Lagunas Esmeralda

3383 Words
PRIMERA PARTE "ALGUIEN" Presente Ocho meses después... Me puse ropa interior ajustada. Boxer de color gris con puntos blancos que hacían destacar bien la curva de mis pompas. Aun había gotas que escurrían por mi rostro y la ducha fue realmente relajante. ¡Agua bien caliente para se me queme la lujuria! Frente al espejo el vapor se impregnaba de forma sutil, mi reflejo estaba borroso y yo no quería verme a detalle. ¡Hoy no me sentía con ganas! Pero aun así tuve que obligarme para estar a tiempo. Maduro de buen ver: Te veo en el lugar de siempre. Esta vez quiero que vayas vestido de forma elegante. Bueno, tu siempre estas delicioso con todo lo que te pongas. Iremos a una fiesta de unos amigos de la compañía, espero poder obtener un poco de ti en la noche. Ànge18: Gracias por el dato. Serian $2,500 por todo el servicio. Mi boxer espera a que tú me lo arranques. Maduro de buen ver: No importa el precio, tú lo vales. ¡Ya quiero comerte! ¿Comerme? ¿En qué momento permití que personas como Maduro de buen ver me hicieran perder el pudor? ¡Me convertía en la cena de hombres calientes! Eran las ocho de la noche cuando llegue al lugar de encuentro. Me recargue contra un poste de luz y en mis auriculares sonaba Moon Phases de Daniel Felipe. El tono de la música me hizo olvidar la excusa que le había dado a mi madre para que me dejara salir del comedor y así poder escaparme por la ventana de mi habitación. Le dije que me iría a dormir temprano cuando la realidad era que yo estaría esta noche en servicio de escort. ¿Cómo así? Vestido con pantalón y traje negros, camisa blanca y mi típica corbata con rayas grises y rojas. ¡Ese era mi uniforme para ir a fiestas de gala! Solo me bastaba con quitarme los anteojos para parecer un poco más candente y por alguna extraña razón sentía que sin mis anteojos nadie podría reconocerme. ¡Ahora estaba en mi faceta de chico de la noche! Me puse un poco de perfume y comencé a girar sosteniéndome del poste de luz. La canción estaba terminado cuando las luces de su auto me iluminaron por completo, mi celular vibro, era una notificación de depósito bancario. $4,000.00. Apague la música, me solté del poste y camine hasta la puerta del copiloto y entre. — ¡Buenas noches! ¿Te da gusto verme? —le pregunté. Decidí ser siempre directo en mi trato con mis clientes. ¡La profesionalidad ante todo! Y si, no me importaba en lo más mínimo la edad o la apariencia física del cliente, todo esto lo hacía por la plata. Maduro de buen ver tenia treinta y ocho años. ¿Y yo? Pues veras, yo tengo dieciocho. Él era alto, rostro con barba abundante y una mirada bastante posesiva. ¡Al verme se le antojo quitarse las ganas conmigo! — ¡Me da gusto tenerte a mi lado! Me miro directamente a los ojos, la oscuridad hizo que su mano se posicionara en mi entrepierna. ¿Cómo reaccione yo? Acerque mi boca a su oído y suavemente hice que mis dientes mordieran la carne de su lóbulo. —Sé que te da gusto verme esta noche. Tu pago tan generoso me lo confirma. Sus ojos eran tan posesivos, llenos de deseo y perversión. ¿Qué hombre maduro contrata a un chico para que sea su acompañante en una fiesta con amigos del trabajo? Solo un hombre que fingía ante la sociedad ser cien por ciento heterosexual mientras se tiraba a jovencitos de mi edad todas las noches. ¡Pura apariencia que se rompía con la confianza de sus amigos más cercanos! — ¿Puedo hacerte mío esta noche? Era obvio que cuando un cliente pagaba más de la cuota acordada era porque había una necesidad que satisfacer. ¡Una