La noche había llegado, la luna de sangre se hallaba cada vez más cercana, Caleb meditaba sintiendo a Amelia entre sus brazos, había estado actuando de manera extraña, aunque, sabiendo bien lo que estaba ocurriendo con ella y Arlen, entendía un poco de aquello, el cuerpo de su amada respondía al llamado de su gemelo, sus instintos dormidos respondían a aquel que era su supuesto destinado, pero, cierto era, que la ultima palabra aun no estaba dicha, y el, no permitiría que nadie le arrebatara a la mujer que amaba tanto. Dejándola dormida, Caleb dirigió sus pasos hasta el estudio de su padre, había algo de lo que tenían que hablar, y su progenitor, siendo un libro antiguo como era, quizás tendría una respuesta para todo aquello que lo estaba aquejando, tocando la puerta de roble de aquel e