Capítulo 20. La decisión de dejarte

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Me bajé del auto y me sentí muy mal por como terminamos la conversación, en cierto punto Eduardo tiene razón de sentirse así, usado, creo que él para mi fue un paño de lágrima en mi momento mas amargo pero no quiero seguir sintiendo esto porque también lo consideré el mejor momento de mi vida. Mientras me alejaba de su auto deseaba con todas mis fuerzas devolverme y decirle a ese hombre maravilloso lo mucho que me gusta, lo que me hace sentir cuando estoy a su lado y la paz interior qué me transmite Entré al restaurante y allí se encontraba un joven muy apuesto, alto y muy risueño, Nancy no la estaba pasando nada mal —Buenas noches, tú debes de ser Mark —Buenas noches y usted debe de ser Mayo, la señora bonita de quien mi padre habla tanto —Si esa soy yo, espero que diga cosas lindas y agradables de mi —Descuide que usted es el pan de todos los días en boca de mi padre, me llamaba todos los días en las mañanas después de él preguntar por mi bienestar empezaba hablarme de usted, siento que la conozco de años —Me apena escuchar tal cosa, pero eres tú un joven muy amable y educado —Soy hoy ese hombre que describe gracias a mi padre, que me ayudó a crecer con buenos valores y respeto a los demás, por eso aprovecho el momento para pedirle de favor que no vaya a herir a mi padre, él solo se ha enamorado una vez en la vida por lo que no quiero que lo lastimen, ese hombre tiene el mejor de los sentimientos si usted cree que no le va a corresponder es mejor que se lo diga con tiempo antes que papá se enamore mucho más de usted Me quedé pasmada con todo lo que me dijo Mark y es que no sé si fue una advertencia, o aclaratoria pero me parece muy educado y maduro —Y bien señoras, me despido espero que sigan pasando una hermosa velada debo irme mi padre me espera, un placer nuevamente señora Mayo y espero volver a verla —Hasta luego Mark Me quedé observándolo hasta que salió del restaurante, me senté y mis ojos se tornaron llorosos —¿Está usted bien señora? —No Nancy, nunca pensé encontrarme con Eduardo en tan poco tiempo creo que fui muy dura con él, preferí romper su corazón ahora que aún no somos nada a romperlo mas adelante, me siento como una porquería si hubieses visto su cara, su rostro cambió tan drásticamente que me hizo sentir mal, lo mejor es que se olvide de mi yo no soy la mujer que lo puede hacer feliz —¿Ya terminó de auto compadecerse de usted misma? Ya deje de pensar que no puede ser feliz con alguien más, deje de creer que por haberse casado con un desgraciado mal agradecido usted no tiene el derecho de volver a amar a alguien de verdad, no la estoy empujando a los brazos de Eduardo, solo le digo que ya sea con él o con cualquier hombre que la quiera amar bonito debe dejar que la quieran, permítase ser feliz por primera vez en la vida —¡ Ay Nancy! Me estoy volviendo loca, gracias por intentar hacerme sentir mejor, ya debemos irnos o Henry también vendrá hasta aquí y no será para cenar —Vamos señora, piense lo que le acabo de decir por favor Asentí con la cabeza y caminamos hasta la salida, la abracé y me sentí orgullosa de tener a alguien como ella en mi vida, en todos estos años se ha convertido en una segunda madre para mi Mientras iba de camino pensé por un instante en los niños huérfanos y antes de llegar a la casa hice una muy buena donación para que esos niños tengan un granito de esperanza. Unas horas más tarde estacionamos el auto y nos bajamos, estábamos tomando las cosas que habíamos comprado en el día para entrar a la casa cuando a lo lejos escuché la voz de mi flamante esposo ¡ Muy bonito señoras! —Perdón ¿Me hablas a mi? —Con quien más estaría hablando si no es contigo Mayo, usted Nancy espéreme en el estudio hablaremos cuando entre —Disculpa querido tú y Nancy no tienen nada de que hablar, cualquier cosa que tengas que expresar lo haces conmigo —Este no es tu asunto Mayo —Si lo es, porque no dejaré que hagas lo que se te antoje con Nancy —Señora tranquila no pasa nada, señor Henry lo espero dentro, descuide señora todo estará bien Nancy me miró y guiñó su ojo derecho como indicándome qué todo estará bien, es que de verdad me gustaría tener la seguridad de esa mujer —Tú y yo tenemos que hablar mujer —Adelante te escucho —¿Quién te dio permiso de usar la tarjeta especial? Lo que gastaste el día de hoy está fuera de control Cincuenta mil euros, estás demente maldita loca, qué no sabes que esa tarjeta es solo para emergencias de mi compañía, dámela ahora mismo —¿ Terminaste? —Hablo enserio Mayo —Déjame aclararte una cosa Henry, esa compañía de la que tanto presumes también es mía por lo que el dinero que genera es mío ¿qué te has llegado a creer? Tengo el mismo derecho qué tú de gastar el dinero a mi antojo, ah, que no se te olvide que nunca te reclamé por haberle comprado apartamento a tu bastarda y a su madre, no te equivoques Stiletto la Mayo sumisa y cuidadosa con tus finanzas se terminó, por cierto no fueron cincuenta mil euros, fueron ochenta y cinco mil euros con diez centavos y no creas que todo lo gastado solo fue en ropa y zapatos, me tomé el atrevimiento de donar parte del dinero a la fundación para niños huérfanos patrocinada por uno de tus socios, si quieres le puedes llamar y pedirle que te devuelva el dinero, me retiro estoy muy agotada. Le di la espalda a Henry, caminé despacio esperando una respuesta pero no la hubo, es sorprendente como las palabras dichas con seguridad causan efecto.
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