necesidad de apagar el fuego! No solo se trataba de una simple fiesta con los amigos de su trabajo, también era un poco de placer lo que yo tendría que brindar a mi cliente y en parte era mi culpa por andar ofreciendo mi boxer ajustado. ¡Pero la necesidad de obtener dinero era más fuerte que cualquier otra cosa! Su mano comenzó a resbalar por la tela de mi pantalón. Resulto que durante todo el camino su mano derecha se posaba sobre mi rodilla y subía y bajaba en mi entrepierna. ¿Cómo me hacía sentir aquello? Creo que en esos momentos lo que menos importaba era como me sentía, porque al final yo estaba dispuesto a hacer no porque me gustara que un hombre me estuviera manoseando. Todo esto era por el bienestar de mi familia. ¡Poder pagar nuestros gastos y sobrevivir! ¿Y dónde deje mi inocencia? Llegamos a un lugar muy lujoso, parecía uno de esos clubes nocturnos a los que la gente rica solía asistir. Bajamos del auto color rojo, el valet parking se encargó de estacionar el carro y nosotros entramos. Su brazo derecho subió hasta mi cuello y su calor me cobijo de forma extraña. La música estaba sonando y en la pista de baile había varias parejas bailando al ritmo de Bad Bunny. —Uno de mis amigos acaba de iniciar su noviazgo con una chica rica, así que prácticamente estaremos festejando todo eso. En nuestro caso te presentare como mi aprendiz del trabajo. Era obvio que un hombre como él quisiera mantener su postura heterosexual ante sus amigos, aunque por un momento pensé que sus amigos ya sabían sobre sus gustos peculiares. ¡Niños de azúcar desnuda! ¿Un hetero que disfruta de la compañía de chicos menores, realmente es hetero? — ¡Claro! Sin problema. Asintió. —Ya conoces la señal para irnos a coger. —Tu mano discreta apretando mi culo. Me pagaban dinero por ser su compañía durante la noche, gracias a esa aplicación pude salir del agujero en el que nos habíamos sumido. Aunque más bien yo mismo estaba cavando un agujero todavía aún más profundo y parecía no darme cuenta de ello. ¡El sexo me estaba dando la oportunidad de volver a ese lugar donde deje mi sueño! — ¡Ya tengo ganas de…! Era un grupo de diez personas que estaban rodeando una mesa amplia en uno de los costados del lugar, las luces neón y las copas de alcohol daban mucha euforia al momento. ¿Yo bebía? No realmente, solo muy poco. O bueno, si bebía pero solo lo necesario. ¡La regla era no terminar borracho! Aunque esta noche descubrí que había una pastilla que adulteraba mi bebida. ¡Que canijo! Seguramente Maduro de buen ver quería hacer cosas bastante crueles conmigo. Tuve que tirar la bebida a propósito por debajo de la mesa cuando nadie se daba cuenta y como todos parecían estar muy emocionados con la recién nueva pareja pues todo mi movimiento era demasiado fácil. — ¿Y cómo es que te llamas? —me pregunto un chico que estaba sentado a mi lado derecho. —Me llamo Ángel. ¿Y tú? ¡Mentí con lo de mi nombre! Sus labios se humedecieron con un poco de vodka color azul. —Es un lindo nombre. Yo me llamo David. ¿Un lindo nombre? ¿Eso que significaba? — ¡Un gusto en conocerte David! — ¿Te gusta bailar? Su pregunta hizo que Maduro de buen ver pusiera su mano por debajo de la mesa sobre la profundidad de mi entrepierna, el corazón comenzó a latirme muy rápidamente. ¡Estaba celoso! ¿Me haría la señal? —Sí, me gusta. — ¿Quieres ir conmigo a la pista? ¿Dos hombres bailando? ¡Este oficio siempre me sorprendía con ago nuevo! Todos parecían apoyarnos, porque resulta que ahora más que nunca el mundo se ha vuelto más liberal a pleno