Una sonrisa retorcida se dibujo en su rostro, un fuego infernal y abrazador se reflejo en sus ojos violáceos, acababa de ocurrir, lo habían separado una vez mas de su hermana gemela, esta vez, arrebatándole lo único que tenia para seguir teniendo un cierto control sobre ella, sus sueños, aquellos donde la tomaba una y otra vez, donde, sin descanso, la hacía suya, el único lugar donde nadie podría interponerse, no tenia idea de donde se encontraban Amelia y el heredero Artigas, tan solo sabia que era un lugar demasiado lejano, y, al parecer, no habían ido a donde sea que fuese que estaban por mera casualidad, había alguien más, alguien poderoso, pudo sentir aquella abrumadora presencia de naturaleza similar a la suya y al mismo tiempo muy distinta, durante algunos breves instantes antes de