Capítulo 15. La mejor noche de mi vida

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Las horas habían pasado y ya había oscurecido, así que decidí levantarme del sofá y caminar hasta Eduardo pero algo extraño está pasándome, siento que todo gira a mi alrededor, ¡estoy ebria! —Señora Mayo ¿está bien? —Si, no se preocupe señora Violeta, estoy en perfecto estado La miré y reí como una loca desquiciada. Seguí caminando hasta donde se encontraba Eduardo este estaba muy concentrado en su conversación —Oye Eduardo, Eduardo, Eduardito… Ja, ja, ja… —Señora bonita ¿acaso está usted ebria? —No estoy en embriaguez, solo estoy feliz, enamorada de la vida —Ya entendí, ande vamos a la cabaña ya es hora de irnos, si usted toma un sorbo más creo que perderá el conocimiento Señores fue un placer compartir una vez mas con ustedes, la señora Mayo y yo nos tenemos que retirar ¡Buenas noches para los dos! Mayo vuelve pronto, fue un placer conocerla, es usted muy agradable —Gracias a ustedes por recibirme, creo que me quedaré a tomarme un traguito más ¿podemos quedarnos Eduardo? —Lo siento pero no nos podemos quedar, otro día volvemos, anda vamos Es increíble como Mayo se había casi quedado dormida mientras caminábamos al auto, se ve tan hermosa así toda despeinada y fuera de su zona de confort Al llegar al auto la subí al asiento del copiloto, puse su cinturón y cuando salía ella me tomó de los cachetes, me miró fijamente y sonrió —Eres hermoso querido Eduardo —Usted también lo es señora bonita Sus manos cayeron y sus ojos se cerraron por completo. Empecé a conducir hasta nuestro pueblo y mientras iba en la carretera la miraba y no podía creer que alguien tan hermosa como ella, delicada y especial está en mi auto, a mi lado El tiempo pasó y llegamos a la cabaña, estacioné el coche he intenté bajar a Mayo, en el trayecto la señora bonita despertó —¿ Ya llegamos? —Si señora Mayo, hemos llegado a casa —No quiero ir a mi casa, quiero ir a la cabaña, tomar una copa de vino y comer queso danés debajo del árbol de granadas —Cuando me referí a casa quise decir que llegamos a la cabaña y creo que alguien aquí está aún muy ebria —¿ Ebria yo? Mira como hago el cuatro en una sola pierna Mayo se soltó de mi brazo he intentó pararse en una sola pierna y casi cae al suelo —cuidado y te caes La sostuve y nuestros labios quedaron juntos he inmediatamente me hice a un lado —Lo siento Mayo, disculpa —No hay problemas Eduardo, ya tengo sueño, por favor llévame a mi habitación porque yo no creo poder caminar hasta allá Asentí con la cabeza y la llevé hasta su habitación, abrí la puerta, le quité los zapatos y la recosté en su cama cubriéndola con la cobija, apague la luz y cerré la puerta, creo que yo también debo irme a dormir estoy muy exhausto. Al abrir mis ojos sentía que mi cabeza iba a explotar, tenía náuseas y un malestar horrible, me levante de la cama y caminé hasta el baño, me senté al lado del escusado y vomité todo el alcohol qué había tomado la noche anterior, me siento muy mal, no volveré a tomar más esto no se hizo para mi. Mientras tenía una sección de arrepentimiento conmigo misma alguien tocó a mi puerta Toc, Toc… Ya voy Toc, Toc… Que ya voy carajos —Oh, eres tú, disculpa es que cuando algo suena fuerte siento que mi cabeza explotará —Buenos días señora bonita y eso que tienes se llama resaca, es que anoche usted se tomó hasta el agua de los floreros —Tú eres el culpable —¿ Yo? —Si, no debiste dejarme tomar así —Intenté pararte y no pude, tienes una fuerza de voluntad increíble —Que vergüenza contigo Eduardo, de verdad lo siento por haberte causado tantos problemas el día de ayer —No es nada, al contrario, yo debería de agradecerle por haberme hecho feliz el día de ayer, disfruté mucho de su compañía y los del pueblo también y no se preocupe por esa resaca que le acabo de preparar algo que la dejará como nueva —Me impresionas cada día más, eres un ser completo y sin desperdicios, dame unos minutos me baño y bajo a tomar lo que me preparaste —De acuerdo Mayo, te espero abajo Cerré la puerta y me recosté de ella unos segundos, el día de hoy Eduardo se ve más hermoso que ayer ¿será que sigo ebria? “Tierra llamando a Mayo” ¿en que cabeza cae qué ese hombre tan distinto a mi podría corresponderme algún día? Ya baja de las nubes Mayo qué eres una señora de cuarenta y tantos, con canas, arrugas y unos hijos ya muy adultos Dejé de pensar en tonterías y me fui a la ducha. Ya vestida y lista para bajar abrí la puerta y para mi sorpresa detrás de la puerta se encontraba una visita no muy grata para mi gusto —¿ Que estas haciendo aquí? —¿ Pensaste que no podría venir hasta aquí? —Responde la pregunta Stiletto —Ahora solo soy un apellido, que descaro Mayo ¿se te olvida que eres una mujer casada? —Separada que es distinto —Tuve que venir hasta aquí para que así me puedas atender, has estado ignorando mis llamadas y mensajes desde hace unos días, no regresaste a casa con el chófer que te envié ¿crees que te mandas sola? —Creo que te estas equivocando, no soy tu mujer, mucho menos tu esclava, creo que soy lo suficientemente grande para decidir cuando irme de un lugar, que te quede claro Stiletto no seguiré viviendo bajo tu yugo, esto se acabó —Esto se termina cuando yo lo diga ¿y que crees mi amor? Aun no me decido —Hay que ver que nunca vas a cambiar, seguirás siendo la basura que siempre has sido, entiende que no soy de tu propiedad ya déjame en paz maldición, lárgate ahora o llamaré a la policía —¿ Y que le vas a decir? Que el mayor inversionista de este mugroso pueblo te quiere llevar a las fuerzas, no me hagas reír, vienes conmigo ahora o sabrás de lo que soy capaz
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