apogeo. ¡Que los tiempos habían cambiado y que solo se debía disfrutar! ¡Así era! — ¡Esta bien! Puse mi mano sobre la mano de Maduro de buen ver y la apreté más a mí durante unos breves segundos. Me puse de pie y le susurré al oído. —Espero que esto te pueda prender. ¿Me quieres esta noche? — ¡Te deseo más que nunca! Era hora de iniciar con el servicio Premium de mi faceta de escort. Yonaguni empezó a sonar, caminamos a la pista y todo sucedió. Chico vestido con traje y saco perreando en una pista que se iluminaba cada vez que mi cadera se meneaba al ritmo de la música. David tenía la camisa húmeda debido a que estaba demasiado borracho y el alcohol le escurría por la tela de la ropa. Piernas firmes, suavidad en la pelvis, dentro y pa´ fuera, me quite el saco y me deje llevar. Perreito delicioso, me gustaba como esta música me hacía sentir porque aun con una mínima pizca de alcohol en mi cuerpo la euforia coronaba en mi alma. — ¿Te puedo perrear? —me pregunto David. Maduro de buen ver estaba muy atento a mis movimientos y la lujuria en sus ojos dominaba en su interior. No tuve duda alguna y me acerque al cuerpo de David, ahora si estábamos bailado de forma sensual y todo a nuestro alrededor se trataba de eso porque muchas miradas se clavaron en nosotros. Vi que algunos grababan videos por el espectáculo, literalmente la pista nos pertenecía y allí se me olvidaron mis principios. Sus manos sobre mi cadera, mi pantalón me quedaba ajustado y el don (si es que así se le puede llamar) de mover el culo me hizo desahogarme perreando. — ¿Tendrías sexo conmigo? Se ve que te mueves más que súper bien en la cama. Sonreí. Sus labios cercanos a mi oído me hicieron estremecer. ¿Qué estaba pasando conmigo? — ¿De verdad? — ¡Neta! Se me antojo. ¿Ves? Con sus ojos hizo un gesto para que yo pudiera mirar su erección marcada en su pantalón. —Lo tendría contigo, pero hoy no. — ¿Por qué no? — Porque esta noche ya tengo planes con alguien más. Enarco sus cejas, sentí su dureza contras mí. Sus manos se posaron sobre mis caderas, su pelvis se impactaba con la tela de mi pantalón y mi trasero le pertenecía con esta música que prendía lo más íntimo de nosotros. ¿Yo me prendía? Todo se trataba de fingir, de complacer y de joder. —Tengo un poco de cuatro veinte —susurro a mi oído. —Úsalo con alguien más. — ¡Lo quiero usar contigo! Anda. No seas así conmigo, nos llevaremos muy bien y lo disfrutaras. ¿Disfrutar del sexo cuando estas más que perdido entre droga y droga? Nunca me había drogado con algo como el cuatro veinte. —Me temo que no David. ¡Necesito ir al sanitario! Me aleje de él. —Voy contigo. —No, tu solo vuelve a la mesa. —Pero es que... —Te veo en unos segundos. ¿En qué momento el baile se había convertido en una forma tan incómoda de acosar a alguien? ¡Todo era culpa mía! Nadie me obligo a convertirme en escort y estos eran los resultados. ¡Era la puta de medio mundo! Orine un poco, aunque era cierto que yo no solía beberme el alcohol que me ofrecían, esta noche fue diferente. Bebí un poco de la copa de Maduro de buen ver y creo que los resultados fueron más de los esperados. Probablemente él también tenía adulterada su bebida. Me dolía un poco la cabeza y sentía todo tambalearse a mí alrededor. Algo malo iba a pasar. ¡Era momento de huir de esta situación! Me enjuague la cara. Se supone que este uniforme de escort era para aparentar que veníamos terminado de una jornada laboral intensa y al final termine mostrando que los chicos también pueden perrear entre ellos. Un chico entro al sanitario, vi