujer porque nunca le has contado a tu hermano? —Nunca lo haría, esa es su vida privada misma a la que yo no tengo ningún derecho de opinar, y aunque le diga él no la va a dejar y lo más probable es que me deje de hablar, tú más que nadie sabes madre el poder que tiene una mujer para convencer a un hombre —¿Cuándo creció tanto mi bebé? Sabes tantas cosas de la vida que yo a mis cuarenta y cuatro años no sé —Nada de eso madre, eres muy inteligente y astuta, solo que has preferido hacerle pensar a los demás que no lo eres, como a mí padre, por ejemplo —A tu padre más que a nadie en este mundo, sé que llegará mi momento, ya quiero ser libre hijo mío, no aguanto un día más vivir en esta pesadilla —Calma madre que saldremos de esta, la dictadura de mi padre pronto terminará, algún día él se va a rendir —Estoy muy cansada de todo esto, quiero ser feliz, lejos de tu padre, lejos de toda esta pesadilla —¿Por qué no te vas madre? Anda vete de aquí, toma tu pasaporte y vete a otro lugar, ya no tienes que cuidarnos, somos adultos, mi hermano y yo ya no necesitamos que nos cuides, anda madre vuela y empieza a vivir —Jamás podría abandonarlos, soy su madre y aunque tengan cincuenta años para mí siempre serán mis bebes, lo siento, pero no me iré —Madre ya papá no te puede amenazar con nosotros, no somos niños, es más, hasta podremos ir a visitarte a donde quiera que te vayas —No quiero discutir más del tema, no me iré y no se hablará más —Eres tan terca —Me vas a entender cuando seas padre, ese día sabrás que los hijos nunca en la vida se podrán dejar, son mi vida entera y si no los tengo me muero —Te amo mamá, eres la mejor madre del mundo, pero ya es hora de que pienses en ti, no quiero que sigas postergando tu felicidad Estoy sentada en la sala tomando un poco de té, y viendo un programa local en la televisión, mi concentración está centrada en lo que estoy viendo cuando de pronto suena mi teléfono Rin, Rin… ¿Quién será que me llama? Al mirar la pantalla me di cuenta que quien me llamaba era mi mejor amiga Manuela —Hola cariño —Tengo noticias importantes para ti —Anda cuéntame —¿Recuerdas que hace unos días me pediste información de la Violeta esa —Si ¿encontraste algo? —Mi equipo de investigación hizo un excelente trabajo, aunque lo que descubrí no es nada para alarmarse tanto, si es grave pero no para morir —Ya dime que descubriste —Esa niña proviene de una familia casi rica ¿Por qué casi rica? Bueno hace unos cuatro años sus padres perdieron toda su fortuna a causa de una mala inversión, el padre de Violeta es jugador compulsivo así que un día al señor le dio por apostar todo lo que tenía en sus cuentas bancarias con la esperanza de ganarlo al doble ¿y qué crees? Lo perdió todo y lo peor de todo esto es que tuvieron que hipotecar su casa para terminar de saldar esa deuda, al final tambien perdieron la casa porque no pudieron pagar la hipoteca, con lo poco que les quedó rentaron una casa pequeña y ahí viven desde entonces, la madre de Violeta, Violeta y su hermana menor —¿Y el padre que se hizo? —Ellas lo echaron a la calle, desde que este dejó de pagar sus gustos lo desecharon como basura —Triste historia, la verdad es que es un golpe fuerte perder todo de la nada ¿y eso como me servirá? —Hay amiga mía debes de juntarte más con mi persona —Es que no entiendo que haré con eso —Aún me falta historia —Te escucho —Después de unos meses la chica empezó a vestir ropa cara otra vez, a tener ropa de diseñador, zapatos de cinco mil euros, etc. Si me dices en que está metida te llevo a Venecia la próxima semana —Anda deja los rodeos y dime —Agua fiestas, está bien te diré, la niña pulcra y de buen ver ahora se dedica a engañar hombres mayores casados y millonarios, el último amorío que tuvo con unos de ellos fue hace como un