Lacey se despertó en la enfermería del castillo y Julien estaba sentado en una silla a su lado, sosteniendo su mano. —Julien.... —Lacey... —Él levantó su mano hasta su mejilla con lágrimas en los ojos—. Lacey, ¿por qué no corriste cuando atacaron? Ella suspiró, tratando de sentarse, pero le dolía mucho la cabeza. Así que se dio por vencida y volvió a acostarse. —Tenía que proteger a mis jóvenes guerreros. —Ella negó con la cabeza ante el recuerdo—. No estaba dispuesto a dejarlos solos para luchar contra guerreros experimentados. Así que los envié. —Ella no le dijo que Koi no iría. —Excepto por Koi —respondió Julien, expresando lo que estaba pensando. Bueno, tanto por mantener al chico a salvo. —Él no quería dejarme... —Ahora, Reina Alfa, sabes lo que es cuando alguien no obedece tus ó