su silueta a través del espejo, entró a uno de los cubículos y yo use un poco de toallas de papel para secar mi rostro. La música seguía rezumbando en mis oídos. — ¡Aquí estas! —la voz de David se hizo presente como un escándalo indeseable. — Me podrías dejar en paz por algunos segundos. Te dije que necesitaba venir al sanitario. — ¿Y el sexo? — ¡Yo no pienso tener sexo contigo! — ¡Anda! —No David, yo no quiero… —Entonces chúpamela. Su rostro se prendió de curiosidad a lujuria. — ¿Crees que no sé qué tu eres un escort? Su pregunta me hizo sorprender. — ¿Y que si lo soy? Eso no significa que yo me voy a acostar con cualquier idiota caliente. Dejo escapar un suspiro, su aliento me retumbo en el rostro y todo se trataba de alcohol. Comenzó a acorralarme contra los lavabos. —Mi amigo te ha pagado una cantidad de dinero esta noche porque el plan es hacer un trio. ¡Así que serás mío quieras o no! ¿Un trio? Una cosa era haber aceptado ser la compañía de un maduro solterón y otra cosa es que estos dos tipos hubieran confabulado un plan para obtener placer de forma fácil. ¡Esto no estaba en mi plan de la noche! A lo largo de todo este tiempo los tríos no me han llamado la atención. Mi corazón comenzó a acelerarse, el miedo se extendió por mi cuerpo y tuve que obligarme a usar todas las fuerzas que me quedaban para poder salir de esta. ¡Lo empuje con todo, pero no logre alejarlo lo demasiado! — ¡Yo no me acostare contigo! La fuerza de este hombre era demasiada en comparación con la mía, no se le dificulto querer besarme el cuello y pegarme a su cuerpo. Sus manos irrumpieron debajo de mi camisa y la frialdad del azulejo me hizo estremecer. ¿Qué pasaría conmigo? Ahora mismo todo parecía ser incontrolable a mis manos, mi fuerza no fue suficiente y me dio un golpe en la mejilla accidentalmente. — ¡Suéltame por favor! Y de pronto él intervino en la situación. Salió del cubículo a toda velocidad y me separo de David. — ¡Hey! Te dijo que lo dejes en paz. — ¡Tú que te metes! Este asunto es entre él y yo. Deberías meterte en tus propios asuntos si no quieres que te parta la cara. —Atrévete y veras. David quiso aparentar fortaleza y presunción con su técnica de ataque pero resulto ser el bato humillado. Mi defensor le dio un golpe en la cara, una patada en el pecho y David termino tirado en el suelo noqueado por el alcohol que había consumido y la fuerza de este chico. — ¿Te encuentras bien? —Si, yo… ¡Gracias por…! —En ese instante la forma en que sus ojos me miraban me trajo muchos recuerdos. ¡No lo podía creer! Él estaba aquí después de tanto tiempo. Mi corazón comenzó a bombear más rápido que antes y esta vez no era por miedo, mis latidos tenían su nombre escrito. ¿Cómo podría haberlo olvidado? Habían pasado algunos años y a mi parecer eran como siglos porque su ausencia me hizo mucho daño en aquellos días. ¡Ahora había vuelto! —Sí, muchas gracias por... Su mano subió hasta mi mejilla, me quede callado y su pulgar acaricio aquella parte que me dolía. ¿Un moretón? Me gustaba esa sensación de dolor, pero lo que más me gustaba era sentir que su mano me estaba tocando en lo más doloroso de mí en ese momento. ¡Tuve que obligarme a no derretirme ante él! —Tienes un moretón en el rostro, se quitara en un par de días. ¿Vienes con alguien más aparte de este chico? Supe que tal vez no me había reconocido por que justo en este momento no traía mis anteojos. Me quede en shock por algunos segundos y mi respiración comenzaba a estabilizarse. —No, estoy solo. Asintió. —Entonces salgamos de aquí. No fue