año y no terminó nada bien —No puede ser, pero esa niña ha estado engañando a mi hijo desde un inicio, que maldita perra, pero me va a escuchar —No deberías enfrentarla sin pruebas, aunque las pruebas le servirán más a tu hijo, yo opino que no debes de meterte en esas cosas, al final las arpías salen ganando —¿Si te dieras cuenta que un maldito engaña a Sofía te quedarías quieta? —Por supuesto que no, esa niña es mi vida y no permitiría que alguien le dañe su corazoncito —¿Ahora me entiendes verdad? Por esas razones debo defender a mi hijo de esa perra mal nacida, aparte de que lo está engañando te puedo asegurar que solo lo está utilizando como cajero automático, y mi pobre hijo todo enamorado no lo puede ver —Ya cumplí con lo que me pediste, en tus manos está la decisión, sea lo que sea que elijas te apoyo y estaré para ti hasta el final, te quiero, me despido ya debo salir al aire y no te pierdas mi programa —Hasta luego amiga y gracias por todo Colgué la llamada y me quedé pensando en todo lo que había escuchado ¿Qué puedo hacer con esta información? Mientras estoy pensando mi querido y flamante esposo entró a la sala —Buenas tardes mi amor —¿Qué quieres? —Que mal que siempre estés a la defensiva yo que te quiero tanto —¿Me quieres? ¡Ja! No me hagas reír, habla rápido que tengo cosas importantes por hacer —Necesito que te vistas con ropa deportiva le prometí a Ronaldo que iríamos al club a jugar golf con unos futuros inversionistas —¿Iríamos? Creo que no escuché bien, perdón ¿puedes repetirme? —Escuchaste muy bien lo que dije, iremos al club como la pareja perfecta que somos —¿Hasta cuándo Henry ah? ¿Hasta cuándo seguiremos con este absurdo juego? Estoy harta de todo esto, ya no tienes con qué amenazarme mis hijos ya son adultos y ya nada me ata a ti, déjame en paz por favor —¿Es lo que crees? ¿Crees que no puedo amenazarte más? Si te atreves a dejarme te destruyo, te dejaré en la calle y haré que todo el ser vivo te desprecie —Que lastima me das, que pena que después de tantos años de alegrías y felicidad me salgas con estas cosas, yo sé que no me amas, que no sientes nada por mí y que quizás nunca lo sentiste, pero por compasión déjame libre, no quiero tu dinero, no quiero tus propiedades, solo quiero vivir en paz los años que me restan La cara de Henry había cambiado, sus expresiones eran como de alguien que casi toma el camino del arrepentimiento —Vístete y nos vemos en diez minutos en el auto Me quedé sentada un momento más antes de levantarme del sofá, al poquito tiempo reaccioné y para llevar las fiestas en paz me levanté y me fui a cambiar de ropa. Bajé las escaleras despacio y caminé hasta la parte de afuera de la casa ahí se encontraba Henry como me había dicho antes, estaba en el auto esperando por mí, abrí la puerta y me subí al auto en un total silencio —Cuando haces lo que te digo las cosas salen muy bien, sin discusiones ni problemas, solo espero que te comportes como una mujer feliz en su matrimonio, no quiero preguntas indiscretas —¿Que más solicitará el señor? ¿Quieres que agarre tu mano? O mejor aún, que te bese delante de los hipócritas de tus amigos, tú decides —No suena nada mal, un beso me parece muy bien ¿recuerdas la última vez que nos besamos? —No y no me interesa recordar —Pues yo si la recuerdo, como pasa el tiempo, hace más de diez años que no pruebo tus labios y por cierto besabas exquisito, extraño esos días —Eres un maldito imbécil, sínico y sin escrúpulos, que manera de arruinarme el día, eres un experto en sacarme de mi lugar —Gracias por tantos halagos, ah mira ya llegamos Entramos al club y estacionamos el auto, Henry tomó sus palos de golf y fuimos al encuentro de los demás El único que estaba en el campo era Ronaldo
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