difícil escabullirme hasta la puerta de salida. Maduro de buen ver estaba bien borracho y en la pista de baile estaba bailando como loco. ¿Se habrá olvidado de su calentura? Lo más probable es que sí. Afuera del club hacia un poco de frio, agradecí mucho haber traído el saco, estaba un poco manchado de alcohol pero al menos me cubría del frio. Nos quedamos justo frente a la avenida mirando como los autos viajaban hacia sus destinos y yo no podía asimilar que él estuviera de regreso. ¿Este era el momento de decirle adiós? ¿Debería revelar mi identidad? De cierto modo me daba pena decirle que era yo, no quería que sintiera lastima o peor aún, podría burlarse de mí. ¡Mi corazón se estaba derritiendo por dentro! —Yo... —Este... Ambos nos miramos por algunos segundos y la sorpresa aumento cuando hablamos al mismo tiempo. —Tú primero —me dijo él. Asentí. —Solo quería darte las gracias por salvarme de esa situación. La neta es que ese tipo si hubiese terminado violándome de no ser por ti. —Pues lo bueno fue que aparecí en el momento indicado. —Sí, la neta sí. Silencio de algunos segundos. El valet parking trajo un vehículo de color n***o brillante, parecía ser de un modelo bastante reciente. — ¿Quieres que te lleve a tu casa? Su pregunta me hizo sudar. ¿De verdad estaba pasando esto? Tragué un poco de saliva. —Prometo que no haré nada indebido contigo. Yo no soy así —dijo con una mirada llena de ternura. ¿Ternura? A mi él siempre me pareció de lo más tierno. Gerardo era un tipo alto, robusto y fuerte. Su rostro era de tez blanca, sus labios bien dibujados a detalle de color rosado intenso y sus ojos, aquellos mares de color esmeralda que incitaban a querer naufragar con alguien como él. ¡Gerardo estaba aquí y yo babeaba por dentro! —Yo sé que no harías nada indebido, pero no te preocupes por mí. Ya hiciste demasiado y creo que lo mejor sería que tú volvieras a casa. Me lanzo una mirada neutra. — ¡Mmmmm! ¿Seguro que no quieres que te lleve a casa? De verdad no es molestia. Sonreí. — ¡Gracias! Pero así está bien. Fue en ese momento que mi corazón comenzaba a doler porque yo estaba rechazando a mi crush de toda la vida. ¿Por qué me pasaban estas cosas a mí? —Bueno. ¡Cuídate mucho! Trata de evitar juntarte con tipos como él. Asentí. —Sí, lo tendré en cuenta. ¡Que tengas buena noche! Y sin esperar una respuesta me gire a toda velocidad para empezar a caminar a la parada de autobús, conecte los audífonos a mi celular y subí el volumen a Saw Your Face de Daniel Felipe. ¡Me gustaba el tono! El colmo más grande es que Gerardo (mi crush de toda la vida) vive en la misma zona que yo, como a dos cuadras de distancia. El tono de la canción no me ayudo a ver que esto era real, de momento creí que estaba en un sueño. ¡Como sea! Aun así creo que el dejarlo ir fue lo correcto. Me detuve en la esquina de la cuadra porque el semáforo aun no permitía el paso a los peatones. Sin esperar su gesto, me sujetó de la mano y me gire a mirarle. ¡Lagunas esmeralda! Me quite los audífonos por unos segundos. — ¿Puedo saber tu nombre? ¡Joder! Ahora sí que estaba en problemas. ¿Me reconocería esta vez? ¿Qué pensaría de mí? Pensé en la posibilidad de que tal vez yo no era el único Jamie en el universo, así que después de darle un suspiro a la situación me anime a hablar. —Me llamo Jamie. Sus labios se curvaron en una sonrisa. — ¡Un gusto Jamie! Yo soy Gerardo. Espero poder volver a verte. ¡Si ya lo sabía, el gusto siempre fue mío querido chico de lagunas esmeralda!
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